She Is A Unified.

Prólogo.❇

Había sido un hermoso día con cielos despejados y un sol deslumbrante en Cardel que era imposible imaginar que para la noche caería una fuerte lluvia con rayos, truenos y relámpagos. Pero esto solo ayudaría a que la vida de Percy cambiara por completo...

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Era noche buena, todos los años para esa fecha especial los Collins y los Wilson se reunían y festejaban como tradicionalmente lo hacían. Cada año se celebra en la casa de una de estas dos familias, este año la fiesta sería en casa de los Collins.

Percy estaba casi completamente lista, a la niña tan sólo le faltaba peinarse, pero era Percy, por Dios, esa niña de seis años que ni siquiera sabía como funcionaba un cepillo.

Al no saber peinarse decidió pedirle ayuda a su mamá, así que bajó corriendo los escalones con cuidado de no caer y a la vez que el vestido rojo no se levantase demasiado por el movimiento.

Por el ruido la niña supo que sus padres se encontraban en la cocina, pero sus voces alteradas la obligaron a detenerse en seco.

—Mat, por amor a Dios, dime que eso no es cierto, ¡dime que son mentiras!—Gritó exasperada la madre de Percy con lágrimas en los ojos.

—¡Lo siento, no tuve otra opción!— Gritó está vez el padre de la niña.

Percy se asustó por la forma en que gritó su madre, siempre la había visto pacífica, Marcy no gritaba ni para regañar a su hija por las travesuras que hacía.

—Nos traicionaste. —Recitó Marcy.

—Yo sólo intentaba protegerlas, si no lo hubiera hecho el las hubiera mata...—Matteo no terminó la oración al darse cuenta que la pequeña pelinegra estuvo escuchando la conversación.

La pequeña empezó a llorar apenas se enteró que alguien le quería hacer daño a su mamá y a ella. Y aún más al enterarse que su propio papá había traicionado a su mamá en algo que ella no sabía que era pero que de forma igual le dolía.

Percy echó a correr lo más que pudo por las mismas escaleras que había bajado con tanto cuidado y que ahora subía sin importar nada.

Apenas llegó a su habitación puso el cerrojo de la puerta para que sus padres no entrasen.

—Esta noche no podía ser peor—Dijo para sí misma entre sollozos.

Sus padres insistieron por más de una hora para que ella abriera la puerta, pero ella nunca la abrió y ellos dejaron de insistir. Minutos después de que sus padres dejaron de insistir escuchó gritos y vidrios romperse. Ella al escuchar ruidos tan horribles decidió esconderse en el baúl donde guardaba sus juguetes. Esa noche odió haber dicho que las cosas no podían ser peor, porque lo fueron y serán mucho más peor que lo fue esa noche...