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Era el mes de junio, empezaba el verano y con esto un calor brutal que hacía en Sinaloa y por obvias razones Jimena estaba acostumbrada a vestirse con prendas ligeras y en caso de salidas por la noche los vestidos cortos no faltaban, aunque no eran muy de su agrado.

—¿Estás loca verdad? —Jimena no podía creer que le pasara ese mini vestido, no iba si quiera a medírselo, sus gustos no eran así, su mejor amiga siempre insistía en que la hacían lucir radiante.

—Por favor Jimenita no seas así —la llamaba de esa forma sólo cuando quería hacerle ver que no se rendiría y para fastidiarla—, debes de lucir más ese cuerpo tan curvilíneo, ¡Siempre lo tapas y así nunca agarrarás nada!

Sandra le gritaba de fuera del probador, sabía que si no la consentía en eso, quedaría encerrada de por vida ahí ya que su amiga no la dejaría asomar las narices hasta lograr su objetivo.

—Única y última cosa que te consiento hoy, ¿de acuerdo? —se oyó el chillido de su amiga de alegría—, Esto no es para mí —Resoplaba adentrándose en el pequeño vestido color mostaza que su amiga le había dado, oyendo la algarabía que esta tenía.

—¿Que dijiste Jimenita?, no quiero fallas, oh que no salgas a enseñármelo, siempre evitas que te mire con esos atuendos por...

—Porque empiezas a vociferar que es lo que debería usar y bla bla bla —Jimena la interrumpió.

—¡Por que sólo digo la verdad! Date prisa y sal que quiero que vayas de lo mejor esta noche.

Aún no terminaba de ponerse aquel mini atuendo cuando ya le estaba dando el infarto si su amiga lograba que lo estrenara hoy.

La fiesta a la que asistirían era importante ya que su mejor amigo se había graduado de la universidad y para ella era un paso que la hacía sentir de lo más orgullosa, Jesús y Jimena se querían como hermanos pese a que su amistad era de unos pocos años atrás, eso no interfirió en que el cariño que se tenían creciera tanto, haciendo parte a sus familias y amistades, las cuales lograron unir sin ningún impedimento, su relación era sinceridad, estaban siempre apoyándose en sus momentos más tristes, felices, de aventura, locura, etc; fuera la hora o lugar que fuera, como buenos hermanos del alma que eran, siempre estaban para sí.

Esa noche la tenía un tanto nerviosa, conocía a Jesús le gustaban las fiestas privadas con sus conocidos, familias y amigos en común. Si ella quería invitar al mundo entero jamás se oponía, para él ella era su hermanita y aceptaba sus decisiones, porque Jimena era una joven madura, demasiado para su edad, solo perdía esa seriedad en fiestas donde se dejaba llevar, él disfrutaba ver eso ya que salía de esa madurez tan avanzada que tenía y por eso era que él siempre la alentaba a esas cosas, así que por ello, ella decidió que ésta fiesta que organizó, sería algo en grande, pero sin formalidades, a los dos les agradaba pero la fiesta de su universidad ya había sido y fue de etiqueta, así que ésta era algo para compartir con su gente allegada pero también con todo el que los rodeaba, todo alegre y sin esos protocolos para que lo que abundara fuera la comodidad.

Pertenecían a familias que vivían bien, no eran ricos ni millonarios pero su círculo consistía en papás abogados, doctores, profesores, no carecían de las cosas esenciales para tener una buena vida y de forma estable, pero sin ser esos "juniors" derrochadores, porque cada cosa o peso que tenían sabían que era gracias a los esfuerzos de sus padres y valoraban esos detalles, por eso es que iban a universidades públicas, eso sí, con los mejores niveles académicos del estado. Tenían claro que no era necesario ser escuela privada para ser reconocida, en donde ellos estaban era una excelente opción y de las mejores.

Todos eran el tipo de joven que si bien no andaban siempre formales y exagerando en su vestimenta, eran aquellos que vestían muy bien y sobre todo acorde a la ocasión, resaltaban porque cualquier prenda que usaban les asentaba a la perfección, gracias a su soltura y porte que los diferenciaba, eran algo así como los chicos populares pero buena onda, nada altaneros y trataban a todo tipo de gente, menos a la déspota o a los que vivían humillando a los demás, aquello no entraba en su círculo.

Destino Imposible ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora