I.

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La alarma sonó, balbuceó unas cuantas maldiciones, agarró el teléfono, apagó la alarma y se sentó al borde de la cama mientras que por un rato se quedo mirando un punto fijo.

-Mierda...-Murmuró mientras se estiraba, y luego se levantó para dirigirse al pequeño mueble en donde guardaba las pocas prendas que poseía.

Camisa blanca, corbata roja, jeans negros y sus queridas converse, también negras.

Ropa de escuela, exacto, hoy eran unos de esos días en los que se dignaba en ir a la escuela. Tendió su cama y arregló un poco su cabello.

Tomó su liviana mochila y la cargó sobre un hombro, como siempre, cerró con llave su habitación y bajó las escaleras.

-¿Y a dónde vas enano?.-

-Donde no te importa.-Respondió a secas.

-Oye guapo, ¿por qué no te vienes y te diviertes un rato?.-Le sonrió coquetamente una chica, sentada sobre el regazo de su tío.

-No invites al enano, nos arruinaría la diversión.-Rió y besó descaradamente el cuello de aquella mujer que seguía sonriéndole al azabache.

Él la penetró con la mirada, hasta que la sonrisa de la mujer se desvaneció por completo debido a la intimidante mirada del chico, pudo haber seguido, pero el olor a alcohol en la habitación lo empezaba a marear, asi que detuvo el pequeño "juego" de miradas, se puso sus auriculares, y sin responder, salió.

Asi es como se empezaba un día normal en la casa de los Ackerman.

Tomó el primer bus que se detuvo en la parada y suspiró, maldición, lleno.

No le quedó otra que irse de pie, no podía quejarse, el trayecto no era tan largo, la música y el paisaje que se apreciaba a través de la ventana, la movida mañana de cualquier día a la semana, lo hacía aún más corto.

Ir a la escuela tampoco era tan malo, el ambiente que se vivía allí era completamente distinto al que normalmente acostumbraba, y sí, en parte le agradaba.

Caminaba tranquilamente, iba puntual, como siempre, unas cuantas miradas fueron puestas en él, de todo tipo, tenía cierta fama en aquel lugar, y no de la buena.

-¡Levi! ¡Hey! ¿estás sordo?.-

Rodó sus ojos y se quitó solo un auricular, estaba dispuesto a enfrentar e insultar a la persona que osaba a molestarlo.

Estaba.

-¿Qué quieres cuatro ojos?.-

-¡Al fin vienes!.-Sonrió la chica, bastante animada.

Hanji Zoe, mejor conocida como cuatro ojos para Levi, una de las pocas personas en la escuela que se atrevía a hablarle e incluso molestar al azabache, no lo admitiría, pero para Levi, Hanji era una amiga. Venía en compañía de otra pequeña chica que sonreía nerviosamente y estaba levemente sonrojada.

-H-hola.-

Habló tímidamente y Levi sólo hizo un gesto con la cabeza en forma de saludo.

Petra Ral, una de las tantas que babeaban por el joven de mirada intimidante. Pero esta era distinta, a comparación de la otras babosas que se le acercaban para coquetear con él, con su maquillaje y escotes exagerados, y esas molestas voces, agh... con solo recordarlo le causaba cierta repulsión, no se diferenciaban mucho con las otras mujerzuelas que llevaba su tío Kenny a casa. Petra era natural, inocente, y bastante torpe, le agradaba, pero nunca se atrevería a andar con ella, él no estaba al nivel de una chica como ella.

-¿Me perdí de mucho?.-Preguntó sin interés.

-Nah, ni tanto, solo que el maldito profesor Mike nos mandó un trabajo en parejas.-Suspiró y luego rió un poco.-Yo soy con Moblit, y tú tienes suerte, Petra quedó contigo.-Le guiñó un ojo y la otra chica asintió.

Corrígeme. [ eruri ] CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora