Eran las 6 de la mañana en Cokeworth, la Hilandera. La bella Eileen Prince preparaba el desayuno para su amado hijo y para su esposo. Ese día su primogénito partiría nuevamente a Hogwarts para cursar el penúltimo año. Deseaba que éste se encontrará a alguien con quien estar toda la vida, que no cometiera los errores que ella había cometido a lo largo de su vida pero sobre todo que pronto pudiera salir de aquella casa y del peligro que su esposo representaba para su propio hijo.
Subió para tocar la puerta de la habitación de Severus, se le haría tarde para partir a su escuela si no se apuraba pronto. Sin embargo no necesito tocar más de una vez para ver salir a su hijo aparentemente sorprendido, no pudo evitar sentirse conmovida ya que este la abrazo como nunca antes lo había hecho, aunque este sentimiento duro poco al percatarse de las lágrimas que tenía en sus ojos.
Lo que Eileen no sabía era que al despertar su hijo se dio cuenta que había vivido ya esa vida...
Severus Snape se encontraba mirando a los ojos de Harry Potter, su última voluntad había sido que este recogiera su última lágrima y así viera su historia, lo que había pasado por querer protegerlo, que en realidad su amistad con su madre había perdurado toda la vida. También vio el momento en que su corazón se destrozó cuando supo de la muerte de Sirius Black.
Haber vivido una vida solo para despertar y poder corregir sus acciones debía de ser lo mejor que le hubiera pasado, en esta ocasión no se dejaría engañar por el Black, no caería en sus sucios juegos y trucos de niño mal nacido, definitivamente esta vez se salvaría a sí mismo al final pero no sólo eso, también salvaría a su amada Lili de aquella horrible muerte.
Desayuno lo más rápido que pudo pues no quería encontrarse con la mirada de su estúpido padre, de solo recordar lo que había hecho ese mal nacido le daban ganas de matarlo allí mismo sin importar que tuvieran que llevarlo a Azkaban inmediatamente después, pero no sucedió. Al parecer su padre se quedó dormido pues durante el tiempo que estuvo en casa no apareció ni por error.
Salió caminando rápidamente por las horribles calles de la Hilandera, primero iría por Lili a su casa para después irse al expreso rumbo a Hogwarts. Si quería cambiar su vida debía empezar por algún lado y que mejor que cambiando el primer día del año. La encontró especialmente bella en esa ocasión, no recordaba que ella se maquillará tanto pero se veía hermosa.
Subieron al tren y se sentaron en el vagón del fondo, curiosamente Lily había dejado la puerta que conducía a sus asientos abierta pero igual no pregunto lo mejor sería tratar de entablar conversación con ella. Debía alejarla lo más posible de James Potter si quería quitarle ese horrible final.
-¡Preciosa! ¡Al fin los encontramos!-dijo animadamente una voz muy conocida para él, maldecía en el interior que le perteneciera a la persona que más había odiado a lo largo de sus 38 años de vida, como deseaba poder maldecirlo en ese mismo momento y alejarlo para siempre de su querida Lily. Pero antes de poder hacer un movimiento en falso se vio interrumpido cuando Sirius Black entraba junto con el resto de los merodeadores.
-James, Sirius, Remus y Peter. Qué sorpresa encontrarlos aquí. -dijo Lily sin el más mínimo tono de emoción, ella sabía lo crueles que eran esos chicos con su mejor amigo y no iba a permitir que se pelearan con él, al menos no cuando tenía sólo esos escasos momentos a su lado.
-¡No te emociones querida!-contestó con sarcasmo- Solo veníamos a verte a ti, así que si nos disculpas. -dijo James mientras se movía de la puerta para hacer espacio suficiente y que Severus saliera de aquel lugar. El Slytherin le miró con cierta incredulidad, sin ganas de moverse de allí.
-¿Quieres que te lo repita Snivellus? -preguntó James igual de arrogante que siempre mientras de un jalón lo ponía de pie, no quería pelearse con él frente a su amada pero parecía que no tendría otra opción.
-Puedes repetirlo cien veces si quieres idiota, pero no me iré de aquí. -si querían cabrearlo quizá ese fuera el momento, si se aseguraba que Lily lo odiara seguramente ella viviría.
-¿Cómo me llamaste? -No podía creer las agallas que tenía el pelinegro para contestarle pero desafortunadamente para él esa sería la última vez que le diría algo como aquello.
Sin decir "agua va o agua viene" James azotó contra una pared a un muy enojado Snape quien ya tenía la mano puesta en su varita estaba listo para atacar, pero para su sorpresa el siguiente golpe no llegó ya que vio la mano firme de Sirius sosteniendo el brazo de su mejor amigo.
-Déjalo hermano, tendremos suficiente tiempo después para arreglar este asunto-escuchar la joven y varonil voz del Black hizo que le fallaran las piernas a Snape poniéndose a tambalear un poco. Mientras este se regañaba mentalmente por sentirse así con tan solo oír la voz de quién había amado.
-Además aquí no caben más de 4 personas, ¿qué te parece si esta noche en el banquete de bienvenida cenamos juntos? -preguntó Remus mientras le sonreía tiernamente a la pelirroja. Ella solo asintió viendo por fin cómo desaparecian sus irritantes compañeros de aquel lugar.
El viaje paso más rápido de lo que Snape esperaba, ni recordaba que hubiese sido así de corto pero quizá era porque en esta ocasión no había ignorado a Lily cada que mencionaba a petunia sino que le contaba sobre su vida. Una vez entrando a Hogwarts tuvo que despedirse de ella con algo de pesar, pero ese sería un pequeño paso le faltaba seguir viviendo al menos hasta los 38 años.
Camino sereno hasta su alcoba, sabía quiénes se encontrarían allí. No estaba seguro de desear ver de nuevo a Lucius Malfoy. Si bien había sido un buen amigo y quería de sobremanera a su hijo no quitaba el más grande error que había cometido aquel que se decía su "mejor amigo". Un error que solo por Narcissa y Draco le perdonó la vida.
-Es un alivio que llegaras antes que Malfoy. -dijo Regulus mientras se acercaba a Severus y lo abrazaba con cariño, un cariño que no experimentaba seguido del menor de los Black.
-Me sorprende que me des una bienvenida tan cálida. -contestó manteniendo la compostura, era difícil sobre todo teniendo presente el cómo murió, pero eso sería otra cosa que corregiría.
-¿Has reconsiderado mi oferta?-le susurró al oído, hacia mucho que se le había declarado a Severus y aún estaba esperando que decidiera darle una oportunidad, pero como ya había previsto Snape solo se giró hacia otro lado sin darle respuesta.
-Creo que nunca cambias, aún eres un niño. -le contestó cuando estuvo en su cama sentado, consideró por un momento salir con Regulus y cambiar su historia con su hermano pero seguro eso sería muy cruel pues no podía usar así a su amigo.
-Te prometo que esta será la última vez que te lo pida, a no ser que me des señales de querer estar conmigo en un futuro. Si ese es el caso entonces ten por seguro que regresaré por ti y no te dejaré ir. —
-Si llego a sentir "eso" por ti te lo comunicaré. —
Eran suficientes emociones para un día, era suficiente para ese día. Tenía que pensar en qué hacer pero ciertamente no tenía la mejor memoria del mundo, debía de prever cualquier contratiempo que pudiera presentarse y solucionar la mayor cantidad de cosas posibles.
Espero les guste la continuación de mi historia, está parte no está terminada, la actualizare hasta alcanzar la parte en amor Yaoi y luego las actualizaciones serán al mismo tiempo, espero le den oportunidad a esta segunda parte. Nos leemos pronto.
Psd: La portada en este capítulo iba a ser la del fic, no me decidía entre las dos, espero les guste.
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Segunda Oportunidad
Fanfiction---------> Continuación de "Era solo una broma" Severus Snape vuelve a despertar en su cuerpo a las 16 años de edad después de su muerte, solo para encontrarse en el inicio de su penúltimo año escolar. Sabía exactamente lo que sucedería en esa oc...