Capítulo 15 • Disculpas aceptadas •

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Era Castiel. Castiel ha venido a buscarme y está en mi habitación.

—¡Hey, Evelyn! ¿Cómo has estado? Me alegra saber que tu padre está contigo.

—C-Castiel.

Me he acercado a él para abrazarlo, pero él no me ha abrazado a mí.

—¿Qué haces aquí? Y sobre todo, ¿Cómo lograste hacer que mi padre te dejara pasar a mi habitación?

—Jaja bueno Castiel no siempre es un idiota —Me ha sonreído.

Castiel tenía un brazo atrás y lo ha puesta adelante, mostrándome un peluche.

—Para ti.

—¿Castiel? ¡Lo lamento en verdad! ¡Soy una tonta!

Se me han salido las lágrimas de nuevo y Castiel me las ha quitado.

—¡Hey! No eres para nada una tonta.

—Te hice sentir mal.

—Bueno supongo que estabas confundida y asustada, es normal que pensaras que yo podía ser el asesino. Después de todo eres como una niña pequeña que se sentía en peligro. Pero está bien, yo solo me sentía molesto por lo que el rubito idiota me dijo, y supongo que confundido también.

—Aun así lo siento —suspiré.

—No, yo lo siento. Por dejarte sola en esto. No tienes idea cuantas ganas tuve de regresar por ti a la entrada y hacer esto...

Castiel me ha tomado de la cintura y me ha besado. Me sonrojado completamente. Castiel me estaba besando. Podía sentir sus labios, tan suaves, moverse al ritmo de los míos.

—C-Castiel, mi padre nos puede ver.

—Ningún padre espía la habitación de su hija —susurró.

Castiel me ha sonreído y me ha besado de nuevo.

—Solo quería venir a verte, y saber que estas bien. Ya es noche y debo irme. No creo que a tu padre le guste mucho la idea de que un joven tan apuesto como yo esté en la habitación de su hija.

—Jaja, claro, ¡G-Gracias por venir Castiel! Y por el peluche —le sonreí.

—No soy tan malo como todos dicen, sabes —me devolvió la sonrisa.

Castiel ha sonreído y me ha dado un beso en la frente.

—¡T-Te acompaño a la entrada! —Dije.

—Bien.

He salido de mi habitación con Castiel y he bajado con él.

—¡Buenas noches señor Myers! Gracias por recibirme en su casa.

—Gracias a ti por venir, a mi hija le hacía falta compañía.

He soltado una gran sonrisa y Castiel ha salido de mi casa.

—Hija no sabía que tuvieras novio —se burló el padre.

—P-Papá no es mi novio -Me he sonrojado.

—Ya lo sé, pero parece un buen muchacho. Aunque parece algo rebelde, pero eso después de todo vino a ver que estuvieras bien y te trajo un obsequio.

—¿Qué te dijo cuando llegó?

—No mucho, solo que había faltado al instituto y estaba preocupado por ti desde que los encerraron en la celda.

—Impresionante...

Después de todo Castiel no era un patán, ni mucho menos un chico mal. Pues a pesar de que todos lo tachaban con el tipo malo. Yo siempre creí que era genial.

—¡Buenas noches papá! Me iré a dormir.

—¡Buenas noches!

He comenzado a subir las escaleras.

—Hija...

—¿Si papá?

—Sabes, todo joven que cuide de mi hija de un asesino a mitad de la noche en el bosque, a pesar de tener el cabello teñido, merece mi permiso para venir a verte —me sonrió.

He sonreído sonrojada y he subido a mi habitación para dormir.

Al día siguiente he despertado para ir al instituto.
Al llegar he tenido todas mis clases, por fin sin suspensiones.
Pero los asesinatos continuaban. Por lo menos un alumno era encontrado muerto en su casa. La policía seguía investigando.
Así ocurrió durante toda la semana hasta que llego el viernes. Y la jornada dentro del instituto había finalizado.

—¡Nos vemos la próxima semana Caperucita roja!

—¡Hasta luego Castiel.

He salido del instituto para tomar camino a casa.

—¡Evelyn, espera!

—¡Andrew! Hoy no te había visto ¿Qué pasa?

—Bueno tengo una buena noticia buena que darte.

—¡En verdad! ¿Qué pasa?

—¿Recuerdas que dije que te ayudaría con lo de Nina?

—Si

—Bueno, he estado investigando con la policía donde se encontraba.

Y ya sé dónde se encuentra.

—¿Qué? ¿En verdad?

—¡Claro! Si quieres podemos ir a verla ahora mismo.

—Siii

Comenzamos a caminar y alguien se acercó a nosotros de pronto.

—¡Hey chicos, esperen! Lo estaba escuchando ¡Yo también quiero ver a Nina! —Ha dicho Carter.

—¡C-Carter! ¿En verdad vendrás con nosotros?

—Claro.

—Bien, debemos tomar el autobús.

Caminamos hasta la parada del autobús y esperamos a que este llegara.

—No sé cómo decirlo pero Nina no está en prisión, o bueno, eso no fue lo que me han dicho.

—¿De qué hablas? ¿Dónde está Nina?

—Ya te dije que te llevare con ella, pero hace unas semanas, cuando Nina estaba en prisión. Ocurrió lo de Owens, el asesino tuvo contacto con él. Eso quería decir que Nina era inocente, pero los policías no confiaban en ella, pues la cinta mostraba que Nina había asesinado al vigilante. Y ella ha sufrido mucho, por lo que la han llevado a un hospital psiquiatra tras ciertos comportamientos de pánico.

—¿Q-Qué? ¿Nina está en un hospital psiquiatra? Nada de esto hubiera pasado si me hubieran creído. Pero todos me tomaron de loca.

—¿De qué hablas? —Pregunto Carter.

—La cinta ¿Lo recuerdas? Yo la vi. Y no sé qué ha ocurrido, porque yo vi esta silueta, vi que amenazo a Nina, sin embargo nadie más la vio. Como si hubieran cambiado la cinta.

Los chicos me observaron, y luego llegó al autobús y subimos a él. Enseguida llegamos a ese tal hospital psiquiatra.

—Bien, aquí estamos.

—Vamos a preguntar dónde tienen a Nina

—Solo espero que nos permitan verla.

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