El día para mi siempre empezaba a las 09:00 pm! Todo el día yo lo tomaba para dormir y de ahí adelante seria un poco agitado, en ese justo día me iba encontrar con dos de los "amigos" que mi cuerpo ya conocía, en los días normales eran más de cinco. Pero "los devoradores" yo los llamaba así, porque sugaban toda mi energía, yo costumaba atenderlos en noches distintas y no regresaba a mi puesto pero en aquel día ambos escojeron el mismo día, y no gustaban de ser contrariados ya eran hombres que llevaban esa parte de sus vidas en secreto, en su agenda no cabía cambios, todo era totalmente ordenado para que no existiera ninguna sospecha de esa vida secreta que ellos traían con ellos.
Tomé un café bien fuerte, con una torrada, escuchando el vecino que siempre cantaba junto a su guitarra, su voz tan bella, me encantaba oírlo. Pongo mi vestido rojo que mostraba muy bien mis curvas, tomo mi bolsa en la mano, con todo lo que yo iba necesitar aquella noche y salgo en dirección del lugar donde me habían pasado por mensaje. El lugar si veía modesto y clásico sin mucho color, como que para llamar cero atención, tenía que ser de esa forma púes el hombre era casado, además trabajaba en el gobierno, era muy importante, y famoso por ser estrictamente "perfecto", no aceptaba errores y mucho menos demostraba fallas. Todos lo admiraba por ser tan "honesto".
Cuatro hombres me reciben faldados de negro, dos me llevan hasta la habitación, uno abre la puerta, poco camino y ya veo el hombre en la cama, escucho el click de la puerta siendo cerrada por fuera, trago en seco, yo sabia que él era así, pero nunca estaba acostumbrada con esto. Bailo lentamente, como se estuviera en un show, exhibiendo mi silueta, como se fuera famosa y todos me amara por aquel talento. Me encantaba hacerlo, cuando niña soñaba en ser una modelo o entonces una grande bailarina. ¡Ilusión que siempre me acompañaba!
Él me mira extendiendo su mano en mi dirección, me acerco lentamente, destacando a cada paso las curvas de mi cuerpo, al verme cerca de la cama él me toma por la cintura y me juega por cima de sus piernas que todavía estaba cubierta por la sábana blanca, siento el impacto de mi cuerpo en contra del colchón.- ¡Quiero disfrutar de cada rincón de tu cuerpo! ¡Hoy solamente quiero probarte al extremo! - él sube en mi sacando el vestido y las medias que yo tenia puesto, se encaja con brutalidad en mi, no me besa, no me acaricia y mucho menos me mira. Se mueve cada segundo más rápido dentro de mi, me aprieta con sus manos, siento sus uñas tocar mis hombros, me duele pero no tengo el derecho de reclamo, ya lo conocía, sabía que la manera a cual le traía placer era esta, además él estaba pagando por el servicio, él estaba pagando para hacer lo que le pegase la gana de hacer con mi cuerpo. Nada más yo tenía que darle gracias por no baterme, como tantos otros ya hicieron.
Y yo solamente pensaba en que momento aquel martirio se iba terminar, pensaba en las cantidades de planes que me hicieron salir de mi pequeña cuidad y buscar un "futuro" en la capital. ¿Que futuro? Me preguntaba en una mirada perdida al nada, oliendo aquel perfume fuerte que salia del cuerpo de él, desde mucho detestaba aquel olor. Buscaba manera de mi entretener en cuanto él devastaba mi cuerpo con sus embestidas brutas, sin preliminares, sin lubrificación, con sus succiones y aprietos vorazes en mis senos, sin pensar en que yo sentía o dejaba de sentir. Yo siempre miraba el techo de las habitaciones, buscaba imaginar en cuantas cosas bonitas debían de existir en la vida de una mujer lejos de allí.
Al termino de todo él sale de mi, mira al lado, donde tenia una única copa de champán que desde que yo había entrado estaba en la mesita al lado de la cama, y sin mirarme pide para que yo salga. Me cambio delante de la mirada de desprecio que algunas veces salían de la copa para mirarme de abajo arriba, en cuanto él toma en la otra mano su teléfono y pide para que abran a la puerta, uno de los hombres la abren, recibo un sobre de papel amarillo con la cuantía en dinero, no era mucho, pero daba para "sobreviví", pongo en mi bolsa y salgo en pasos lentos a pesar de mi voluntad ser salir corriendo y tirarme delante de una puente por seguir en la vida a cuál ya no aguantaba.
ESTÁS LEYENDO
El cambio de Marta
Historia CortaNo hay vacío que no se pueda algún día llenar de amor y esperanza! Es eso que habla "El cambio de Marta". Una busca constante por el "yo" olvidado.