Niall
— Eres un asesino. — La mirada de Johannah era fría y llena de rencor.
— Mami, ¿dónde está Lou? — El pequeño Ernest tiraba del pantalón de su madre mientras unas lágrimas salían de sus ojos.
— Él ya no vendrá pequeño. — La voz de Lottie era entrecortada.
— Tú me quitaste a mi hijo. — Johannah nunca me había mirado de esa manera y era de verdad doloroso que lo hiciera.
— Jay sabes que Louis era como mi hermano.
— Entonces mataste a tú hermano.
[...]
Me desperté sudando, temblando y sentía náuseas, el sueño había sido tan real que sentía las palabras de Johannah aun retumbando en mi cabeza. Ni siquiera fui a darle mis condolencias en el funeral, me enfoque más en mi dolor que olvide que había otras personas que también estaban sufriendo por la ausencia de Louis. Lottie, Felicite, Daisy, Phoebe, Ernest y Doris, eran los nombres que más me dolía pronunciar, los nombres de sus hermanos.
Me senté en el borde de la cama y tomé las fotografías que estaban esparcidas en la cama para poder guardarlas en su lugar. Sabía que en algún momento debía darle la cara a la familia de Louis, tarde o temprano tendría que hacerlo y ya me había demorado bastante. Salí de mi habitación y camine hasta el baño para darme una ducha, cuando termine me envolví en una toalla y regrese a mi habitación, tome ropa de mi armario para después vestirme.
Tome mi teléfono y mire la hora, eran las 2:35 p.m. y era domingo por lo que tendrían que estar todos en casa. Agarre una chaqueta para ponérmela y después mi cartera junto con mis llaves. Salí de mi habitación, para después bajar por las escaleras y sin siquiera avisar a donde iría, salí de mi casa para ir hasta mi auto y subir en este.
Una y hora vez pensaba en que le diría a Johannah cuando llegara, tomando en cuenta el que ella tal vez no quisiera no verme. Pare en una pastelería y compre tres pasteles de diferentes sabores, mire unos pequeños cupcakes con unos ositos en ellos y decidí llevar dos para Ernest y Doris. Los acomodé en el asiento del copiloto de manera que no se cayeran y me fui directo a casa de la familia de Louis.
Al llegar me estacione fuera de la casa mientras debatía contra mí mismo entre bajar o no, en mi cabeza se empezaron a crear lo escenarios más pesimistas y no podía dejar de pensar que terminaría yéndome con un pastel estampado contra mi cara.
Tome los pasteles junto con los cupcakes y camine hasta la entrada de la casa, con uno de mis codos presione el timbre y al instante se escucharon unos pasos aproximándose a la puerta. Mis manos comenzaron a temblar ligeramente y sentía mi garganta secarse, no tenía idea de quién sería la persona que abriría la puerta o de cuál sería su reacción al verme parado afuera de su casa. La puerta se abrió lentamente dejándome ver a Felicite detrás de esta.
— ¡N i a l l! — Chillo y su rostro expresaba euforia pura.
— Hola. — Mi voz era temblorosa y una pequeña sonrisa apenas tocó mis labios.
— Pasa, no te quedes allí. — Tomo uno de los pasteles junto con los cupcakes y camino hasta la mesa del comedor mientras yo la seguía.
Dejamos los pasteles en la mesa y la familia no tardó en aparecer en la sala de la casa, lo cual demostraba que cada quien estaba en su habitación o así parecía. Cuando Louis estaba vivo, todo el tiempo se la pasaban en la sala todos juntos riendo de lo que cada miembro en la familia tenía para contar. Escuché unos ruidos en la cocina y volteé al instante para ver salir de ella a Johannah, quien me miraba de una manera totalmente amorosa. Verla en ese momento era totalmente diferente a la manera como la que me veía en mis sueños.
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En Mi Memoria
Teen FictionLos sentimientos de culpa me invadian todas las noches sin falta, me sentía tan miserable y comenzaba a pensar que todos tenían razón, yo lo había matado y no podía cambiar eso. Si tan solo hubiera hecho caso cuando me dijeron que ya había bebido lo...