Eran las diez de la mañana, Jimena se encontraba sola en su casa iba llegando de dejar a su hermana en casa de su tía, tenía que terminar un proyecto final con su prima y su mamá desde temprano salía al Hospital.Le agradaba la soledad, cuando tenía su tiempo, espacio para ella sola, no era para nada antisocial le encantaba estar con su amiga también pero esos momentos los utilizaba como relajación, amaba leer despejaba su mente así que optó por aquello, se dirigió a su recámara y empezó a releer aquella novela de el escritor Carlos Cuauhtémoc Sánchez que le encantaba: "Los Ojos de mi Princesa" estaba escrita de una forma única, relataba el amor como ese escritor que admiraba solo sabía, la novela tenía mucho drama la hacía llorar pero gracias a ella podía ver la vida de otra perspectiva, le ayudó en su tiempo, a superar lo vivido y a ayudarle con sus dudas, despejar aquella mente tan amplia que tenía.
Sin percatarse ya había avanzado varios capítulos cuando oyó que su mamá entraba, volteó a su reloj de bellas colibrís que colgaba de su pared —otra cosa que amaba y siempre tenía cerca, gracias a que compartió el gusto por aquellas aves hermosas con su abuela—, y se dio cuenta que ya eran las 5 de la tarde, así era cuando leía, se sumergía en ese mundo y nadie la sacaba de allí, era su círculo privado.
Bajó y la recibió, su mamá sabía que cuando leía pasaba eso, era capáz de encerrarse en su mundo a tal grado de no querer despegar sus ojos de otra cosa que no fuera el libro que tenía sobre sus manos, se percató de que no había señas de comida en la cocina así que la hizo ingerir alimento antes de que empezar a hacer la cena, su tía llegó a dejar a su hermana y su prima ya que se quedaría en casa.
Terminando de cenar ella se hizo cargo de el resto, su mamá había tenido guardia pesada así que dadas las 9 de la noche subió a descansar después de haber tomado su café habitual con ella.
—Hija me siento agotada así que si sales o llegas a llevar a las niñas a alguna parte que sea con cuidado, ¿si?, y no lleguen muy tarde, me avisas cualquier cosa.
—Si ma, no te preocupes, aunque no creo, porque mañana si saldré con San, iremos al cine.
—Bueno, cualquier cosa estaré al pendiente.
—Descansa ma.
—Buenas noches hija.
Ya que su mamá subió, decidió tomar el celular, en todo el día no lo había hecho, como bien supuso tenía varios mensajes y llamadas de su amiga y amigo, algunas notificaciones de las redes sociales así que atendió todo, los contestó y rápido se enfrascó en la plática con su hermana del alma y su ojos, que tenían un grupo en WhatsApp. Se percató que Gerardo le había respondido la noche anterior y como aún no lo leía lo abrió.
"Diciéndome así, te doy las opciones que tú quieras niña, descansa igual."
Sonrió como una boba. No podía creer que esa simple oración le causara tanto revoloteo en su interior, pero le agradaba y la verdad es que ya no quería escapar de ello, claro que sería a su ritmo como él se lo había dicho y aprovecharía de eso lo máximo que fuera, mostraba ser tan duro y frío que no podía desaprovechar ese comportamiento que tenía con ella, podía ser que él lo utilizaba cuando quería sacar algo de provecho pero ya lo averiguaría conforme pasara el tiempo.
Volvió a la realidad y les siguió contestando a sus amigos, eran las 10 de la noche y ya se preparaba para ver su serie favorita como todas las noches cuando oye que alguien bajaba, era su hermana.
—¡Jimena! —le gritaba a lo que ésta la silencio rápido, no quería molestar a su mamá.
—¡Calla Fer! No quiero que mi ma se levante, ¿que pasó?
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Destino Imposible ©
Romance°Ella, un ser sociable y amigable, su belleza pero sobre todo su carácter hacía que se diera a notar donde estuviera. °Él, alguien reservado, enigmático y con esto, atractivo, todo él era misterio puro. Él hilo rojo es invisible, pero lo que se sien...