16.

1 1 2
                                    

A la mañana, al despertarse, se encontraba acostada en la cama con su piyama lo cual le pareció raro ya que la noche anterior se había quedado dormida apoyada en la puerta. No quiso pensar más en eso ya que podría haber venido alguna enfermera u otro asistente del hospital.
Esa tarde, Lily estuvo esperando a Paul alrededor de unos 20 minutos lo que se fue hacia su habitación a leer o releer un libro ya que los habían terminados a todos.
Al llegar casi a la mitad del libro se abre la puerta suponiendo de que era la señora que le traería la cena, continua leyendo para así por fin terminar el párrafo. Al cerrar el libro y levantar la vista se dio cuenta que no era la señora sino, mas bien, Paul quien continuaba con su campera color negro y la capucha puesta con ojos algo tristes junto con enojo.
-Paul, ¿Te pasa algo?- dice Lily incorporándose en la cama para sentarse- No te veo bien.
Fue en el momento que comenzó a sollozar.
-Era lo único que tenía y ella... ella se fue- no pudo hablar más y la abrazo a Lily mientras se le caían lagrimas en la camisa de ella.
No entendía la razón de que estuviera asi, nunca lo había visto de esa manera ya que siempre era un joven alegre con su sonrisa grande y que deslumbraba la cara de Lily cada vez que la veía.
-Hey, hey, calmate, respira hondo y trata de contarme que te pasa puede que logre ayudarte...- se corta Lily
-No, sólo para de hablar, no puedes ayudarme ¿Si? Necesitaba compañía pero sólo lograste ponerme peor en vez de quedarte callada y comprender mi estado. Me largo- se levantó rápidamente y corrió hacia la puerta cerrándola con una fuerza extrema, más de lo necesario.

Luego de eso Lily no quiso pensar más en el ni tener ningún contacto desde ese día con el chico, no soportaba que la tratase así debido a algo que no estaba implicada o al menos eso pensaba por lo poco que había logrado decir Paul.

Una Rosa Blanca MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora