Capítulo 10

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Álex besa mi cuello y acaricia mi cintura con una de sus manos,mientras la otra la tiene sobre uno de mis pechos. Apoyo mi mano sobre su hombro y lo empujo para que se de vuelta y quede así, yo sobre él. Llevo mis labios hasta su cuello y comienzo a besarlo. Bajo mis besos hasta su clavícula y con mis manos empiezo a acariciar su abdomen, sintiendo como sus músculos se tensan bajo mi tacto. Me alejo un poco de él para poder mirarlo directamente a los ojos y es entonces que me doy cuenta que lo tengo completamente bajo mi control. Tomo su cuello y lo atraigo a mí, haciendo que éste se siente, quedando yo sentada sobre él. Sonrío y muerdo mi labio, logrando como respuesta que él también muerda el suyo. Me acerco y lo beso. Muevo lentamente mis caderas generando un roce entre nosotros bastante excitante. Álex en respuesta, entierra sus dedos en mi cadera y las mueve adelante y atrás, haciendo que mis movimientos sean más rápidos. Separo mis labios de los suyos un segundo para poder tomar aire, y escucho como un leve gemido escapa de su boca. Ese pequeño sonido hace que nivel de excitación llegue al máximo. No hay algo que me prenda más que escuchar a un hombre gemir de placer. Inconscientemente gimo en respuesta y Álex lleva sus labios a mi cuello nuevamente. Me sorprende que aún ambos estemos con ropa. Alejo a Álex de mí y me bajo de él para ponerme de rodillas frente a él. Intento pararme, pero tropiezo y caigo al suelo. Álex me mira preocupado, pero cuando ve que empiezo a reír, se tranquiliza. Intento ponerme en pie pero la verdad, se me está haciendo bastante difícil hacerlo.

-Nina, mejor dejemos esto para otro día, ¿Sí? -Propone Álex. No quiero dejarlo para otro día.

-¿Por qué? -Pregunto. 

-No estás bien. Estás borracha. No quiero que sea así. -Dice sinceramente. Me parece adorable, pero no es el momento para serlo.

-¿Estás bromeando? ¿Ahora me vienes con eso?

-No quiero que luego te arrepientas. -Confiesa.

-No lo haré, lo juro. -Respondo. La excitación que antes sentía poco a poco se desvanece y es remplazada por cansancio.

-No sabes eso. Tal vez mañana ni siquiera recuerdes lo que pasó. Ven. -Me indica. Extiende sus manos para ayudarme a ponerme de pie, y eso hago. Me lleva a un lado de la cama y me recuesta bajo las sábanas.

-¿Álex? -Llamo su atención antes de que se vaya.

-¿Sí? -Pregunta y se acerca a mí para escucharme.

-Te odio por esto. -El ríe ante mi respuesta. Se acerca a mí y planta un beso en mi frente.

-Duerme. Te dejaré una pastilla para el dolor de cabeza y un vaso de agua. Ojalá mañana puedas recordarlo. -Bromea. Sonrío somnolienta y cierro mis ojos.

Cuando los vuelvo a abrir ya es de día, y unos cuantos rayos de luz logran atravesar las cortinas. Miro a mi lado y me encuentro con la cama vacía. Pensé que Álex dormiría conmigo. Me siento sobre la cama y no dudo en tomar la pastilla que me dejó Álex el día anterior. Aún me siento cansada, pero me niego a seguir durmiendo. Salgo de la habitación en busca de Álex pero no logro encontrarlo.

Escucho como mi estómago suena, por lo que bajo las escaleras en busca de la cocina. Al pasar al lado de un sofá bastante grande de la sala de estar, me doy cuenta de la presencia de un bulto que se mueve. Yo, como la chica curiosa que soy, me acerco para averiguar qué es. Es entonces cuando veo el desordenado cabello de Álex escondido bajo un montón de cobijas.

-Álex. -Susurro. Pero este no se mueve ni muestra señales de vida, por lo que camino hasta el otro lado del sillón y me agacho frente a él.- Álex. -Vuelvo a susurrar. Éste empieza a moverse un poco y lentamente abre sus ojos para posarlos sobre mí.

-Buenos días. -Contesta sonriendo. Se le ve muy feliz, y eso me hace feliz a mi también. Sonrío dulcemente y paso mi mano por su cabello, acariciándolo suavemente.

-Buenos días. No tenías porqué dormir en el sillón, Álex. -Comento. Me parece muy dulce que no quisiera dormir en la misma cama que yo, pero no creo que haya sido lo correcto, ya que esta es su casa.

-No hay problema. ¿Cómo dormiste? -Pregunta mientras estira sus músculos haciendo muecas de dolor. Definitivamente no durmió bien. Genial, ahora me siento culpable.

-Mejor que tú al parecer. -Comento. Me mira y ríe por lo bajo.

-Si te soy sincero, no dormí muy bien. ¡No entiendo porqué, si el sofá se veía cómodo! -Se queja.

-Los sofás jamás lo son, sin importar lo cómodos que se vean. -Le informo. Yo ya había dormido muchas veces en sofás y jamás me había resultado cómodo.

-Que bueno saberlo. -Bromea.- ¿Tienes hambre? -Me pregunta. Asiento sonriendo y me pongo de pie, al igual que él.

-Podría preparar yo el desayuno, pero raramente todo lo que cocino se quema. Creo que tengo manos de fuego. -Bromeo. Él ríe y luego me sostiene la puerta de la cocina para que pase.

-No te preocupes, tú eres la invitada aquí, no yo. 

-Lamento mucho que hayas tenido que acogerme en ese estado. Me averguenzo, lo juro. -Confieso. Él no me mira ya que está sacando los ingredientes para cocinar, pero aún así se encoje de hombros y me responde.

-Creo que estoy acostumbrado a ser niñero. 

-¡Hey! -Me quejo.- Te recuerdo que fui yo la que tuvo que separarte de la pelea que armaste.

-Bueno, prácticamente no fuiste tú, fue un chico. Claro, a menos de que tú seas un chico. Además, la pelea la causaste tú. -Comenta. ¿Qué?

-¿Me estás culpando por algo que tú iniciaste? -Pregunto incrédula.

-Tú lo besaste frente a mis ojos. Sabías que yo te estaba mirando, Nina. -Responde dejando de lado lo que estaba cocinando, y se gira para mirarme. Puedo notar como se empieza a enojar.

-Él me besó, y yo lo alejé. Y no tenías porqué golpearlo, ¡Nosotros no somos nada, Álex! -Respondo al borde de explotar en su cara.

-Vete. -Ordena sin siquiera mirarme.

-¿Qué? -Pregunto casi sin aliento.

-Toma tus cosas y vete de mi casa. Ahora. -Repite. Sube su mirada a mí, y puedo darme cuenta de lo difícil que se le está haciendo contener su ira.

Salgo rápidamente de la cocina y subo a su habitación. Tomo todas mis cosas y bajo nuevamente. Parada frente a la puerta de entrada de su casa, vuelvo mi vista hacia la cocina, donde Álex continúa cocinando como si nada hubiera pasado. Las lágrimas nublan mi vista, y sin pensarlo dos veces tomo el pomo de la puerta y lo abro. Salgo de ahí y cierro la puerta lentamente, esperando que Álex venga y me diga que no me vaya, pero eso no sucede.









Álex: Fear Of Love (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora