Capítulo 4: Segundo Lugar

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La lluvia azotaba los árboles, incluyendome a mi.
Era bastante confusión la que habitaba mi alma, ¿sería yo la culpable de que mamá estuviese así?, ¿porqué Levi es así, tan culto y misterioso?, ¿porqué derrepente quería crecer? ¿será que el amor por fin cautivó mi corazón inocente?.
Lo único que podía hacer era esperar respuestas, pero, ¿de quién?
Faltaba una hora para mi primera clase y yo sentía que los ojos se me cerraban para no abrirse durante todo el día hasta que el teléfono de la casa sonó.
-¿Hola?-.
-Lia, ¿estas lista para ir al colegio?,estoy afuera yo te llevaré hoy -. Dijo papá algo raro.
-¿Todo está bien?-. Pregunté.
-Te espero en 10 minutos-. Dijo colgando con urgencia.
Tal vez se trataba de algo serio y eso me inquietó aún más, por algo no me lo quiso decir por teléfono.
Rápidamente me vestí con un pantalán blanco, suéter y zapatos grises, en fin, estaba lloviendo, la mayoría no asistiría así que no me preocupe por mi apariencia.

-Hola, papá-. Dije subiendo al auto.
-¿Dormiste bien?-. Dijo dándome un beso en la frente.
-Si, pero dime como está mamá-.
-Después de dejarte a ti iré por ella, todo está bien-. Dijo sonriendo exageradamente.
-¿Seguro que está todo bien? Te noto extraño-.
-Es que estoy feliz de que no tuviera nada serio-. Dijo tratando de borrar la sonrisa, aunque el intento era inútil.
-Ok-. Dije aparentando normalidad.
-¿Desayunaste algo?-. Dijo cambiando el tema mientras avanzabamos al colegio.
-No, hoy tengo un dolor insoportable de estómago y no me dio hambre-. Dije recargando mi cara a la ventanilla.
-Si quieres puedes acomparme a ver a mamá-. Sugirió.
-Esta es la semana en la que no debo faltar papá, además quiero que mamá descanse-. Dije con la intención de ver a Levi.
-Bueno, te vemos al rato para platicar Lia-.
Asentí y bajé de la camioneta tratando de caminar rápido para evitar mojarme.
-¡Liana!-. Gritó Nora acercándose con un paraguas.
-Hola-. Dije sin ánimos.
-¿Estas bien?-. Dijo tapandome con su enorme paraguas lila.
-Si, sólo que no pude dormir-.
-Déjame adivinar-. Dijo poniendo su cara de pilla.
-¿Qué?-.
-Tienes insomnio llamado "Levi Harris"-. Contestó riendo y enarcando las cejas.
Torcí mi cara.
-Mejor entremos-. Dije.

La clase del señor Thompson era súper aburrida y simplemente no entendía nada.
-Hola..-. Susurró Owen que acababa de llegar.
-Hola-. Dije sorprendida.
Al parecer se había empapado mucho y su cabello parecía ser más lacio de lo normal.
-Tropecé con una banqueta antes de llegar-. Dijo señalando su rodilla que estaba sagrando.
-¡Oh Dios!-. Dije.
-Tranquila, con el agua que escurre de mi cuerpo de seguro ya no corre el peligro de infectarse-. Dijo haciendo una mueca de dolor.
-¿Técnica de tus amigos vándalos?-. Dije mientras hacía como si escribía.
-No son mis amigos-. Dijo con frialdad.
Lo miré a los ojos tratando de encontrar la mentira en su mirada.
-Señorita Sanders-. Dijo el señor Thompson.
-¿Si?-.
-¿Sería tan amable de pasar al pizarrón y explicarnos que dije mientras que usted estaba distraída con el señor Hall?-.
A duras penas me puse de pie, el implacable dolor seguía ahí y sin darme cuenta antes Levi también lo estaba.
Fue entonces cuando pleno salón se echó a reír de mi.
-¡Se está desangrado!-. Gritaba Baker riéndose a la vez.
-¡Deberías tapartelo!-. Gritaban unas chicas de atrás mientras me arrojaban pedazos de papel.
Yo estaba helada, tenían razón, estaba manchada de sangre en la parte de atrás.
Aguanté no llorar.
-.¡Silencioooooo!-. Gritaba el profesor, pero las burlas eran más poderosas que sus gritos.
Yo me tiré al suelo sin saber que hacer hasta que vi que
Levi estaba enfrente de mi.
-¡Levantate!.- me gritó.
Yo seguía aturdida, escuchaba al profesor desplomarse para callarlos, a Owen petrificado y a el resto de mis compañeros partirse de risa. Levi me levantó del brazo y puso su suéter en mi cintura mientras sentía que me llevaba corriendo, lejos de aquel desastre que se había hecho.
Ya no podía contener más mis lágrimas hasta que decidí dejarlas rodar por mis mejillas. No se si lloraba de desesperación o de agradecimiento pues Levi se había convertido en mi héroe.
Al entrar a la enfermería la doctora me explicó por los momentos que estaba pasando, aunque no era necesario, mamá ya lo había hecho. El profesor Thompson me ofreció una disculpa y prometió hacerles una sanción a todos, excepto a Levi.
-Liana, tu compañero está a fuera esperándote-. Dijo la doctora.
Salí en compañía del profesor, y tal y como lo dijo la doctora, Levi estaba ahí.
-Lo que hizo fue un acto muy valiente señor Harris-.
Levi sonrió.
-Señorita Sanders, tómese el día libre, lamento mucho lo que pasó-.
-Gracias profesor, gracias Levi-. Dije aguantandome las ganas de llorar.
-Espera-. Dijo Levi-.
-Profesor Thompson, ¿sería posible que pueda acompañar a Liana?-.
El profesor me volteó a ver.
-¿Usted que opina?-. Me dijo.
-Con gusto-. Mentí.
-Yo le avisaré a su padre-. Le dijo el profesor a Levi.
Quería estar sola, tenía tanto que pensar, después  de  lo que me había pasado no quería que nadie estuviese conmigo, y menos Levi, pero de alguna forma su compañía me reconfortaba.

-¿Te parece si vamos al parque?-. Dijo mirandome a los ojos.
Asentí.
El camino se tornó silencioso, esperaba que dijera algo más pero no dijo nada.
El parque era encantador, rodeado de árboles y arbustos, repleto de tranquilidad, pues gente era lo que le faltaba.
Levi me llevó a una banca cerca de un gran árbol torcido que parecía tener un toque mágico.
-Esté es mi lugar favorito-. Dijo dandole palmaditas a la banca para que me sentara.
-Te agradezco lo que hiciste por mi, pero, ¿por que me ayudas?-. Dije sentandome.
Levi dejó escapar un suspiro.
-Tengo que protegerte-. Susurró.
-¿Pero, porqué? -. Dije tranquilamente.
-No lo entenderias-. Dijo poniendo su cabeza de lado.
-Dime, por favor-. Le supliqué.
-Lo único que te puedo decir es que desde el primer día que te conocí me atrapaste por completo y siento que es mi deber protegerte-.
-¿Te estas aprovechando de la situación?-.
-Claro que no, yo mismo podría hacer que tuvieses un accidente y luego fingir que nada pasó-. Dijo.
-Yo se que no lo harías-. Dije cruzando mis brazos.
-¿No me tienes miedo?-. Dijo.
-No-.
-Los demás si lo tienen-. Contestó.
-Lo sé-.
-¿Y entonces porque tu no?-. Dijo acercándose a mi.
-Algo me dice que puedo confiar en ti, pero no entiendo por que me dices todo esto, ¿porque los demás te temen?-. Repuse.
-Es algo que a ti no te importa-. Dijo seriamente.
-Entonces me tendré que ir, mis papás estarán preocupados, gracias otra vez-. Dije dándole su suéter.
-¿No pensaras salir así verdad?-.
Lo miré unos segundos y luego me lo volví a poner.
-Adiós Levi-. Dije alejandome del lugar.
Luego de unos pasos voltie a verlo pero ya no estaba, sin duda era raro, no me conocía y decía estar atrapado por mi, pero en fin, yo creo que era a lo que tenía que enfrentarme.
Aún no se acababan los problemas, faltaba escuchar lo que mamá y papá me iban  a decir.
-¿Mamá?,¿papá? , ya llegué-. Dije secandome los pies en el tonto tapete de mamá que decía "bienvenidos".
- Lia, ven-. Dijo papá asomándose desde la puerta del comedor.
Lo seguí con cautela, ¿me podrían esperar más sorpresas como la de hoy?.
-Amor...que bueno que llegas-. Dijo mamá.
Se encontraba sentada en una silla comiendo filete de pollo y arroz.
Me dio un fuerte abrazo.
-Mamá antes de que digas algo tengo que decirles algo-. Dije conteniendo nuevamente las lágrimas.
-Espera Lia, es más importante lo que nosotros te tenemos que decir-. Interrumpió papá.
-Tu padre tiene razón linda lo que pasa es que....
-Tu.....
-Tendrás....
-Tendremos-. Agregó papá.
-¡Queee!, ya díganme-. Exigí.
-Tendremos un nuevo integrante en la familia-. Dijo mamá tocándose el estómago.
-¿Un que?-. Dije casi ahogandome con mi saliva.
-Tendrás un hermanito-.

Ven, siéntate a mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora