¿Qué esperás para soltarte? ¿Para animarte?

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-¿Me convidas fuego? –levanté la vista y sonreí al volver a verlo

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Busqué un encendedor en mi bolsillo mientras él se sentaba a mi lado en un escalón de la puerta.

-¿Qué haces acá afuera sola? –me preguntó, tomando el encendedor y prendiendo un cigarrillo antes de mirarme con curiosidad.

-Es hora de los lentos allá adentro y la verdad que no es lo mío –me encogí de hombros y arrugué la nariz, haciéndolo reír suavemente.

-Estamos en la misma página entonces. –dijo, exhalando el humo lentamente.

Al ser madrugada había refrescado un poco y una pequeña brisa hizo que me estremeciera. Luis habría notado eso ya que se estaba quitando su campera para luego ponerla sobre mis hombros gentilmente. Le sonreí con timidez y él también a mí.

-Gracias. –murmuré y lo miré a los ojos por un rato. No me era difícil sostenerle su mirada, a comparación de Gustavo, Luis era más fácil de conocer. Quizás eran los años que nos llevaba, a mí más que a Gustavo, pero se notaba su madurez y sus ojos emitían pureza y bondad.

-¿Te quedas a dormir de Fito? –preguntó cuando terminó su cigarrillo.

-No no... Estoy esperando a una amiga que vino conmigo para que podamos irnos juntas como prometimos. Seguramente está con algún chico por lo que no quiero ir a buscarla e interrumpirla.-Sonrío, asintiendo con su cabeza.

-Otra vez, en la misma página. Mi amigo debe estar en algún lugar por ahí adentro, ya tendría que ir buscándolo...-

-¿Queres que vayamos a dar una vuelta? –solté de la nada y pareció sorprendido. Hasta yo me había sorprendido de haber sido tan directa. –Quiero decir, hasta que aparezcan nuestros amigos... Es mejor que estar allá adentro con los lentos o acá afuera con el frio, ¿no?- traté de explicarme para que no pensara que estaba intentado ligar con él.

Permaneció observándome por unos instantes con una sonrisa un poco pícara que hizo que me sonrojara. Seguramente soné muy torpe. Malditos impulsos.

-Suena perfecto para mí. –respondió finalmente- Voy a avisarle a mi amigo primero así no se va solo si no me encuentra.- asentí y lo seguí adentro de la casa. Mientras Luis buscaba a su amigo yo miraba a ver si estaba Vicky por alguna parte. Aunque algo adentro mío también esperaba encontrar a Gustavo. Quería saber qué había pasado con él en el momento que me fui. Seguramente enseguida encontró otra presa.

-¡Ahí está! –exclamamos Luis y yo al mismo tiempo. Nos reímos por la coincidencia y al ver que él señalaba para la misma dirección que yo nos miramos extrañados. A algunos metros nuestros se encontraba Vicky muy acaramelada con un chico en un sillón; al parecer ese chico era el amigo de Luis.

-No creo en las casualidades pero está me tomó desprevenido. –me dijo y asentí en acuerdo.

-"Todo depende de cómo vemos las cosas...-dije recordando una frase que alguna vez había leído.

-... y no de cómo son en realidad." –concluyó, citando a Carl Gustav Jung lo que hizo que se formara una gran sonrisa en mi cara.

-¿Sabías que sos la primera persona que me completa una frase de Jung? –reí contenta.

-Mmm, me lo imaginé. –respondió divertido.

Luego de esperar a que nuestros amigos dejaran de darse algunos besos nos acercamos para explicarles que íbamos a dar una vuelta y que en un rato volveríamos a buscarlos. Tanto Spinetta como yo los retamos como si fuésemos sus padres, diciéndoles que no se fueran por sus cuentas porque esa noche eran responsabilidad nuestra. Después Luis me guío hasta su auto, un Mercedes 280 SE Coupé. Para esa época, un lujazo. Abrió mi puerta como todo un caballero a lo que respondí con una sonrisa tímida. Encendió la radio en volumen bajo y emprendimos viaje.

-Bueno... -me miró de reojo mientras manejaba –no hay nada como mis propios desayunos pero como no tengo una cocina cerca te puedo invitar a desayunar a un bufé muy acogedor. No queda lejos.-

-Suena bien –sonreí y lo observé mientras manejaba. Me sentía muy cómoda con él, ya sea hablando o en silencio. No me ponía nerviosa sino todo lo contrario, me brindaba paz.

Si bien me llevaba muchos años, nunca me hacía sentir inferior a él. Y eso era algo que me gustaba, porque generalmente (y también debido a que nunca parecí de mi edad físicamente) las personas solían subestimarme y era algo que siempre odié. Y aunque era súper notorio que él era mucho más inteligente y tenía mucha más experiencia en la vida, su forma de ser hacía que eso no lograra intimidarme.

Durante el corto viaje hasta el bufé cantamos algunas canciones que pasaban por la radio y reímos de estupideces. Desayunamos en un lugar que, acorde a como lo había descripto Luis, era muy acogedor. Era demasiado temprano por la mañana por lo que sólo éramos nosotros dos en una mesita en un rincón. Hablamos de millones de cosas al azar. Nunca me había ocurrido de poder conversar tanto con alguien que recién conocía. Pero con él no nos costó nada crear un vínculo entre los dos.

Lo que más me gustaba era que ninguno de los dos coqueteaba ni parecía sentirse atraído a nivel romántico por el otro, sino más bien era una conexión mental y el inicio de lo que parecería, llegaría a ser una gran amistad.

Cuando volvimos a la casa de Fito la mayoría se encontraba dormido (mejor dicho destruido) en el piso o cualquier lugar que habían encontrado. Algunos todavía despiertos pero con resaca y Vicky riendo en el sillón con el amigo de Spinetta.

-¿Vamos yendo tortolitos? –dijo Luis y los dos hicieron puchero y ojos de perrito mojado.

Reí y sin darme cuenta apoyé mi cabeza sobre el pecho de Luis. Estaba agotada y con frío. Pareció no importarle mi impulso porque no tardó en abrazarme, acariciando mi pelo cariñosamente. Y la verdad que no se sentía raro. Se sentía como si hubiésemos sido amigos de toda la vida.

Sin pensarlo le devolví el abrazo y en ese momento levanté la vista, todavía en los brazos de Luis, y crucé miradas con Gustavo que todavía estaba ahí, sentado en un sillón y con una chica dormida en su hombro. "Seguro es tan aburrido que la hizo dormir" pensé. Pero después me sentí mal otra vez por juzgarlo. Me miraba fijamente y parecía serio. ¿Le habrá molestado mi actitud? No me importaba. No creía haber estado tan mal, solo lo había rechazado porque no estaba de acuerdo con sus intenciones. Pero quizás no estaba muy acostumbrado a que le digan que no.

Traté de mirar hacia otro lado y no pude. No pude despegar mis ojos de los suyos, como si tuviéramos imanes implantados en nuestras pupilas.

Tuve que levantar mi mirada hacía Luis cuando éste me hizo un comentario sobre la conversación que estaban teniendo con Vicky y su amigo, a la cual no le estaba prestando atención por mirar a Gustavo. Y cuando volví mi vista hacia éste, ya no estaba sentado con aquella chica, estaba caminando hacia nosotros...

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Chan chan chaaaaan😱

Les dejo a Luisito en su autito (pero imaginenselo con el pelo más larguito, más roludo(? ah

Les dejo a Luisito en su autito (pero imaginenselo con el pelo más larguito, más roludo(? ah

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Espero que les guste... por las dudas aclaro, no no va a ser una historia sobre Spinetta jajaja En este capítulo me dedique un poco a  El  flaquito porque así lo dictaba mi corazón 😌 (?

Comenten que les pareció y qué piensan que va a suceder ah

Gracias por seguir mi historia y hacerme entusiasmar para seguir escribiendo 💕

Y por si alguna no sigue mi otra 'historia' que se llama Random es más bien un blog o algo asi pero muchas veces voy a publicar cosas relacionadas con esta historia por si les interesa. (fotos y esas cosas) 😉

Besos y abrazos😘🤗

He visto a LucyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora