Capítulo 4.❇

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Han pasado varias semanas desde que intenté entrar en aquella casa, Lara me pidió disculpas por lo sucedido, sigo dolida por lo que me dijo pero bueno, Mac está raro; se suponía que tenía que decirme cosas importantes pero hasta la fecha está más frío que un iceberg. Para cerrar con broche de oro, Peter está tratando de formalizar algo con Vanessa, según escuché piensa traerla hoy a la casa. Si mi vida fuera un cuento de hadas ella sería la bruja malvada. Toda su vida ha tratado de hacerme sentir una mierda, ¿Lo ha logrado? Es un rotundo sí.  Estoy demasiado aburrida, aunque también estoy dolida pero bueno, es algo que debería superar. Tendida en mi cama me pongo a observar las estrellitas de colores fosforescentes pegadas en la pared y para ponerle drama a mi vida alguien toca la puerta, en serio espero sea un asesino para ponerle un poco de emoción a mi vida porque ni siquiera Lara está en casa como para que pueda distraerme.

—Adelante—Grito sin moverme de la cama.

—Per, sé que tú y Vanessa no se llevan bien pero ella prometió no decir nada en contra tuya, espero lo mismo de ti, por favor—pidió amablemente.

—Si piensas que me duele que andes con la bruja que se ha encargado de destruir mi autoestima pues no—

—No la llames así, Per—

—Si me permites tengo algo mucho mejor que hacer que verle la cara a esa bruja—le dije levantándome de la cama y saliendo de la habitación.

Sí, así de dramática soy. Realmente no pensaba quedarme para romperme el corazón así que le pedí permiso a mis padres para dar una vuelta, ellos me dejaron con la condición que tuviera cuidado. Me detengo en un local llamado "El café de Fleur", me da cierta curiosidad porque las tres primeras palabras están en español y la última en francés, me adentro en este, hay varias mesas cuadradas vacías con sillas giratorias, me gusta el diseño del lugar sencillo pero lindo. Me siento en una mesa vacía que está a la par de la ventana mientras espero ser atendida, en las paredes hay cuadros con frases motivadoras por doquier pero hay una que llama mi atención "sonría, que le estamos grabando" . Me da gracia ese cuadro, creo que quizá sí sea motivador.

—¿Qué desea tomar?— Pregunta una joven quizá mayor que yo, ha de tener como veintiún años.

—Nunca he venido aquí, ¿Qué me recomiendas?—pregunto agarrando el menú que me ofrece.

—Pues los lattes de este lugar son una delicia, pero los Capuchinos no quedan atrás—

—Podría traerme un café con leche— Le digo devolviéndole el menú.

El tiempo pasa volando, obviamente hace ratos ya me había tomado mi café, de hecho no estaría aquí. Pero un señor de alrededor sesenta años se me acercó y  hemos estado platicando, siempre he sido una persona amigable, hemos hablado sobre temas al azar.
A lo largo pude ver a un chico de tez morena acercarse a mí, ¿Casualidad que Mac venga en dirección a mí? I don't know. Lo siguiente que pasó fue demasiado raro, Mac se acercaba a mí a pasos apresurados, cuando estuvo lo suficientemente cerca me tomó del brazo y me alejó del señor del cual ni siquiera me dejó despedirme de él. Lo cual me pareció una falta de respeto hacia él, pero bueh. Nunca lo había visto enojado pero ahora lo está y yo también.

—¿Se puede saber que te sucede?— pregunté enfadada.

— Tan sólo sígueme, cuando lleguemos a donde te pretendo llevar puedes preguntarme lo que quieras— me pidió.

Por alguna extraña razón me quedé callada, cosa que nunca hago, no tenía idea a donde me estaba llevando, pero por otra extraña razón no tenía miedo de donde fuese que me está llevando. Cuando me di cuenta nos estábamos adentrado a un tipo de bosque, pero caminamos más y me di cuenta que sólo era una larga fila de bosques que ocultaba un pueblo abandonado, las casas se veían deterioradas, como si hace años no las avistasen. También podía notar una que otra tienda con ventanas rotas y estructuras dañadas. Nos estuvimos al frente de una de las tantas casas viejas, la casa como todas estaba deteriorada, pero me imagino que en sus tiempos fue muy hermosa. Mac ya no se veía enojado, aunque si estaba un poco extraño. El estaba buscando algo cerca de la casa, lo cual me daba curiosidad saber que estaba tramando. Por un momento de mi cuenta de algo, estábamos alejados de donde vivíamos y solos, mi mente no dudó en hacerme pensar cosas no debidas y como siente empecé a bombardearme de preguntas. ¿Por qué él tuvo esa actitud rara? ¿Por qué me habrá traído hasta aquí? ¿Querrá tener sexo conmigo? La última pregunta hizo que me ruborizara, como sabrán no es que sea virgen pero tampoco soy experta en ese tema. Creo que ya debería dejar de pensar en eso, porque mi cuerpo me está traicionando y mis piernas están temblando, puedo jurar que parezco Bambi de tanto temblar por los nervios. Y por desgracia creo que él se da cuenta.

—No pretendo hacerte daño, si es lo que estás pensando—

—¿De dónde sacas que estoy pensando en eso?—pregunté tratando de ocultar mis nerviosismo.

—Tus piernas dicen lo contrario—

Cuando me di cuenta Mac tenía una llave en una de sus manos.
Él intentó ponerla en la cerradura oxidada por el agua, pensé que no lo iba a lograr pero al parecer sí. La casa por dentro se veía un poquito más bonita. Estaba amueblada, pero había polvo por doquier, también tenía mucha decoración como cuadros.

—¿Se puede saber en la casa de quién estamos?— dije sentándome en unos de los sillones.

—Era mi casa— respondió en un murmuro apenas escuchable.

Lo veo desaparecer por una puerta y volver por otra con un libro en la mano.

—Es momento que sepas la verdad—anunció tendiéndome el libro en mis regazos.

Él había colocado en mis regazos el libro con pasta dura, en una esquina pude ver que decía «Propiedad de Teresa Zuñiga»

—Ella era mi madre— comentó señalando lo que leía.

—Un momento, ¿tu mamá no es Carolina?—Pregunté confundida.

—Es mi mamá adoptiva, ahora lee—

—Aún así, no puedo leer, es un diario, algo personal. No, no puedo—

—Tan sólo lee lo que está ahí y ya—Sentenció tratando de no sonar con poca paciencia.

—Mac, no lo sé. Tengo un mal presentimiento, quizás no debería leer esto—

—¿En serio lo tienes?, porque yo igual— dijo sorprendido.

Lo siguiente pasó muy rápido, Mac agarró el diario junto con mi brazo y me condujo hacia una pequeña puerta escondida a un costado de la chimenea.

—Osar nos debió de haber seguido—murmura Mac tratando de escuchar por la pequeña puerta.

—¿Quién diablos es Osar?—

—Nuestra peor pesadilla—

She Is A Unified.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora