Vamos a divertirnos princesa

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— ¿Qué es lo que debes decirme que no puede esperar a después de un rato de buen sexo?

— Es que no puedo hacer esto. Si, francamente me encantas y me vuelves loco pero, no soy alguien que traicione.

— ¿Seguro? Tocaste mis pechos sin rechistar y tú erección dice que estás disfrutando esto. — sonríe y abre ligeramente mi pantalón con la clara intención de tocarme. No lo soporto más y tomo mi maleta para poder salir de ese lugar.

Escucho a lo lejos su voz, estoy en la sala buscando mis llaves y ella aparece solo con sus bragas negras de encaje y sin sujetador. Intento resistir la tentación y salir, pero antes de que pueda hacer algo ella me sujeta del mentón y me besa.

— ¿Qué chingados haces? — grita NamJoon al otro lado del salón y se acerca furioso con un puño cerrado directo hacia mi rostro. Su puño está sobre mi piel y siento el caliente líquido salir desde mi boca, acerco mi mano y al volver a verla esta roja por la abundante sangre de mi labio.

— Nam déjame explicarte lo qué pasó — digo poniendo mis manos sobre su torso impidiendo que se acerque a mi.

— Yo se lo qué pasó. Te estabas tirando a mi novia — dijo molesto, su voz grave se comenzaba a volver un pequeño gruñido lleno de dolor y miseria.

— ¡Claro que no! Por si no lo sabes tu novia se me estaba insinuando. Además yo ya me voy a mudar — con el mismo tono que el usa conmigo comencé a gritarle, sin esperar una respuesta por su parte tome mis cosas y salí de ahí.

Al estar en la calle escucho gritos con mi nombre, volteo y veo a una chica sin sostén llamándome desde la ventana del quinto piso. Sin darle importancia me voy caminando reprimiendo mis ganas de golpear algo. En una esquina veo una tienda de autoservicio y entro. Me dirijo a los refrigeradores y tomo un six de cervezas.

— Buenas tardes. ¿Me podría dar una cajetilla de cigarros por favor? — digo de la forma más amable a la dependienta y saco mi identificación.

— Claro — cobra los cigarros y las cervezas. Salgo lo más deprisa de la tienda y enciendo el cigarro con mi encendedor blanco con las iniciales Y. K.

Sigo caminando exhalando humo de mi boca, ya casi iba un año que no probada un cigarro y realmente se siente bien. Al llegar a la cafetería en donde trabaja el pelirrosa me siento afuera para poder seguir fumando, es cuando una chica se acercó a mi.

— Disculpa, este establecimiento es libre de humo — señala un letrero donde dice que no se puede fumar. Apago mi cigarro y comienzo a pensar en que le dire al chico para no hacer la cena y de donde sacaré dinero para mudarme a otra parte.

— ¡Yoongi! — escucho una voz que grita mi nombre, una peculiar, una ya conocida. Es Jimin.

— Hola pelirrosa. Oye lo lamento por los problemas pero ya no podré ir a tu casa. — digo levantándome de la silla y sacando un cigarro de mi chaqueta.

— No, no tienes que hacer nada. Solo era una broma. — dice deteniéndome y tomando mi muñeca. Sus manos eran tan pequeñas comparadas con las mías. Cualquiera dudaría que estás manos proporcionarán cualquier tipo de placer.

— Lo lamento Jimin, mañana pasaré a regresarte todas tus cosas — murmuró y me alejo caminando con las manos en las bolsas molesto e impotente. Sigo caminando sin rumbo, nadie me sigue y siento que me observan. Gritos se escuchan a lo lejos mientras una nube comienza a tomar color, uno oscuro que avisa que se avecina una tormenta, rápidamente apresuró el paso y entro a un bar.

— Carilindo — grita una persona dentro del bar muy molesta — Aquí no se permiten menores.

— Déjame en paz — murmuró mientras me acerco a la barra. — Una cerveza por favor — 

— Niño, esto no es una heladería — grita de nuevo el idiota del bar, ahora más molesto mientras se acerca a mi. — Largo que aquí. — dice mientras me sujeta de la camiseta y me levanta.

— Tranquilo, yo no quiero problemas. Solo quiero tomar algo y ya — lo miró tan desinteresadamente que solo provocó más de su ira.

— De acuerdo vamos a tomar algo— dice mientras me suelta y me acerca a la barra. — Una especial para olvidar — pide y me la acerca al momento de que se la entregan.

— Hasta el fondo — toma la cerveza que había pedido para mi y la bebe. Mientras me obliga a tomar la bebida que él pidió. Yo me niego y el toma el vaso metiéndome el líquido en la boca.

— Esto sabe a mierda — gritó horrorizado mientras escupo la bebida.

— Querías tomar, ahora vas a tomar. Para que te hagas hombre — de nuevo me obliga a tomar eso, pero ahora optó por taparme la nariz. Como él supuso, abrí la boca y todo lo que estaba en el vaso entró a mi boca.

— Suéltame — grite más desesperadamente implorando por mi vida. Este simio me iba a matar. Por un momento imagine cómo lo qué pasa en todas esas novelas y películas de ficción, que un héroe salvaba a la persona en apuros y se deshacía del salvaje. Pero no ocurrió eso, solo me tomó de la muñeca y me arrastró fuera del bar.

— Vamos a divertirnos princesa — dijo tan morbosamente que me espanté y las lágrimas comenzaron a recorrer mi rostro, tibias y angustiantes lagrimas de miseria y terror.

Al salir del bar me golpeó tan fuerte la cara que caí al piso, casi inconsciente, solo lo suficiente para sentir el agudo dolor corporal y el terror implícito.

Me llevo a rastras hasta un callejón oscuro donde me tiró al piso y se dispuso a bajar mi pantalón. Mi brazo sin fuerzas y agonizante no respondía ni me ayudaba a librarme. Sin verlo entró en mi interior con tanta fuerza que estoy seguro que empecé a desangrarme, mi cuerpo imploraba piedad, ya no podía más, solo empecé a llorar, mi cuerpo ya no lo soportaba, me estaba violando.

Él:
    Está tirado en el piso con un charco de sangre fresca a su al rededor, debo ayudarlo.

Hola!! Espero les hayan gustado los últimos capítulos, me han costado un poco de trabajo. Está última parte me saco algunas lágrimas al hacerlo, espero que a ustedes igual les llegue.

Espero actualizar el sábado o antes y ojalá puedan votar y compartir. Son muy pocos votos y visitas pero con algo se empieza.

Gracias y hasta pronto.

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