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C H A P T E R T H R E E

Tema: Labour By. Paris Paloma

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Aquel inicio de semana se sentía tan pesado, tenía un poco que ver con que el cambio de estación hacía parecer las primeras noches un poco más cortas de lo normal, todo el mundo estaba de mal humor en casa.

Harry había comenzado a sonreír hasta que Louis le dió aquella taza con café junto a un desayuno grasoso y lleno de proteína, todos supieron que estaba siendo una mañana difícil si su madre dejaba de lado el nutritivo desayuno de siempre.

- Aquí hay un par de salchichas, bebé ¿Quieres waffles? Tengo un par allá ¿Tal vez un huevo frito con tocino? - Adam asintió a todo.

Si, si y si. Mil veces si.

Cuando el plato fue dejado frente a él hubo un pequeño destello que lo devolvió al fin de semana pasado.

| - Aquí tengo más papas fritas para ti y puedo ir por otro plato - el ojiazul dejó un bowl enmedio de ellos dos.

- Gracias, estas son mis favoritas - sonrió tomando una enorme pieza - el aderezo de queso y jalapeño es el mejor... Papá es un especialista en comida chatarra - presumió viendo la expresión de Ian.

El niño tenía razón, estaba delicioso.

- ¡Hey! - gritó ofendido el rizado desde el asador donde escuchaba aquella conversación - toda mi comida es deliciosa, no solo la chatarra -

- ¿Quieres más? ¿Otro hot-dog? ¿Una hamburguesa? - esos enormes ojos azules no dejaron de verlo en ningún momento. |

- Tienes veinte minutos, mi amor. Se hará tarde para el colegio - su madre dejó un vaso con jugo de naranja al frente y se alejó para comenzar a trenzar el cabello de las alfas.

El auto iba en silencio rumbo a la escuela, su madre se había quedado en casa en esa ocasión y mientras todos dormían los cuarenta minutos que les tomaba llegar al instituto, el omega no dejaba de sentir un enorme cansancio caer sobre sus hombros.

| - Está bien si quieres descansar un momento, podemos ir hacia esa hamaca y dormir una siesta - el omega asintió feliz.

- Quien se despierte primero tiene que levantar al otro o nos perderemos la fogata con salchichas y bombones -

- Bien, no hay problema. Dulces sueños Adam - |

Cuando el auto dió la vuelta en aquella colorida esquina de la tienda de marcos para fotos, el ojiverde se puso alerta despejando todo el sueño posible.

Quizá el desgano tenía que ver con que la noche anterior se había ido a la cama un poco tarde, tal vez era el posible resfriado del que su mamá le había advertido antes de salir sin una abrigo a recoger el correo por la mañana.

Quizá solo es que estamos creciendo y los omegas segregan un montón de hormonas. No, no creo.

Los ojos le pesaban como si estuvieran echos de plomo, ardían como si estuviese llorando ácido y estaba casi seguro que estaban de un color rojo intenso, sentía el estómago revuelto también y la cabeza vibraba ante el menor movimiento.