IX

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Nuevamente creo haber caído en los enredos de mi memoria. Este recuerdo quizás tuvo presencia en un momento antes contado.

Recuerdo que ese día salí del liceo a escondidas, con la ayuda de alguien, no recuerdo quién. Si alguien sabía los planes que tenía no lo sé. Mi memoria me dicta que no, mis recuerdos me dicen que al parecer sí.

Sé que no podía salir del liceo si no era con la ropa escolar, pero yo, el porfiado de toda la vida me cambié de ropa rápidamente y escapé de la vista del inspector y el director para ir a encontrarme contigo. Todo esto era una sorpresa.

Ya habíamos quedado en vernos, mis planes eran invitarte a una cita. Había estado juntando dinero para llevarte al cine y luego a comer. Mi atuendo daba mucho que hablar. El cambio de ropa había consistido en usar una camisa roja, un pantalón negro, zapatos de vestir y una corbata negra. Eso si, con cero orden. La camisa la llevaba fuera del pantalón y la corbata, obviamente, con el nudo lejos del cuello. Totalmente desalineado.

Ese día esperaba por ti hasta que pasada la hora no llegabas, comencé a caminar hacia tu casa, con miedo de que me vieran vestido así. No sé en que momento me comuniqué contigo o si fuiste tú quien fue el que lo hizo. De todos modos, la salida se había cancelado.

Sé que no era la primera vez que pasaba, tenías que ayudar a tus abuelos, pero el último en saberlo era yo, quién te esperaba lleno de emoción.

Ese día tuve mucha pena. Hasta creo que estuve llorando. Temía que algo sucediera. Tenía algo muy importante que decirte.

Finalmente me fui al centro de la ciudad. No recuerdo si fui a pie o en microbús. Lo cierto es que llegué allá y camine directamente al cine, el primer lugar a donde te llevaría. No sé que pensaba cuando compré los boletos y entré a ver la divertida película "Fuerza G", una película nueva acerca de hámsters que hablaban y que pertenecían a un agrupación de investigación.

Reí tanto como lloré, incluso cuando, en medio de un momento de acción, comenzó a sonar de fondo la canción de mi cantante favorito. No pude evitar cantar, sollozar y reír, sobre todo cuando las personas dos filas más abajo me hicieron callar. Esa imagen la tengo grabada en mi mente, dos rostros enojados y una chica sobre exaltada al ver mi rostro, ella fue la última en girar su rostro a la pantalla, supongo que le debí dar pena.

De todos modos, noemití sonidos con palabras hasta el final, solo gemidos de llantos queintentaba reprimir. La verdad no sabía cuál era la razón de ese llanto, tú, nohabías hecho ningún mal. Quizás, tuve algún presentimiento. No lo sé.

LETTER FROM A PARANOID SWEETDonde viven las historias. Descúbrelo ahora