El abismo (Etapa 3)

89 28 19
                                    

Ya casi hemos llegado. Solo unos pocos metros más y... Vaya. La maldita rueda se ha atascado. Disculpe mi lenguaje. Me exalto un poco cuando las cosas no salen bien.

¿Pero qué tenemos aquí?

Hola, soy la señora oreja. Estoy buscando a mi hermana. ¿La ha visto por aquí?

Me temo que tengo malas noticias para usted. Su hermana oreja... Ha sufrido un terrible accidente.

¡Oh no! ¿Qué le ha sucedido?

¡Me la he comido!

¡Noooooooo!

...

Perdone, a veces me dejo llevar por mi vena dramatúrgica. Si hubiera visto la obra que interpreté en el depósito de cadáveres... Qué tiempos...

Pero no sirve de nada quedarse estancado en el pasado. Hay que madurar. Tomar responsabilidades.

Fíjese, ya estamos en el salón del banquete.

Por favor, no llore. Se lo pido por favor. Es que no me escucha, ¡joder! Dejé de lloriquear.

Le estoy ofreciendo el momento más sublime de su vida y lo desperdicia así... llorando como un bebé. Me da asco.

¿Cree que ha sido fácil colocar estos ganchos? ¿Cree que ha sido fácil extirparle las partes más blandas? ¿Cree que todo esto lo hago por gusto?

Lo único que pido es un poquito de colaboración. Una pizca de agradecimiento. ¿Es acaso mucho pedir?

Lo sé. Lo sé. Sé lo que está pensando: ¿Por qué a mí?

Si le sirve de consuelo yo no escojo. Son los muertos quienes me susurran que alma está lo bastante emponzoñada.

Debo admitir que me sorprendió que fuese usted. Una persona en apariencia tan normal. Incluso dudé de mi mismo.

Así que estuve vigilando sus movimientos. Es usted amable. Saluda a sus vecinos. Incluso echa una mano si hace falta. Cuanta consideración cívica.

Casi logra engañarme.

Entonces, "ellos" me mostraron sus sueños. Sus pensamientos más perversos. Sus miedos y sus deseos.

Tómese su tiempo. Dedíquese unos segundos de introspección. ¿Sabe de lo que estoy hablando? Sí, lo puedo ver en sus ojos. Lo sabe. Lo sabe perfectamente.

Ese pedazo de oscuridad es usted, pero no se preocupe. Su secreto está a salvo conmigo. Con nosotros.

Porque al final todo queda en familia.

Un acto de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora