Dime Suga

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Está mañana esperaba tener un agradable día, pero lo único que encuentro es a la chica de mis sueños en mi propio departamento cogiendo con mi compañero de piso. Esas son cosas que uno sin duda espera olvidar y que jamás pasen.

— Nam, vamos nadie nos va a oír, haz algo de ruido para mí — gemía Juleka, la chica que me conquistaba todas las noches.

— Juleka... — jadeaba Nam Joon a la vez que se introducía más en ella. Fue entonces cuando cerré la puerta del departamento y salí corriendo de ahí. No pare hasta que un idiota se me atravesó en el camino y tropecé.

— ¿Estás ciego o que te pasa? — gritó un chico de mata castaña, justo el que se me atravesó.

— Cállate estupido. Mínimo deberías preguntar si se encuentra bien — gritó molesto para el castaño— ¿Estás bien? — preguntó un chico con una voz suave y melosa, muy llamativo por su distintivo cabello rosa.

— Si bastante gracias. Solo me duele un poco la cabeza — admito a la vez que aceptó su ayuda para levantarme del frío pavimento. El me da la mano y me acerca una silla del lugar.

— Amigo, ¿Qué te pasó? Te ves bastante demacrado — dice a la vez que se fija en mi rostro, no se lo que ve y entonces sus ojos expresan asombro y preocupación — Pero... ¿Quién chingados te hizo esto? — wow, no se reserva su vocabulario a pesar de solo haberme conocido hace menos de cinco minutos.

— ¿Qué sucede? ¿Qué tengo en el rostro? — el pelirrosa me acerca un espejo y veo un gran moretón en mi mejilla izquierda, esto arruina mi perfecta piel blanca.

— Ven, vamos a bajar ese moretón, un chico como tú no debe andar con la cara morada — dice mientras posa su mano sobre mi hombro dándome unas pequeñas palmaditas.

— Muchas gracias, espero no estar dándote problemas — le sonrió mientras entro al lugar, un pequeño café, rodeado de mucha naturaleza. Su decoración es a base de bambú y mármol, sillas y mesas de bambú, pisos y la repisa hechos de mármol blanco y una pequeña oficina detrás de la barra de servicio.

— Siéntate — ordena el pelirrosa. — Te voy a traer hielo.

El chico se mueve por la oficina en busca de, al parecer una bolsa, para poner el hielo. Noto cómo se tensan sus músculos por debajo de su camisa marrón de trabajo. Debo de dar vergüenza por mi aspecto, soy demasiado delgado pero no tengo músculos.

— Encontré esto. Cuidado. Te va a arder — dijo mientras aplicaba una compresa fría en mi mejilla, espero que esto se vaya pronto, me veo terrible con esto.
Pasados unos minutos, el chico quito la compresa y me miró muy detenidamente.

— Veo traición y rencor en tus ojos — se acercó una silla para estar a mi nivel — ¿Qué sucede?

— Bueno, pasó algo en mi apartamento. Tuve problemas con mi compañero y no quiero regresar al menos por unos días, pero salí de ahí solo con mi teléfono y mis llaves.

— Mmm... sé que esto puede sonar raro y tal vez no quieras pero... — hizo una pausa deliberadamente larga, mientras yo admiraba sus rasgos — ¿Quisieras venir a dormir a mi casa en lo que se soluciona tu situación?

Wow, eso me tomó por sorpresa, si es raro y repentino, pero no quiero ver a Nam Joon en unos días, al menos hasta que se vaya el mal humor y rencor que le tengo.

— Agradezco mucho tu oferta — me sonrojo un poco por lo que voy a decir — y si, me gustaría ir, en lo que se soluciona todo.

Dicho eso el chico me pidió que esperara en el café media hora, hasta que terminará su turno, muy amablemente me ofreció un café para esperar, a pesar de que odio el café lo tomé. Llegadas las seis en punto de la tarde. El pelirrosa se acercó y me dijo que era hora de irnos. Caminamos un rato hasta que llegamos a un bloque de apartamentos, bastante lujosos, subíamos por el elevador cuando el chico rompió el silencio.

— Espero estés cómodo, tengo una habitación extra pero no es muy acogedora, también un sillón cama lo que prefieras — dijo mientras abría la puerta y me dejaba entrar.

Su hogar, un mini palacio diría yo, estaba decorado con un estilo minimalista en blanco y negro con toques grises. Como lo dijo, el sillón cama estaba ahí, era un sillón demasiado grande, incluso para ser cama. Para mi sorpresa, su "mini palacio" era uno de doble altura y dos pisos, con ventanales largos y con cortinas blancas de seda.

— Wow... — fue lo único que salió de mi boca y seguía observando todo el lugar.

— Ya se, es un poco ostentoso — dijo un poco tímido a la vez que caminaba por el salón de su departamento. — Si gustas puedes tomar un baño, tengo ropa extra por si la necesitas.

Como el pelirrosa lo sugirió fui a tomar un baño rápido antes de prepararme para dormir. Su baño de igual tamaño que todo mi departamento, era en tonos blancos y grises, con una gran tina blanca de porcelana y una regadera de cristal. Al entrar a la regadera el agua se calentó al instante quemando un poco mi piel desnuda. Tomé el gel de baño de uso corporal, leí detenidamente la etiqueta y lo abrí poniendo un poco del producto en mi mano y frotándolo hasta hacer espuma. Despacio comencé a frotar las palmas de mis manos contra mi cuerpo, imaginando una vez más que eran las pequeñas, suaves manos de Juleka, froté mi cuello bajando lentamente sobre mi delgado y blanco torso. Seguí bajando hasta que llegue a mi miembro completamente erecto a causa de mi erótico baño, comencé a masajear mi miembro lentamente y con firmeza mientras el agua caliente recorría mi cuerpo y aumentaba las sensaciones. — Ah... Juleka — gemía bajo mientras aumentaba la velocidad de mi mano y comenzaba a sentir los espasmos que avisan el inevitable orgasmo. Con un último gemido me vine expulsando ese líquido caliente y pegajoso de mi miembro, el cual terminó en mis manos y en la pared de la regadera. Tomé un poco de esa cosa viscosa y como de costumbre, la apliqué en mi rostro y manos.

Terminé de ducharme y me dirigí a la habitación que el chico me ofreció para vestirme, y ahora que me deba cuenta, no sabia como se llamaba, lo había estado llamando chico pelirrosa, pero ninguno de los dos conocía el nombre del otro, solo sabía que me invito a su departamento porque un castaño me tiró y me dejo un moretón en la cara.

La ropa que me ofreció el chico era de buena marca, al igual que todo lo que había en el departamento, este chico obviamente tiene dinero de sobra. Al salir de la habitación vestido con su lujosa ropa de Gucci y Calvin Klein me dirigí a la isla de la cocina donde se estaba sirviendo algo de cenar.

— ¡Que bueno que te quede mi ropa! — gritaba el chico muy animoso a la vez que me acercaba un plato con frutos secos. — Espero te gusten y toma lo que gustes de la cocina — Dicho eso salió de la cocina y se dirigió a su habitación, dejándome el sofá-cama listo para dormir, solo tomé un vaso de leche y una pieza de pan antes de irme a dormir. Antes de siquiera acostarme en el sillón entra el pelirrosa al salón.

— Casi lo olvido, nunca te dije mi nombre. Soy Park Jimin — Ahora sé cómo se llama.

— Un placer Jimin, soy Min YoonGi, pero, dime Suga.

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