Chloe y Aurora caminaban de regreso. Su ropa consistía en unos pantalones de gimnasia, una camiseta sin mangas, una campera y un par de zapatillas. Todo color turquesa claro. También le dieron un pequeño reloj para que tenga su sentido horario satisfecho.
Siendo ya las siete de la mañana, había más movimiento en los pasillos, y la luz natural le daba un poco más de vida. Sin embargo aún era un poco aterrador, dado que continuaba sin saber absolutamente nada de por qué estaba allí. Antes de regresar a la oficina, entraron a una especie de cafetería, o restaurante.
-Dale esto al empleado y regresa cuando te hayan dado tu pedido.
-Pero yo no pedí nada. –Contestó Aurora. –De hecho ni siquiera tengo ganas de pedir algo.
-Lo hicimos nosotros. Pero debes desayunar antes de regresar.
Fue hasta el mostrador y le dio un pequeño papelito al empleado, quien inmediatamente sacó de alguna parte una bandeja llena de cosas. Chloe la esperaba de pie junto a una mesa. Se sentaron y le ordenó que coma todo.
Ni siquiera sabía qué era realmente todo aquello. En un plato había una especie de pasta color verde con un aspecto repugnante, y otra blanca con la misma apariencia. En otro había algunas tostadas que no parecían muy normales ciertamente, luego una bebida tapada que prefirió no abrir y un jugo de naranja. No tenía hambre, pero tampoco era demasiada comida. Dedujo que las pastas del plato eran para sus tostadas. Probó una con la pasta blanca primero. No era deliciosa pero podría soportarlo. Luego intentó comer la verde pero era algo asqueroso.
-Esto sabe horrible. –Soltó.
-Da igual el sabor que tenga, debes comerlo todo.
-Pero no me gusta. Seguro termino vomitando o algo así.
-Lo lamento, pero debo decirte que no van a darle demasiada importancia a si vomitas o no. Pero sí le darán importancia a que consumas todo lo que te ordenan.
Aurora tuvo un pequeño impulso de salir de allí, pero no pensó que fuese algo inteligente. Siguió intentando hacer que la pasta verde pase por su garganta junto con las tostadas, pero parecía imposible. Cuando terminó todo creyó que iba a vomitar ahí mismo.
-Bueno, sólo quédate sentada por unos diez minutos y luego continuamos.
El camino no era igual al que tomaron cuando fueron a su cuarto. Bajaron unas escaleras nuevas para ella y continuaron caminando hasta una puerta negra.
-Hasta aquí llego yo. Buena suerte, y nos vemos cuando finalices. –Le dijo Chloe antes de irse rápidamente.
Abrió despacio y pudo contemplar el campo de deportes, ya no desde la altura y detrás de un vidrio. La mujer alta estaba a unos metros de ella. Aurora se acercó con paso lento hacia ella, quien la miró con la misma firmeza que antes.
-El celeste te sienta bien. Muy bien, esto es lo que harás. Como es tu primer día, y no acostumbras a hacer ejercicio, será un entrenamiento poco exigente. –La mujer comenzó a caminar y Aurora la siguió. Se detuvo en una especie de pecera gigante. –Aquí comenzarás tu calentamiento. Una hora. Cuando haya pasado el tiempo te quedarás aquí hasta que yo venga. Si te vas por tu cuenta tendré que castigarte.
Todo seguía siendo demasiado extraño, pero de alguna forma supo que los castigos no deberían ser buenos viniendo de una mujer que parecía controlar ese lugar.
Ingresó a la pecera bajo la atenta mirada de esa mujer que comenzaba a aterrarla. Estaba vacía, pero en un instante un lado se encendió, mostrando un rostro.
"Buenos días Aurora White. Bienvenida a tu primer día de entrenamiento." Comenzó diciendo la cara de la pantalla. "Según tus registros tu actividad física es casi nula, por lo que comenzaremos despacio. Para empezar haremos algunos estiramientos" El piso de la pecera se encendió, delineando una de las baldosas cuadradas. "párate justo allí, y comienza a hacer lo que te diga". Con el mismo paso lento con el que ingresó al campo se ubicó en la baldosa. Del techo bajó lentamente un casco que se ubicó en su cabeza. Intentó sacarlo pero era imposible. "Eso hará que lo que aprendas en tus entrenamientos se almacene en tu memoria más profunda, de manera que no la olvides mañana"
-¿Cómo sabes eso? –Le preguntó desconfiada. Lo poco que habló con la gente de allí era para preguntar. Jamás le contaría de su particularidad a gente como esa.
La pantalla ignoró la pregunta, pero indudablemente la había oído, ya que el rostro sonrió. Luego de una pausa, comenzó a ordenar ejercicios de estiramiento.
"Sólo queda uno." Avisó la pantalla antes de dar el último ejercicio. Luego sólo debía trotar por la pecera por media hora. Claro que lo máximo que corría era una cuadra cuando el transporte público se iba sin ella.
Terminó agotada. Su reloj ya marcaba las 8:30. Salió del pequeño lugar y esperó fuera a la mujer. En seguida estaba allí, y la llevaba fuera del campo.
-¿Ahora a dónde voy? –Se atrevió a preguntar.
-Sólo a beber un poco de agua. Debes hacerlo para continuar con los ejercicios.
El simple hecho de pensar en ingresar algo a su estómago le devolvió el sabor de su desayuno, y también las náuseas que le provocaron esas tostadas espantosas.
Su siguiente paso era subirse a una plataforma. Allí no había ninguna pantalla, sino una persona real que la guiaba. La tarea parecía simple. La plataforma se movía y la idea era no caer. Era mejor intentar mantener el equilibrio, porque de no hacerlo, no caería a algún lugar seguro, sino al mismísimo suelo. La plataforma comenzó con un movimiento leve, y a medida que iba acostumbrándose, el movimiento era más intenso. No cayó al piso en ningún momento, pero sí al suelo de la plataforma, que no era mucho más blando. Luego de media hora pudo bajarse de ahí. Al tocar el suelo con sus pies sintió cómo todo le daba vueltas.
-Eso estuvo muy bien. La mayoría sale con una pierna rota de su primera plataforma. –Le dijo el hombre que le decía qué hacer para evitar caerse. Era la primera persona más o menos amable y normal con la que había hablado. Hizo algo en una especie de teléfono y la llevó a una enorme cama elástica. –Seré sincero, esta parte es muy divertida. Simplemente debes saltar allí. Salta normal por dos minutos y luego te diré qué hacer. Debes hacerlo por la próxima media hora con unos descansos de por medio. Luego tendrás un tiempo libre.
No se esperaba eso, realmente. De hecho, el lugar era tan grande que ni siquiera había visto la cama elástica. Se sacó sus zapatillas y comenzó a saltar dentro.
-Muy bien, ahora quiero que intentes aumentar tu altura. –Comenzó a hablarle el hombre. –La idea es que logres hacer un giro en el aire.
Era complicado, y temió lastimarse. Su guía le decía cómo intentarlo, pero ciertamente creía que no podría hacerlo. Algo parecido a un giro le salió en el último minuto, pero de cualquier forma el hombre le dijo que no estaba mal.
La mujer delgada apareció un minuto después.
-Aurora, debes regresar. Chloe te está esperando fuera. –Ella sólo asintió.
-Mañana continuamos, Aurora. Por cierto, soy Clint Jefferson. -¿Mañana? ¿Seguiría quedándose en ese lugar?
Sólo sonrió. Estaba exhausta y quería regresar a su casa.
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Como prometí, un nuevo capítulo. Por problemas personales ayer no pude actualizar, lo siento.
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Aurora White
Adventure¿Qué pasaría si fueras una persona que simplemente nació sin poder recordar? ¿Cómo sería tu vida si todos tus recuerdos permanecieran en tu memoria tan sólo por veinticuatro horas, si tus únicas certezas son quién eres y quién es tu familia? ¿Y si...