Veo los murales de las charlas íntimas caer,
dejando cenizas de lo que alguna vez fue.
La amistad ya no son más que miradas
de personas que fueron conocidas
y que escuecen en heridas viejas.
Fumé de aquel cigarrillo,
porque el humo de tu aliento,
era el que me llenaba por dentro.
¿Quién soy yo para decidir por ti?
Sin embargo, tus decisiones
son las que me afectan.