Violencia que rige,
destruye,
florece,
inunda,
y deja varados
a quienes creyeron
que podía resolverlo.
Y aunque mano de hierro fuese la que reine,
no dejará de existir sangre que fluya
muy hondo,
y se escurra
hasta llegar hasta tus pesadillas,
y ni el mejor psicólogo te salve
de tus propias manos,
que elevan la muerte.
Y aunque todo el odio se resuelva,
no quedará rastro de amor,
y la carne se pudrirá,
y el cariño no quedará,
y la angustia reinará,
por todos los errores
que quisieron cometer
por no razonar
y no autocontrolar.
Quienquiera que seas,
apuñálame,
pero verás que de este acto
cobraré venganza porque
la sangre escurrirá.
Porque estará persiguiéndote
aún cuando seas el siguiente
que sufra la muerte.