Mirame sólo a mi

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Heechul llegó a Canadá con la esperanza de poder ver a su sobrino y poder arreglar aquel mal entendido que los alejó tantos años.

Aquella mañana Yesung se había quedado en casa ya que sus padres habían llevado a Henry al parque.

Cuando sonó el timbre se dirigió a la puerta a regañadientes ya que la persona que estaba afuera era muy insistente y se vio obligado a salir de la ducha con una diminuta toalla que apenas cubría sus partes privadas. No tenía vergüenza de salir asi, su cuerpo era algo de lo que se enorgullecia, pasaba horas practicando deportes en la escuela y haciendo ejercicios en su casa.

Abrió la puerta con el seño fruncido y miró al hombre que estaba de espaldas observando el jardín, aquel hermoso cabello, ese cuerpo estilizado y ese perfume que la suave brisa permitía sentir a la distancia, era inolvidable para el, era su tío Heechul. Fingió no saber de quién se trataba y con mucha dificultad le preguntó.

- ¿Qué se le ofrece señor?- Hee al escucharlo se giró y ambos quedaron sin habla.

Para Yesung su tio era más hermoso de lo que recordaba, las fotos que veía en Internet no le hacían justicia a su belleza al tenerlo enfrente.

Heechul no se sentía bien, lo primero que paso por su mente no era algo normal. No podía sentirse atraído por lo que veía, era imposible. El adolescence seguía sin moverse de la puerta, el agua de su cabello recorría cada musculo marcado perdiéndose en la toalla que le impedía seguir mirando pero que agradecía a lo que fuera que tendría que agradecer que estuviera allí.

- ¿Yesung?- el joven asintió sin aliento.- soy tu tío Heechul, ¿podrías dejarme pasar? Vine a hablar contigo.- Hee lo miró entrar a la casa sin decir nada pero dejándole en claro con su acción que podía pasar.

Hee no pudo evitar sentir ganas de acercarse a el aunque estuviese de espaldas.

- Voy a mi habitación enseguida regreso.-

Yesung sentía que su corazón estaba desesperado por escaparse de su pecho, en el fondo el también había pensado que lo que sentía por su tío era un simple capricho y que no tenía sentido seguir jugando al gato y al ratón cada vez que sabía que su tio llegaría al país, por años con ayuda de sus padres había evitado verlo, y ahora lo tenía allí y estaba perdido por el. Heechul era perfecto, pero por más que había notado en la mirada de Hee lo que reconoció como deseo, sabía que su tio no cedería ante el. Pero aunque tuviera que drogarlo, secuestrarlo, o suplicarle lograría estar en sus brazos, a pesar que eso significara perder a toda su familia.

Heechul se encontraba en la sala golpeandose mentalmente por aquellos oscuros sentimientos que no se debía permitirse sentir jamás.

Yesung se colocó unos pantalones ajustados y una camisa que dejó abierta a propósito y bajó las escaleras rápidamente.

- ¿De que quieres hablar conmigo?- miró la tensión en el cuerpo de su tío y sonrió con sorna.

- Yo...yo...¿acaso no podrías cerrar tu camisa?- Hee estaba nervioso, su mente y su cuerpo eran unos vil traidores y estaba decepcionado de el mismo por estar deseando a un hermoso joven de quince años, que era el hijo de su hermano.

- ¿Te molesta?- la mirada de Yesung atrapó la de Hee y sonrió.- está bien.- con parsimonia se encargó de cada botón hasta cerrar por completo su camisa azul. Se puso de pie, camino y se arrodillo delante de Heenim arrojándose a sus brazos y quedando en medio de sus piernas.

- ¡Te extrañe!- Hee lo abrazó y se quedaron en silencio.

- Quiero que termines con este capricho, quiero verte de nuevo sin tener que hacer todo para que no supieras que vendría, te escondiste de mi por años y eso no lo puedo entender. Yo...-

Hee no pudo seguir hablando al sentir los labios del adolescente sobre los suyos, eso no debía estar pasando, el no debería corresponderle pero lo hizo, sin darse cuenta el joven se apoderó de su boca con tanta pasión que le desbordada por los poros.

Yesung acarició las piernas de Hee que abrió los ojos al notar que la situación se estaba saliendo de control.

Empujó al joven y se puso de pie.
Estaba Excitado, jadeando, confundido y arrepentido.

- ¡Esto no pasó! ¡esto no debió suceder! ¡olvídate de esto!.- espetó

- ¡No! ¡Me niego a olvidar que tu también me deseas! Tu cuerpo no me engaña, quieres sentirme como yo a ti.-

- ¡No hables asi! ¡Eres un niño! ¡Soy tu tío maldición! ¡esto está mal!- dijo entre lágrimas Hee, los nervios lo estan cegando. Había faltado el respeto a toda su familia con lo que acababa de hacer.

- ¡No soy un niño! ¡Soy un hombre! Déjame demostrarte que soy capaz de volverte loco.-

- cállate no quiero seguir escuchando esto. Tienes quince años, eres mi sobrino no puedes hablar en serio.-

- Claro que hablo en serio. Estoy enamorado, Deseo tu cuerpo, deseo tu alma, quiero que me mires solo a mi, que gimas mi nombre.- una cachetada resono en la habitación.

- Lo siento, no debí golpearte pero.- Yesung empujó a Hee contra la pared y volvió a besarlo, lo acarició con desesperación, sus manos sujetaron a Hee de los muslos y lo levantó sin esfuerzo, Heechul con gran esfuerzo pudo soltarse y salir corriendo de la casa dejando a su sobrino en aquel lugar al cuál definitivamente no regresaría.

Ambos estaban perdidos, estaban al límite de lo prohibido y aunque dieran marcha atrás, no volverían a ser los mismos.

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Gracias por leer.

💙💙💙Ayden Lee💙💙💙

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Al limite de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora