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El pequeño Jimin jugaba en el patio del colegio, feliz de cualquier cosa.

Toda la clase se encontraba en ese momento jugando al balón, excepto Jungkook, que se mantenía sentado frente a la sombra de un árbol, observándoles desde la distancia, maldiciendo su dicha.

¿Por qué eran tan felices viviendo dónde vivían? ¿Por qué todos amaban a Jimin y a él parecían temerle?

El balón salió disparado del terreno de juego y fue rodando hasta Jungkook. Jimin fue corriendo hasta él y sonrió al ver a Jungkook.

—¡Hola hyung! ¿Te apetece jugar con nosotros? Kang se lastimó el tobillo y creo que pronto abandonará el equipo.

Jungkook recogió la pelota y la expulsó lejos lanzándola con su mano.

—No. No quiero jugar.

Jimin puso un puchero y se arrodilló a su lado.

—Hyung, ¿por qué siempre está tan solito? No me gusta verle así, seguro que tiene una linda sonrisa y...

No todos somos como tú. -dijo frío Jungkook- Yo no soy como tú. No voy a ir por ahí sonriendo a cualquier cosa. No estoy feliz y no voy a fingir lo contrario.

Jimin giró su rostro, extrañado ante las palabras del mayor. Finalmente se encogió de hombros y regresó con los demás niños, que miraban la escena atentos. Todos temían en cierto modo a Jungkook.

La campana indicando el final del recreo sonó y todos corrieron a clase. De nuevo, Jungkook fue el más lento en entrar.

Iba de camino a la entrada cuando un pequeño conejo marrón se cruzó entre sus pies sin que se diese cuenta y Jungkook le pisó una oreja sin querer, dejándolo inmovilizado.

Jungkook miró al suelo y lo vió. Ahí lo tenía, bajo su pie. Sólo debía pisar fuerte en su cabeza y habría un asqueroso conejo menos en aquel pueblo.

Era tan fácil acabar con sus vidas...

Jungkook se debatía internamente entre si ejercer el poder que tenía sobre aquel indefenso animal o dejarlo escapar y reproducirse, cuando una profesora de la escuela salió a la puerta a buscarle porque se había retrasado y lo vió.

La mujer vió a un niño de 10 años con un conejo bajo la suela de sus botas, mirándolo sin compasión.

—¿Jung...Jungkook? Pequeño ¿qué haces?

Jungkook se asustó al oir aquella voz y levantó su pie, dejando al conejo escapar velozmente.

Jungkook miró a la maestra y le sonrió. Lo hacía pocas veces, pero le funcionaba para compensar su lado frío.

—Nada, se había clavado una espina del rosal en su oreja y lo tenía inmóvil para quitársela.

La maestra relajó sus hombros y dejó escapar un suspiro de alivio antes de decirle a Jungkook que entrase ya a clase.

Jungkook borró su sonrisa en cuanto la mujer le dio la espalda. Él jamás ayudaría a un maldito conejo, el sólo hecho de imaginar tener que tocarlos con las manos le daba arcadas, y se había llevado varios castigos por negarse a cuidar de Mordisquitos, la mascota de la clase cuando le tocaba hacerlo.

Final de capítulo cortado porque no sabía como terminarlo, perdón :(

Nos vemos en el siguiente!

Jump, little bunny《Kookmin/Jikook》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora