He visto a Lucy

Nada que decir, nada que esperar.

Tuve que levantar mi mirada hacía Luis cuando éste me hizo un comentario sobre la conversación que estaban teniendo con Vicky y su amigo, a la cual no le estaba prestando atención por mirar a Gustavo. Y cuando volví mi vista hacia éste, ya no estaba sentado con aquella chica, estaba caminando hacia nosotros...

~~~

Cuando vi que se aproximaba cada vez más hacia nosotros no pude continuar sosteniendole la mirada. Raramente mi cerebro no formuló alguna de esas frases que en cualquier otra ocasión hubiese dictado, solo se limitó a decirme 'no lo mires'. Y eso hice.

-¿Te pasa algo? –me preguntó Luis después de haber girado mi cabeza bruscamente y esconderla en su pecho para no verlo.

Sentí que alguien me agarraba del brazo y una voz hablando rápidamente, pero no pude comprender lo que decía.

En un segundo me vi en el patio, sin entender por qué. Antes de que pudiera decir algo me di cuenta que había sido Gustavo el que me había llevado hasta ahí.

-Mirá, la voy a hacer corta. Te quería pedir disculpas por lo que pasó hoy.  -dijo serio - No quería incomodarte y bueno... Perdón –terminó de decirme con una sonrisa.

Intenté no creerle pero realmente sonaba sincero. Ya no me parecía tan egocéntrico, ni chetito ni el clásico tarado que jura  y perjura que tiene a todas las minas muertas con él.

Me quedé viéndolo sin decirle nada, ahí parada frente a frente por segundos que parecieron eternos.

-¿Estás bien? - Su voz me sacó de mis pensamientos, y cuando caí de nuevo a tierra noté su mano en mi cintura. ¿Su mano en mi cintura? Sí, pero no se la saqué. Sólo me quedé mirándolo.

Sacudí mi cabeza e intenté decir algo más o menos coherente pero no tuve tiempo porque cuando abrí mi boca para contestarle, las voces de Luis y Vicky riéndose nos interrumpieron, haciendo que ese pequeño instante de cercanía física desapareciera.

-¡Qué bueno que ya se conocen! –dijo Luis al vernos- Lucy es una chica encantadora y muy inteligente –me miró y yo solo limité a sonrojarme.

Gustavo me observó un poco cómplice, un poco apenado y esbozando apenas una sonrisa, contestó:

-Con mucho carácter pero encantadora.-

Siguieron hablando por unos minutos más pero yo no participé de la charla. Quizás por el sueño que estaba apoderándose de mi cuerpo, y por todas las cosas que pasaban velozmente por mi cabeza, hasta que decidimos irnos.

-¿No queres que te llevemos? –le propuso Vicky a Gustavo, con un tono que claramente marcaba la cantidad de alcohol ingerido que todavía permanecía en su sangre.

-No, gracias. Yo me voy con mi hermana... -respondió él amablemente.

¿Mi hermana...? ¡Claro, la chica que estaba dormida en su hombro!  Soy tan estúpida. Primero no quise darle bola por pensar que era un creído, después lo idealicé mucho y luego volví a juzgarlo... En este punto ya me sentía culpable de no haber dicho nada, de no haberle devuelto aunque sea un 'gracias' cuando se disculpó conmigo.

-...pero otro día les acepto la invitación con mucho gusto. Bueno, ¡nos vemos!-

Los chicos saludaron y Luis solo se limitó a tocar la bocina. Yo me quedé viéndolo por última vez mientras el auto se alejaba, pero él no me vio.

El camino a casa se volvió ameno y lento, porque primero tuvimos que dejar al 'nuevo amigo' de Vicky en su casa. Aunque con la radio prendida fue más llevadero.

-¿Viste que fue buena idea que vinieras? –dijo Vicky mientras se tiraba en la cama que hoy, como tantas veces, compartíamos. Estaba muy pasada y no quería ponerla en evidencia frente a sus padres, así que Luis nos dejó a las dos en mi casa.