Capítulo 1 "Reencuentro"

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¿La vida por qué a veces tiene que ser tan dura? ¿Por qué cuando sientes que tienes el mundo a tus pies, que has triunfado en las metas propuestas y que has conseguido al amor de tu vida, todo se derrumba como un castillo de naipes?

Esas son las preguntas que rondan en mi cabeza desde que llegué a mi casa y el estupor que llenaba mi mente durante mi estadía en Qatar, se esfumó de golpe y la realidad volvió a mí. Ya podía sentir realmente la muerte de Mario. En el reino de Zayn no podía asumir bien lo ocurrido, solamente lo guardé en una parte de mi mente, bien oculta. No quería ese dolor, pero al regresar no lo pude evitar. Cada rincón de la ciudad me recordaba a él. Era inevitable hundirme en el llanto doloroso de mi corazón.

Traté de regresar a la universidad, pero al hallarme frente al edificio antiguo que siempre amé, supe que no podría volver. No estaba preparada psicológicamente para ello. Así que poco a poco dejé de lado mis ambiciones por ser la mejor arqueóloga del país. No quería pasar por otra situación así ¿Cómo podría volver a ello? Desde pequeña quise ir a la cuna de la humanidad, al Oriente Medio, para hacer excavaciones. Siempre escuché de los peligros que rondan en esos países desde tiempos antiguos,  pero nunca creí realmente en ellos. Estamos en pleno siglo XXI, esas cosas no ocurren. "Sin embargo ocurrieron" pensé distraída mientras cortaba un trozo de tela, y "de la forma más cruel".

Doblé la tela que acababa de cortar y la guardé en una bolsa. La señora que compraría esa hermosa tela púrpura, esperaba con ansias en el mostrador. Le dije el monto a pagar y ella me tendió su tarjeta de crédito. Al hacerse efectivo, le regresé su tarjeta y con una media sonrisa me despedí de ella. Me senté en la silla del mostrador y suspiré. Nunca pensé que me vería trabajando en el negocio familiar. Al decidir abandonar mi carrera, me dediqué a ayudar a mis padres. Aun mi padre está en recuperación y mi madre está cuidándolo. Así que los ayudo con la tienda. Me costó al principio adaptarme, pero es mejor eso que estar todo el día pensando en el pasado y en las cosas que perdí. Además que hago algo por mis padres. Ellos a pesar que ya han transcurrido nueve meses, no pueden superar que estoy viva y me llaman a cada rato, para saber como estoy. Mamá pasa por la tienda tres a cuatro veces al día. A veces es claustrofobico tantas... atenciones, pero pienso que es cuestión de tiempo que ellos vuelvan a adaptarse a que todo ya pasó. "Si ni siquiera puedes superarlo Janni" pensé suspirando. Escuché el sonido de las campanillas de la tienda y miré hacia la puerta. Era otro cliente.

***

Escuchaba las palabras monótonas de las personas que estaban a mi alrededor. Miré hacia las ventanas del palacio y me perdí en las nubes que se dibujaban en el cielo. Siempre que veía el azul del cielo, recordaba el hermoso azul de los ojos de la mujer que más bella y dulce que había visto en mi vida. Desde la primera vez que la ví en el reino de Zayn, mi corazón quedó cautivado por su belleza y espíritu. En mis veintiocho años he conocido con muchas mujeres, pero ninguna como Janni Gómez. Ella es especial. Como quisiera hablar con ella, verla, tocar su suave piel. Cada noche sueño con Janni. No puedo, ni quiero sacármela de la mente. Todos los días tomo el teléfono y hago el intento de marcar su número y escuchar su suave voz, pero a los segundos me arrepiento y cuelgo la llamada. "Soy un tonto e imbécil" pensé frustrado "¿por qué simplemente no la llamas y dejas la timidéz Louis? Has estado con muchas mujeres", pero todas ellas siempre estuvieron dispuestas, de hecho la mayoria simplemente me buscaban, nunca hice el intento de conquistar a alguna. Sin embargo se que con Janni no es tan fácil, en especial que su novio fue asesinado mientras a ella la secuestraron. Yo no le gusto, quizas ni siquiera como amigo "pero podría hacer el intento de ser su amigo" pensé reflexivo. Quizás si comienzo con ser su amigo, en el futuro haya algo más que eso, y pueda ganar sus afectos.

- Príncipe Louis----escuché las palabras de unos de los consejeros reales. Salí de mis pensamientos y lo miré perdido--- ¿escuchó todo lo que le dije?

- No---contesté apenado.

- Le decía que dentro de dos semanas se tiene varias reuniones en Francia y Canadá, para formalizar los acuerdos bilaterales con ambos países en relación a la importación de alta tecnología.

- Si, ya recuerdo que comentaron eso la semana pasada, pero para esa reunión iba mi hermano ¿no?

- Era así hasta ayer su majestad, el rey necesita que su majestad Alessandro esté en la cumbre que se realizará en Japón, por lo que ordenó que fuera usted el que nos representara en las reuniones con ambos países.

- Bien---contesté sin ánimos. Mi mente estaba en otra cosa, no en ir a Francia y Canadá, pero recordé algo muy importante, Janni era de Canadá. Me estiré en el asiento---¿A que parte de Canadá voy a ir?

- A Montreal su majestad---respondió el hombre viendome extrañado por la pregunta, pero no dije nada. No podía. Mi mente estaba celebrando por este golpe de suerte. Iría a Montreal y a provecharía visitar a Janni. Me giré hacia la ventana y sonreí. No podía esperar que pasaran estas dos semanas.

***

Cada día que pasa es parte de mi rutina. Me levanto, desayuno, hablo un rato con mis padres, salgo de la casa para ir a la tienda, atiendo a todos los clientes que van con ayuda de las dos jóvenes empleadas del negocio. Cuando termina la tarde, cierro el local y me voy nuevamente a la casa, ceno y me acuesto a dormir. Todos los días son iguales. Nada varía. Me entretengo leyendo todos los libros que tenía pendiente en la casa de mis padres. En mi apartamento tengo más, pero desde que regresé, no he podido ir. Ahí vivía con Mario. Muchas de sus cosas aun estan allí. Mi madre fue la que buscó algunas de mis cosas y trasladarlas a su casa. 

Sin embargo, el día de hoy comencé mal. Me quedé dormida. No tenía ganas de desayunar. Cuando ya estaba llegando a la tienda, un hombre en bicicleta casi me atropella, por lo que perdí el equilibrio y caí en un charco de agua. El hombre se detuvo a ayudarme. Estaba apenado. Con una medio sonrisa lo tranquilicé. Me despedí de él y caminé a la tienda. Toda la ropa se me mojó y no tenía nada con que cambiarme. Así que llamé a mi madre para ver si me podía traer algo. Mientras tanto la esperaba, agarré la toalla del baño y me sequé. Suspiré. Al salir del baño, llamaron las dos jovenes diciendo que no podían ir a trabajar, así que me tocó atender a la clientela que comenzó a llegar. Con la ropa aun húmeda, sentí mucho frío. Mi madre llegó una hora despues, así que me cambié rápidamente, pero comencé a estornudar. "Hoy no es mi día" pensé para mis adentros. Ahora lo que falta es que lleguen los marcianos o me caiga otra vez. Con una mueca me senté en el taburete y suspiré. Apenas llevaba tres horas trabajando, pero ya estaba cansada y tenía escalofríos. Ni siquiera podía ir a la cafetería a tomarme un café porque no podía dejar la tienda sola. Lamentablemente, tenía que esperar al almuerzo, y para eso aun faltaba una hora. Suspiré con resignación. Escuché las campanillas. Otro cliente. Me levanté a atenderlo.

- ¿En que la puedo ayudar señora?--- le pregunté a la señora que tenía un gran copete en la cabeza. Le podía calcular unos 45 años y por su rostro, podía deducir que era de posición acomodada.

- ¿Tendrán tela marroquí de algondón de lino de color azul rey y turquesa?---contestó ella con molestia

- No señora, lamentablemente no lo tenemos

- Era de esperar que una tienda como esta no lo tenga, no se ni porque entré---rezongó ella saliendo de la tienda. Me quedé impactada por sus palabras.

- Que grosera es esa señora---comenté molesta. Crucé mis brazos y fruncí el ceño. Odiaba a las personas así. Ella no tenía porque decir eso, y ni siquiera dió las gracias. Era muy maleducada. No costaba nada tratar bien a la gente. Me dió otro ataque de escalofríos y fui al baño, que era el unico lugar caliente de la tienda. Me senté en el pequeño taburete y revisé mi celular. Mamá había enviado otro mensaje. Suspiré. No me acostumbraba a su constante vigilia. Escuché las campanillas de la tienda. Le respondí mientras salía del baño. Sin embargo, me inundo un intenso olor a hombre. La colonia que usaba ese cliente era fuerte, pero maravilloso. Olía muy bien. Alcé el rostro y me sorprendió el sonriente rostro del principe Louis Tomlinson. No pude evitar verlo con mucha sorpresa. Jamás creí que lo volvería a ver y mucho menos en esta tienda.

- Hola Janni ¿cómo estás?---su exquisita voz  llenó mis oídos.

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Un gran saludo a todas mis lectoras! espero les haya gustado este primer capítulo :) La próxima semana, jueves o viernes, subiré otro capítulo :D besos

Dafi Hernandez


Conquistando Tu Amor- Serie Amigos de la Realeza N°3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora