CAPÍTULO 8

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Hay sensaciones que son inexplicables, que surgen en un momento. Como sentir que se te sale el corazón cuando aparece Rachel repentinamente y me asusta.

-¿Te ha ido bien en la escuela?-Doy un brinco al escuchar la voz de Rachel, entrando al edificio.

-Sí. Ha sido un buen día-le digo con poca emoción.

-Oh, la manera en la que lo dices muestra lo contrario. - mientras recorta unas letras enormes de una revista-Pero no quiero meterme tanto en tus asuntos.

-Descuida-creo que notó la ligera mueca que forme en mi rostro.

- Debo irme antes de que el chico del otro turno se vaya. Hoy estaré sola en la cafetería.

-¿Que hay con Billie?

- Renunció hace unos días. En fin, no te aburriré con mis cosas. Nos vemos después.

No entiendo mucho las palabras de Rachel, pero de igual forma vuelvo a sonreír, despidiendome de ella.

En el fondo sabia lo que trataba de decirme, que en mi mirada había felicidad, seguro que era eso, y de cierto modo tenía razón. En mi pecho sentí una emoción, acompañada de nervios.

Me dirigí a mi recamara, lance mi mochila a la silla que esta junto al escritorio. Y de inmediato me tiré en la cama.

Encendí la grabadora vieja que había comprado en un bazar, estaba un poco desgastada, pero era decente, al menos para mi lo es.

Me puse ropa de descanso. Miré hacia al techo, mientras estaba recostada. Eso me ayudaba un poco, podía estar allí horas y horas.

Fui a la cocina, tomé un plato de porcelana que había en ese mueblecillo viejo, ahora que lo pienso, todo en este edificio está repleto de objetos viejos, eso es evidente, pero Rachel decoro este apartamento con un estilo aún más diferente. El refrigerador era viejo, como el que se usaba en los años 70 o algo así, y de color azul pastel, lo hacía ver elegante, debo admitirlo.

La verdad es que Rachel tiene buen gusto, y mucha creatividad. Me atrevería a decir que ha hecho de nuestro apartamento el más bonito. Bueno no conozco los otros, pero dudo que tengan mismo estilo que el nuestro.

Un ruido más volvió a causarme otro susto, y esta vez no es la voz de Rachel, ni mucho menos de la anciana del apartamento de a lado, sino que este es más agudo. Captó de inmediato que es el teléfono, miré rápidamente y me di cuenta que no era el de la casa, sino el mío. Corrí hacia a mi recamara y rápido vacíe la mochila, tomo entre mis manos ese pequeño objetivo, y a la vista me aparece un número desconocido. Me saque de onda al verlo. No pierdo más el tiempo y contesto la llamada.

-¿Ally?

-¿Si? -tartamudeo-¿Disculpa, nos conocemos?

-¡Qué! Acabas de romper mi corazón.
-Lo siento no te conozco y mucho menos recuerdo tu voz.

-Soy Ian.

-...

-¿Ally, estás ahí?-me quedé sin palabras por unos segundos.

-Hehe sii, aquí estoy. Me sorprendió tu llamada. Bueno tú me has sorprendido.

-Hehe, lo sé. Llamaba para preguntar, bueno para confirmar sobre nuestra salida de hoy en la noche.

Casi lo olvidaba, mejor dicho, lo olvidé. Es extraño esto, pero la emoción, la misma emoción hizo que olvidará que hoy saldría con él.

-La verdad sí lo había olvidado.

-¿Vas... Vas a cancelarme?

-No, te veo en la... a las.

-Tranquila ¿Paso por ti a las siete, a tu casa?

REBELDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora