Fué sin querer...

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POV. Calle
Era un día como cualquier otro en mi trabajo, de repente llegó un señor supongo que con sus dos hijas, una de unos 20 años y otra un poco más pequeña, por casualidad y cuestiones de organización me tocó atender justamente su mesa, tome su orden y en lo que se preparaban sus alimentos yo estuve situada a uno de los costados del restaurant, notaba que la chica mayor me observaba demasiado, me mandaron llamar para ir por los alimentos, la puerta de la cocina estaba de un lado de un pasillo y del otro lado estaban ubicados los sanitarios tanto de los hombres como de las chicas, llevaba una charola con los alimentos de el señor y sus hijas, al salir yo iba súper distraída como de costumbre, cuando en menos de un segundo ya me encontraba tirada en el piso encima de la mayor de las chicas, la cual tenía la mayoría de los alimentos encima de ella; observe que no se podía mover, por lo tanto la ayude a pararse, fue imposible a lo que procedieron a llamar a una ambulancia, como no podía faltar me llevé un gran regaño de parte del jefe, llegaron al acuerdo de que con mi sueldo tenía que pagar los gastos del hospital y aparte tenía que ir a ayudarles con ella en los momentos en los que no esté su padre.
Al día siguiente fui a verla al hospital para ver si necesitaba algo, me dieron el diagnóstico y resultó con la muñeca izquierda fracturada, un esguince en la pierna izquierda y unas pequeñas heridas; entre a su habitación y estaba dormida, al cerrarse la puerta emitió un ruido algo fuerte y provocó que se despertara, me observo y solo sonrió...
-Heyyy, ¿Cómo sigues?
Pregunté con pena
-Hola, ya me siento algo mejor, aunque con un poco de dolor aún, según los doctores mañana ya me dan de alta.
Contestó ella
-Me alegro, y de verdad estoy muy apenada, juro que fué sin querer...
-No te preocupes, los accidentes pasan, en lo mientras dime, ¿cuál es tu nombre?
Preguntó con gran duda.
-Calle, Daniela Calle, un gran gusto, aunque no me hubiera gustado conocerte de esa manera.
-Pero sin duda no me arrepiento de nada, eres muy linda, y me gustó que te hayas ofrecido a venir a cuidarme, espero que cuando me recupere, podamos salir a tomar un café o algo por el estilo, claro, solo si gustas...
-Obvio que si, yo también pienso lo mismo, eres una chica muy linda, lamentablemente tengo que irme, el trabajo me espera.
Dije con ganas de quedarme otro momento ahí.
-Claro, cuídate mucho, mañana te veo aquí, será el último día, un gusto.

Un amor CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora