Sentimientos

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Disclaimer: ayer fui a comprar los derechos pero no tenía suficiente dinero así que Kishimoto-san aun es el dueño, lo único mío aquí es la historia.

Aclaraciones y demás al final del capitulo.

¡Enjoy!

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Capitulo 3

Sentimientos

El ruido ensordecedor del despertador interrumpe tus sueños, seis de la mañana, hoy tienes un negocio de suma importancia y como eres el jefe no puedes darte el lujo de llegar tarde.

Restriegas tus ojos con parsimonia, para eliminar todo rastro de sueño, te das la vuelta con el anhelo de disfrutar de la presencia de tu querida esposa, un tierno beso de buenos días para la suerte, es una costumbre que ambos forjaron con el tiempo.

—mmm...Kushina.

Tu mano se desliza sobre la sabana blanca que cubre el colchón, el espacio donde dormía tranquilamente tu esposa está vacio.

Vacio, ¿vacio? ¡Vacio!

—¿Kushina?

El sueño desaparece y súbitamente tu pecho se oprime en una mezcla de desesperación y frustración ¿Dónde esta? ¿Donde esta?

Recorres la habitación pero esta totalmente vacía, ella no esta aquí ¿Habrá salido de la casa? o...

La señora Namikaze ha caído en una depresión severa, los sentimientos de tristeza, la preocupación, el abatimiento emocional que ha estado soportado por la perdida de su único hijo son la principal causa —explicaba el doctor —no es aconsejable que se encuentre sola, puede caer presa de la desesperación y...

No quieres pensar lo peor, pero tu mente ya trabaja en ello ¡Demonios, Kushina!

Bajas las escalera a toda prisa, cuestionas todo el personal pero nada, nadie la ha visto, se supones que les pagas dinero extra para que estén mas al pediente de ella. Una orden sale de tus labios y todo el mundo en la casa se moviliza.

Te detienes, sujetas con fuerza tu cabeza repleta de cabello rubio e intentas pensar, ¿En donde puede estar? La has buscado en todas partes ¿no?

—Naruto —, pronuncias y tu pies se mueven por si solos con las desesperación marcada en cada paso...tonto, tonto, tonto ¿Por qué no buscaste ahí en primer lugar?

Te detienes frente a la puerta de color negro con aquel cartel anaranjado, que Naruto había colocado cuando estaba en su etapa rebelde: ¡no molestar ttebayo!, giras la perilla con un nudo en tu garganta.

—Kushina —expresas dulcemente, un suspiro de alivio se escapa de tus labios.

Ella estaba aquí, todo el tiempo estuvo aquí. Acostada sobre la cama en posición fetal, abrazaba con fuerza aquel zorro de peluche que tu padre le había regalado a Naruto en su octavo cumpleaños.

Te recuestas a su lado, con cuidado de no despertarla, depositas un beso dulce sobre su frente y la aprietas a tu cuerpo.

—No me asustes así —expresas con voz tenue —si también te perdiera no se que...—, la expresión muere en tus labios... ¿No te has dado cuenta? También la has perdido, su cuerpo esta ahí, pero su mente, su espíritu se ha ido, a un mundo donde no puedes alcanzarla.

La lagrimas brotan de tus ojos, por primera vez en mucho tiempo te permites llorar, durante todo este proceso has sido fuerte por ella, has sonreído por ella, has vivido por los dos —solo un momento, solo dejame ser débil este momento.

AmnesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora