Epílogo

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A menudo había pensado en mi vida. En que nada volvería a ser como antes, que las cicatrices estarían allí para siempre, que siempre tendría miedo. Pero ahora, había encontrado la tranquilidad en mi vida. Tenía cicatrices de mi pasado, como todos alguna vez. Pero había aprendido a no prestarles más importancia, a no hacer más cicatrices por el pasado.

Esa noche, jamás la olvidare. Todo estaba radiante. La noche era fresca y cálida, los bombillos amarillos iluminaban todo el jardín. Las luciérnagas cantaban, y volaban alrededor del lugar. Castiel me había llevado a una fiesta de la ciudad, donde él; ahora como solista, se había presentado. Acababa de terminar de cantar la canción Open Water de Blessthefall.

Después de bajar de aquel escenario y dedicármela. El dj de la fiesta puso una canción lenta. Entonces Castiel se acercó a mí con una dulce sonrisa.

-¿Me concedes está pieza? -estiró su brazo hacia mi esperando una respuesta.

-Sonreí- Creí que odiabas bailar.

-Sí, así es -suspiro- Pero está noche, estoy con mi novia, y no hay nada mejor para mí, que estar cerca de ella y mirarla a los ojos.

Me acerque a Castiel. Él me tomo de la cintura y yo, rodeé su cuello con mis brazos. Comenzamos a bailar, tan lento, que el tiempo parecía que no existía. Lo miraba a los ojos, tenía el mismo brillo que cuando lo vi por primera vez. Mientras él también me miraba a mí, estaba tan concentrado en mis ojos. Estaba tranquilo y estaba conmigo.

-Evelyn, me encanta cuando sonríes ¿Ya te lo había dicho? -me dijo con un tono dulce.

-Todos los días -Le sonreí.

El me devolvió la sonrisa, y mientras las luciérnagas bailaban alrededor de nosotros, él me miró a los labios, e intercambiamos una mirada. Se acercó lentamente a mis labios y me besó. Fue un beso largo y tierno. Cuando se alejó de mis labios, me miro nuevamente a los ojos y luego hablo.

-Te amo.

-Te amo, Castiel.

Entonces me acerqué más a él, pero está vez lo abrace, fuerte. Muy fuerte. Y él hizo lo mismo. Colocó su mentón en mi cabeza, mientras con sus brazos me mantenía aferrada a él.

Y fue allí donde me di cuenta, que las cicatrices no importaban ahora. Sabía que enfrentar el mundo sola, era muy difícil. Pero ya no estaría sola. Estando con él, nunca estaría sola. Habíamos logrado pasar de página. Y al fin habíamos logrado ser felices. Era como un sueño, del que no quería despertar nunca.

| Experimento Suicida |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora