Capítulo 3... Perfecta extraña

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Ahí estaba yo, sola y abrumada viendo ir y venir a los pequeños grupitos de amigos que pasaban apresurados a sus clases.
-Señorita Sanders-. Dijo la voz de un hombre.
Rápidamente me puse de pie y traté de poner mi mejor cara.
El maestro era muy joven (por que si parecía maestro) era muy alto de cabello rojizo y anteojos redondos.
-Ella es Nora, te ayudará a familiarizarte con nuestras instalaciones. Te dará un pequeño recorrido y te acompañará a cada una de tus clases durante esta semana, si tienes alguna duda ven a mi oficina-. Dijo firmemente y se retiró.
La compañera que el maestro me había asignado era realmente bella, su cabello rubio hasta la cintura era demasiado lindo en comparación del mío.
Llevaba puesto un colorido  vestido azul y un lindo suéter  negro.
-Soy Nora Clark-. Dijo extendiendo su mano.
Iba a mover mis labios para decirle mi nombre pero entonces ella se apresuró.
-¿Y tu eres?-.
-Liana, soy Liana Sanders-. Dije.
-Espero poder ser más que tu guía-. Dijo guiñandome su ojo verde.
-¿Hablas de ser amigas?-. Dije dudosa.
-¡Si, claro!, las mejores-. Dijo llevandome de la mano a uno de los pasillos.
La escuela era muy grande, me daba la impresión que sin la ayuda de Nora yo ya estaría perdida.
-Mira, esos pequeños edificios son los baños, los de color morado son los de niñas y los amarillos los niños-. Dijo señalando sonriente.
-Pensé que serían de color rosa y azul-. Dije mostrando una leve sonrisa.
-Vamos Liana, esta institución busca romper los estereotipos, no todo es así-. Dijo mostrando una cara de "te falta por aprender".
-Bien, aquí está tu primera clase con la señorita Judith, ella da literatura. Te veo en el almuerzo, ¡Suerte!-. Dijo despidiéndose con un caluroso abrazo.
Con un poquito de nervios me puse en la entrada.
-Pase señorita Sanders-. Dijo la maestra acomodando sus pequeños lentes.
Con las piernas temblorosas di unos pequeños pasos.
-Por allá-. Señaló un lugar al lado de un chico de cabello negro.
Me dirigí al lugar y tomé asiento.
-Muchachos, quiero que hagan sentir a.... ¿cual es su nombre?-.
-Liana-. Dije nerviosa.
-Quiero que hagan sentir a Liana parte de ustedes-. Dijo voltéandose a escribir en el pizarrón.
Todos me miraban como bicho raro excepto mi compañero de al lado.
-Señor Hall-. Dijo la maestra señalando con su vista al chico que estaba a mi lado.
El sólo la miró.
-Sería tan amable de poner al corriente a su compañera-.
El chico asintió.
-Bien, continuemos con la clase-.
-Soy Liana-. Dije acabando con el incómodo silencio que había entre ambos.
El me volteó a ver con sus ojos café y sonrió.
-Soy Owen-. Dijo mostrando una sonrisa.
-¡Oye California!-. Gritó un chico de atrás.
Moví mi rostro hacia atrás inconscientemente.
-¡Deberías de estar bronceada! ¿o qué? ¿Piensas que si sales te van a robar?-. Se echó a reír.
-Señor Baker, desea salir de mi clase-. Le dijo la miss.
El chico sacudió la cabeza.
No sabía si sentirme ofendida,en realidad no entendía la razón de su mal chiste.
-No le hagas caso, no está acostumbrado a ver a chicas tan hermosas como tú-. Dijo Owen poniendo su mano en mi hombro.
-O tal vez le dan celos por que me senté con el niño más lindo del salón-. Dije devolviendole el cumplido.
Owen se sonrojó mucho y sonrió una vez más.
Su sonrisa me calmaba por completo, al menos ya tenía un amigo.

El timbre sonó y Owen salió corriendo. Lo intenté seguir y vi que se había detenido ante un grupo que parecía ser de maliantes.
Sentí decepción, creo que el  dicho de "las apariencias engañan" era muy cierto, así que decidí darme la vuelta y buscar a Nora.
Al parecer di un giro muy brusco que le terminé  tirando el desayuno a un chico.
-¡Disculpame!-. Dije recogiendo los restos.
-Déjalo así-. Dijo con normalidad.
La voz me resultaba familiar así que miré a los ojos al pobre chico que se había quedado sin desayunar por mi culpa.
Juró que sentí que me desmayaba.
No lo podía creer, era el mismo chico de la cafetería  donde un día antes había ido a desayunar con mis padres.
-Al parecer te gusta caerte y tirarle las cosas a las personas-. Dijo en tono serio.
-No es mi culpa que las personas se me atraviesen todo el tiempo-. Dije volteando mi cara.
-Ni tampoco la mía por estar en el mismo lugar que tú-. Se defendió.
Eché una carcajada.
-Wisconsin es muy grande-. Contesté.
-¿Entonces por que no te quedaste en Washington?-. Cruzó los brazos y me miró.
-Espera, ¿que?, ¿como sabes que vengo de allá?-. Le cuestioné.
-Tengo que irme-. Dijo apresurado.
-Espera-. Lo tomé del brazo.
El se detuvo y me miró fijamente con esa mirada que hacía que mis nervios se incrementaran con cada movimiento  que hacia.
Aquel momento que al principio me resultó un poco incómodo se convirtió en algo mágico,pues no se conformó con sólo mirarme como la hacia  sino que también quiso completar el momento  acariciandóme  el rostro.
Por un momento me olvidé de todo hasta que la curiosidad fue más grande que eso que comenzaba a sentir por él.
-Dime como sabes de donde era por favor-. Le dije.
-Me lo dijo el director-. Contestó.
-Doble problema, ¿como preguntaste por mi si ni siquieras sabes mi nombre?-. Dije apartándome.
-El día que te vi por primera vez en la cafetería me pareció escuchar que tu mamá te llamó Lia-.
Me quedé pensativa.
-¡Liana!-.
Desvíe mi mirada para ver quien me gritaba y descubrí que se trataba de Nora.
En cuanto vio a mi compañía se quedó muda.
-¿Interrumpo algo?-. Dijo nerviosa.
-Hasta luego Liana-. Dijo el chico tocando mi hombro.
-¿Que hacías con el?-. Exclamó Nora.
Luego de explicarle las condiciones en las que lo conocí se quedó helada.
-¿Pasa algo con ese chico?-. Le cuestioné.
-Es muy raro, la mayoría de los chicos le tienen pavor-. Dijo.
Miré asombrada.
-Acaba de ser muy lindo conmigo hace unos instantes-. Dije defendiendolo.
-Su nombre es Levi, es hijo adoptivo del señor Harris.
Dicen que cuando alguien  se le  acerca ese alguien sale muy lastimado, creo que es por un trauma que tuvo en el pasado, es muy guapo lo sé, pero nadie es suficiente para el-.
-A mi me resultó todo lo contrario-. Repuse.
-Pues que extraño, pero en fin, ¿como te fue en tu primer día?-.
-Creo que hise un amigo, aunque creo que no lo será más -. Dije.
-¿Como se llama?-.
-Owen Hall-. Dije en tono serio.
-Creo que se quien es, pero dime, ¿porqué crees que ya no será tu amigo?-. Dijo sorprendida.
-Al salir de la clase de literatura corrió hacia un grupo que sinceramente no me dio buena espina-. Dije buscando con la mirada a Levi.
-Tal vez tenga problemas-. Dijo mientras se acomodaba el sostén.
Me parecío extraño que tuviera mucho busto, pues al parecer tenía la misma edad que yo.
Después de un rato de hablar la una de la otra me di cuenta que Nora era muy sincera y le encantaba el mundo de la belleza.
El timbre sonó y me acompaño a mi siguiente clase la cuál Owen no estaba.
Al terminar las clases me dirigí a mi casa mientras seguía pensando en Levi, su aroma, sus manos y todo en el  me volvía loca, no me importaba su pasado, conmigo había sido muy lindo.
Esperaba volverlo a ver.

Al llegar a la entrada de mi casa recordé la grosería que le había hecho a mi mamá.
-¿Mamá? -. Dije con un tono dulce.
Al ver  que no tenía respuesta busqué por toda la casa pero no encontré a nadie.
Me comencé alarmar muchísimo así que  le llamé a papá pero me  mandaba a buzón.
Estaba entrando en pánico, ellos nunca habían hecho eso, estaba a punto de llorar de la desesperación hasta que mis ojos vieron una pequeña nota en la mesa.
"Liana, estamos en el hospital, lo que pasa es que mamá se puso un poco mal, no sabemos porqué se desmayó pero sea lo que tenga quiero que seas fuerte cariño, nos vemos mañana, te amo".



Ven, siéntate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora