Soltó el cuchillo ensangrentando que tenía entre sus manos, estas empezaron a temblar, así como todo su cuerpo, las lágrimas rodaban por sus mejillas, y la sangre escurría por sus manos, cayendo en forma de pequeñas gotas al frío suelo en donde se había formado un pequeño charco del líquido rojo.
Ambos cuerpos de sus amigos yacían sin vida en frente de él.
Golpeó con ambos puños el suelo y gritó, gritó tanto hasta que sintió como su garganta se desgarraba. Luego lloró, lloró como nunca, jamás había llorado como lo había hecho ese día, ese maldito día en el que le habían arrebatado la vida a su única familia, a las únicas personas que había llegado a querer.
Levi no estaba consciente en el momento en que le arrebató el cuchillo a uno de esos hombres, ni tampoco cuando apuñaló tan profundamente a aquellos tres que murieron al instante...
-¡Hermano! ¡Te quiero!.-
-Levi, esta ya es la tercera vez que limpiamos aquí...
-¡Siempre estaremos juntos!.-Repetían ambas voces.
Levi se despertó de golpe, sentándose. Cubrió su rostro con ambas, respirando agitadamente hasta que logró calmarse un poco.
Revisó el teléfono, 4 AM.
Así eran la mayoría de sus noches desde aquel día. Ese maldito día que le atormentaría hasta su muerte. Llevó ambas a su abdomen, allí en donde tenía los nombres de Isabel y Farlán tatuados, uno en cada lado, así estarían siempre con él, pensó al momento de hacérselos.
Los recuerdos de aquel día se empezaban a hacer presentes, a veces ciertas cosas específicas. Como por ejemplo ahora, al haber visto la evidente cicatriz en su brazo izquierdo, que partía un poco más abajo de su codo y terminaba cerca de su muñeca, la herida se le había proporcionado uno de los hombres que mató a los segundos después.
Se paró hasta el armario y sacó los mismos pantalones negros, pero ahora una playera blanca y manga corta más cómoda, se las puso, al igual que las converse y salió de la casa.
Los paseos nocturnos lo relajaban, se alejó lo suficiente de su barrio, evitando cualquiera tipo de peligro que conllevara caminar a esas horas en un lugar tan peligroso, ya había pasado un mes desde que tuvo aquel problema con Frank, y no quería meterse en otro lío.
Se recostó en el pasto de una plaza, mirando hacia el oscuro cielo.
De la nada se acordó de su profesor.
Desque aquel día que se quedó en detención con Smith, había asistido más a clases, esa conversación con él le había hecho sentir, algo que en mucho tiempo no había podido sentir, que le importaba a alguien, y aunque quizás fuera mentira, se sentía bien con ello.
El profesor Erwin resultó ser bastante agradable. Levi comenzó a ponerle atención a su clase, y al notar esto, el mayor, entusiasmado por el interés del azabache, quién constantemente le hacía preguntas o comentaba algo después de clases, le prestó un libro sobre historia, quien lo terminó en menos de tres días.
Estuvieron una tarde entera comentando sobre el libro.
Él le pidió que le recomendara más libros, el rubio encantado, siguió entregándole libros a Levi, y no sólo de historia, cierta vez le dio el que aquel día de la detención estaba leyendo.
-Me esperaba algo peor.
Aquella tarde también se quedaron hablando sobre aquel romántico libro que tanto había cautivado al rubio. Sí, era un maldito cursi, pero así como era un romántico empedernido, también disfrutaba leer terror, como aquella novela sobre ciertos titanes que tanto había disfrutado Levi.
Ambos compartían la pasión por la lectura, y Levi hace poco había descubierto aquello.
¿Por qué se le había venido a la mente aquel hombre?
Soltó una pequeña risita y suspiró al momento que sacaba un cigarrillo de la cajetilla que traía.
Contempló el cielo estrellado, que poco se veía debido a la contaminación e iluminación de la ciudad, pero aún así disfrutó el tranquilo momento mientras fumaba el cigarrillo.
No fue mucho el rato que estuvo ahí, no se levantó si no hasta terminar de fumar y se levantó para seguir caminando por las solitarias calles.
Iba a una calle de un conocido prostíbulo, cuando al frente de este, notó como un hombre bajaba de su auto y, no sabe de dónde, aparecieron dos chicos en frente de él que le mostraban una navaja.
Levi se sorprendió un poco al reconocer a ambos chicos que vivían en su barrio, pero más al divisar al hombre quién estaba siendo asaltado.
Su profesor, ¿parando en frente de un prostíbulo? Esto no se ve todos los días. Se reprendió a sí mismo por pensar esas cosas en un momento como este, y fue a socorrer al adulto.
-Oigan, ¿no deberían estar en sus camas? Mañana tienen escuela.
Ambos chicos se quedaron helados al escuchar la voz del azabache.
-E-es Levi...-dijo uno.
-Mierda...
-Levi, vamos, si quieres te lo dejamos, pero no nos hagas nada por favor.-Suplicó uno.
-Váyanse, antes de que les de una buena paliza, no quiero volver a verlos por aquí.
Y ambos salieron corriendo.
Erwin soltó un gran suspiro de alivio, y su cuerpo temblaba ligeramente, sus mejillas se tornaron levemente rosadas al procesar un poco mejor la información.
-Te lo agradezco mucho.
-No hay de qué, estos mocosos se creen que pueden conseguir todo fácil.
-Al parecer eres bastante famoso por aquí.-rió nerviosamente.
Se encogió de hombros.
-Algo así.
-Ya veo... pero bueno, de verdad te lo agradezco Levi, aunque sea un poco vergonzoso que me encuentres aquí...
Levi no sabía que responder.
-Todos tenemos necesidades, supongo.
-Así es, como todo hombre.
-Sí.
Ok, esto comenzaba a volverse bastante incómodo. Erwin decidió hablar luego de unos eternos segundos de silencio.
-Debo agradecértelo de alguna manera.
-No es necesario.
-Vamos, te llevo a tu casa si quieres.
-No está tan lejos, puedo caminar.
-Y... ¿qué tal si vamos a la mía?
Chan chan...
¿qué les parece?
Ya entré a clases y no creo que actualice tan seguido :(
¿Aceptará Levi la invitación de Erwin?
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Corrígeme. [ eruri ] CANCELADA
FanfictionEl típico cliché alumno x profesor. Una falta de respeto, un castigo, dicen que una cosa lleva a la otra, ¿verdad?