Prólogo

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"Aurora White". La notita que tenía pegada en su billetera. Siempre había estado allí, o al menos eso creía.

No era sencillo ser Aurora White, más que nada porque siempre había pensado en su condición como un "desperfecto", una falla; sumado a su creencia de que era la única que lidiaba con ese problema y que toda su educación había sido de lo más desastrosa. Esas cosas no estaban dentro de todas las que era incapaz de recordar.

Su infancia había sido dura. La mitad creía que era una bromista sin gracia y reiterativa, y la otra mitad simplemente pensaba que era una enferma. A pesar de lo que puede creerse, lo primero sin dudas era peor. Tener a su familia y a sus profesores gritando o hablándole despectivamente por algo que ella no podía controlar, era simplemente insoportable. Pero claro, la exactitud de las palabras sólo duraban un día. Aurora podía recordar a las personas que la agredían, pero no sus palabras. Al menos eso hacía que su vida sea más llevadera. Su memoria sólo tenía la duración de 24 horas, salvo por recuerdos de su familia, algunos amigos, su casa y la mayoría de las veces su nombre.

Después de 18 años aprendió a incorporar su particularidad y a quererse. No fue fácil pero logró hacerlo. Sin embargo todo perdió su rumbo una noche.

La amistad era algo que tenía en su memoria. La mayoría de las veces recordaba a sus amigos, y para esos momentos negros y nebulosos de su mente, contaba con fotografías en la billetera. Una noche ellos la convencieron para ir a una discoteca. Nunca le encontró mucho sentido, ya que no conocía las canciones, pero decidió acompañarlas de todas formas. Fue una muy mala idea. De un momento a otro sus compañeros se perdieron en la multitud, y ella no vio idea mejor que sentarse un poco en la barra. Pidió una copa, luego otra, y alguna persona invitó algunas más. Aurora White nunca logró incorporar a su memoria más profunda, aquella que no se borraba jamás, los riesgos de consumir mucho alcohol, y sufrió las consecuencias.

Continuó bebiendo hasta el momento en que sintió cómo esa nebulosa oscura, negra, que atormentaba su mente tantas veces, la tenía en sus ojos. Podía verla, sentirla cada vez más cerca. Estiró su mano para disiparla, ya casi no lograba ver a su alrededor, pero nada. Continuaba haciéndose más y más densa hasta que la atrapó, cayó al suelo, y perdió su percepción y su conciencia.


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Reaparecí, gente. La historia es muy diferente a lo que escribo normalmente, muy distinta a los romances como mi novela anterior, pero aún así estoy muy contenta con ella. Mañana actualizo. Nos leemos =)

Aurora WhiteWhere stories live. Discover now