Capitulo 7

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Día: 7, 044 desde el inicio.
Día: 6 desde nada.

Sin duda, Mississippi no era lo que esperaban. No había recuerdos o algo que pudiesen relacionar con las pequeñas "pistas" que tenían. Cj Miraba siempre con pena a su padre, y este no podía hacer nada, ya que no sabía con claridad como lo veía su hijo.

— ¿Nombre del paciente? —Preguntó la secretaria sin voltear a verlos.

En el trayecto hacia Mississippi, Lyn se había enfermado, nada que una aspirina no pudiese arreglar, pero Chandler estaba realmente preocupado por ella, y algo lo llamaba hacia ese particular hospital.

—Chandelyn Riggs.

La secretaria sólo arrugó la frente, pero no apartó la vista de los papeles en los cuales estaba escribiendo. No debía voltear a verlos, eso traería cosas malas para ella y para las personas que tenía en frente.

— ¿Qué síntomas tiene?
—Fiebre, dolor de cabeza, y escurrimiento nasal.
—De acuerdo, acompáñeme al consultorio 3, por favor.

Chandler tomó a sus hijos de la mano, pero fue detenido por la secretaria.

—Sólo usted, señor Riggs.
—Pero es ella quien necesita la consulta.
—Y nosotros sólo lo necesitamos a usted.
—No puedo ir sin mis hijos.
—Créeme, Chandler, esto es importante.

¿Cómo ella sabía su nombre? Él sólo la miró confundida, pero no podía negarse, órdenes son órdenes.

—Espérenme aquí, sólo iré un segundo.

Cj Hacía lo posible para evitar un contacto visual con su padre, y Tom era la perfecta excusa, bastaba sólo tomarlo en brazos para evitar una despedida momentánea.

—Un consultorio es algo privado, y así el gobierno no puede sospechar, pero eso no evita que puedan escucharnos desde los pasillos. Deberemos salir de aquí.
— ¿Qué hay de mis hijos? Mi niña está enferma y...

La mujer le extendió una caja de pastillas sin dejar de murmurar cosas para ella misma.
Aquella figura femenina rondaba por los 70 años, tenía arrugas presentes y ojeras por horas de desvelo, extrañamente mantenía la sonrisa desde el momento en que entró al hospital.
Sus manos temblorosas tomaban diferentes cosas que poco a poco iba guardando en una bolsa bastante práctica.

—Sabe, no me siento muy cómodo dejando a mis niños afuera.
—Debes guardar silencio si quieres encontrarla.
— ¿De qué habla?
—A tu esposa.

Chandler entendió las cosas, aquella señora frente a él era la misma persona que había conocido en ese mismo hospital hace años atrás.

— ¿Marie? —Preguntó para confirmar su hipótesis.
—Fingiremos que no.

Por otro lado, en la sala de espera, se encontraban los pequeños Riggs. Lyn dormitaba en una silla mientras su cuerpo sudaba liberando el calor que tenía dentro, el pequeño Tom lloraba mientras era mecido entre los brazos de su hermano mayor, quien a su vez; hurgaba entre algunos papeles de lectura que tenía la secretaria. Su curiosidad de niño era más fuerte que sus pensamientos de adulto, por obvias razones.

—Mamá, mamá. —Chilló el bebé.
—No Tom, mamá no puede venir. Y...
—Mamá, mamá. —Seguía diciendo Tom sin dejar de apuntar a un periódico, cosa que Cj Notó.

Aquél papel era sólo una desgastada imagen de una mujer de espaldas siendo arrestada.

—Lyn, Lyn.

El pequeño Chandler movía a su hermana de lado a lado, intentando despertarla para que viera lo que había encontrado. Pero bastaron sólo dos minutos para que se diera cuenta de la gravedad del asunto por el cuál estaban pasando. La sala estaba completamente sola, y no había nadie que pudiese ayudar.

— ¿Por qué no puedes decirme lo que sucede y ya?
—Baja la voz, ya te dije lo que debemos hacer si quieres saber.
—De acuerdo, pero mis hijos vienen conmigo.

Chandler se levantó de la silla, se encaminó hacia la puerta, y al abrir ésta se encontró con su niña siendo llevada en una camilla hacia otro consultorio.

—No dejes que llegue a los 40. —Respondió la enfermera hacia su compañera

Día: 7,046 desde el inicio.
Día: 8 desde nada.

Los Riggs se encontraban en la cocina de Marie, hablando de muchas otras cosas, hasta que se tocó el tema de la mamá de los niños.
Lyn ya se encontraba mucho mejor, disfrutaba del té, los pequeños bisquets, y las galletas de la fortuna que la señora había horneado. Cj estaba entretenido haciendo diferentes figuras en origami que Marie le había enseñado, eso hacía que su mente viajara a diferentes lugares para olvidarse de los problemas que un niño de su edad no debería tener, y Tom. Tom llevaba un buen rato dormido.

—Los niños encontraron una fotografía en su escritorio.
— ¿Cómo puedes asegurar de que era tu esposa y no otra mujer?
—Tom llora cada vez que ve esa fotografía. Balbucea "Mamá" repetidas veces.
— ¿Y tú? Necesito una respuesta tuya.
—Porque lo presiento.
—Los presentimientos no van bien con lo que estás buscando. Debes de estar seguro, o yo no podré ayudarte.
—No entiendo aún las cosas. Sólo puedo guiarme por esos presentimientos ya que nadie puede ayudarme, y al parecer usted tampoco.
— ¿Quieres otra taza de té?
—No. Necesito respuestas, no otra taza de té.
—No estás listo para ellas.
— ¿Qué tan complicadas pueden ser las cosas como para no estar listo? —Subió su tono de voz.
—Montones de chicas murieron. —Susurró.
— ¿De qué hablas? ¿Qué fue lo que sucedió?
—Por mencionarla.
— ¿A quién? ¿A mi esposa?
—Haces demasiadas preguntas. —Se dio la vuelta para seguir preparando más té—. Pero me alegra conocerte, eres un gran chico. Me gusta tu cabello, un color muy bonito. ¿Quieres otra taza de té?

Chandler fastidiado por las respuestas de la señora Marie decidió marcharse, de igual manera, ella era lo suficientemente mayor, seguro estaba cansada y confundida, o al menos eso creía él.
Antes de retirarse del lugar, Marie le había entregado una hoja especial de origami con un extraño "diseño" que consistía en feos garabatos y muchos círculos.

—No entiendo esto. —Dijo dándole vueltas al papel.

Chandler había parado en una estación de servicio para observar detenidamente el papel. De alguna manera él creía que aquella hoja tendría un mensaje oculto que podría descifrar si ponía la suficiente atención, pero no. Era un simple papel.

— ¿Puedo usar la hoja? —Preguntó Cj.
—Claro, sólo es un rayadero.
— ¿Qué haces?

Lyn observaba detenidamente lo que el pequeño Chandler hacía con dicho papel.

—La señora Marie me enseñó papiroflexia.
— ¿Origami?
—Si. Es entretenido. Creo que de alguna manera esto me ayuda.
— ¿Qué te enseñó a hacer?
—Una especie de pájaro, pero... esto es extraño. Los garabatos formaron diseños bonitos, y un extraño nombre.

Chandler tomó el papel del niño, las cosas eran como un rompecabezas que Cj. había resuelto. "Zoe Fernández" era el nombre que se formaba entre los dobleces.

—Ellos nos escuchan. —Susurró la niña.
— ¿Qué?

Lyn tomó el papel de la galleta que anteriormente Marie le había regalado. "Ellos nos escuchan" decía su "Suerte."

En busca de ti. (Chandler Riggs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora