VERDADES Y MENTIRAS.

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Todos ven lo que aparentas, pocos advierten lo que eres.
Maquiavelo.
La luz del sol se colaba perezosa por aquel enorme ventanal delineando el cuerpo desnudo que descansaba entre sábanas de seda blancas, la persona que cubrían con tanta delicadeza se revolvió con incomodidad deseando alejarse de su tan repentina invasión.

La puerta de la recamara sonó varias veces antes de dar paso a una mujer de edad con uniforme de servicio, que daba suaves suspiros cansados mientras apretaba un botón abriendo aquella persianas eléctricas y dejando al sol imponer sus reinado, mientras escuchaba una queja molesta.
-¿La Señorita Del Valle no irá a clases hoy?-  tirando de las sabanas y descubriendo a la rubia que se encogió con molestia.
-¿Teresa por qué tienes que ser tan mala mujer?- cuestionó dando un quejido enfadado y sentándose dándole la cara a aquella mujer que le había cuidado toda una vida, la cual al ver el cabello rubio desordenado y el gesto infantil dejo escapar una queda risa.
-Porque su hermano me ordeno, mandarle a la escuela como siempre Señorita Del Valle- afirmo notando como la rubia se dejaba ir hacia atrás -dice que usted será una gran Arquitecta y que debería aprovechar estas últimas semanas con sus amigas en medicina.
-Ya no tengo amigas- Stefani abrazo su almohada de plumas con fuerza  Herendira se peleo conmigo ¿recuerdas? Y Andrea…. Andrea…
-La Señorita Almeira la estima mucho y dudo que no quiera ser más su amiga- afirmó la mujer tirando de la sabana para empezar a doblarla con tranquilidad - en cuanto a la Señorita Villafiel nada que una disculpa oportuna no pueda resolver- agregó tirando de las pijamas de Stefani para hacerla salir de la cama.
-Eso crees tú… Andrea ni me mira desde que perdone a Hernán-  sin darse cuenta que la mujer hacia un gesto de desagrado al escuchar aquel nombre - sé que es difícil entenderlo… pero yo… yo…
-Debería hablar con la Señorita Almeira- afirmó empujando a la chica hacia la mesita de la habitación donde el desayuno ya estaba servido - los problemas se resuelven conversando, si usted evita la conversación poco podrá resolver…
-Es que ella nunca se ha enfadado tanto conmigo -  haciendo un enorme puchero mientras jugaba con la comida de su plato- además… además…
-Los panqueques de Evaristo no son tan ricos como los de ella- afirmó divertida la mujer intentando acomodar un poco los cabellos rubios desordenados al ver la cabeza dejarse ir contra la madera con estruendo- la Señorita debería dejar de golpearse la cabeza en la madera para cambiarse, arreglar esta desavenencia y volver a tener los panqueques de la Señorita Almeira de desayuno ¿no cree?
-Lo haría- la miro con ojos llorosos abrazándose a su cintura con fuerza -pero siento que me arrancara la cabeza si me acerco demasiado.
-Creo que la Señorita exagera -la mujer la separo de su falda para mirarla con seriedad - Stefani del Valle  se va usted a cambiar e ira por su Andrea Almeira- le dio un suave golpe en la cabeza abandonando la habitación con completa tranquilidad.
Stefani miro su celular con desgano Hernán no la había llamado ese día, cosa que rara vez le importaba ya que en general era como Teresa le decía estaba desayunando con Andrea y Herendira en casa de alguna de las dos, miro su enorme habitación con desgano antes de tomar su celular y marcar.
-Perdón- dejo escapar suavemente al escuchar el suave “Hola” al otro lado de la línea - no debía golpearte.
-No pasa nada- escucho el tono alegre y relajado -hoy el día es hermoso, el sol brilla…. Y ella…ella… es….
-¿Eh?- cuestionó quedamente escuchando un sonoro suspiro al otro lado de la línea antes de que Herendira colgara “¿se habrá drogado?”, ladeo la cabeza confundida viendo el otro número en su celular antes de cerrarlo e intentar desayunar.
Karina sonreía divertida viendo el enorme plato de panqueques que tenía delante de ella, mientras notaba como le servían el jugo y Andrea desaparecía de nuevo en la cocina… tenía que admitir que aquella chica era una real caja de sorpresas -¿Vas a desayunar conmigo?-  suavemente.
-Ya voy- la vio aparecer con miel de maple y mantequilla en la mano para tomar asiento a su lado con total tranquilidad -¿Pasa algo?
-No nada… es que este no es precisamente mi plato preferido de desayuno-  sonriendo mientras acariciaba el rostro con suavidad- pero puede que después de probar… se convierta en mi favorito…
-Claro y la semana que viene probaras otro que también será tu favorito- sonrió suavemente al ver como ella empezaba a comer con total tranquilidad, esa niña le intrigaba a niveles inimaginables…. Tenía esa forma de ser tan ajena a la edad que poseía que solo le indicaba a ella que probablemente era una persona muy sola,  lo típico que le pasaba a las chicas que se salían del marco de su edad, aprovecho para pasear la vista adecuadamente por el departamento descubriendo aquel pequeño piano en una esquina y la guitarra a su lado.
-¿Tocas?- cuestionó quedamente, provocando que la miraran con indiferencia.
-Tengo una banda- se asombro ante aquello, era lo último de una persona que ella consideraba solitaria - es mi trabajo de medio tiempo, una buena distribución de tocada y puedo pagar los gastos el departamento me lo dejo mi madre antes de morir - vio como la chica continuaba comiendo con total tranquilidad.
-¿Qué edad tenías cuando murió?- .
-¿No habíamos quedado que la curiosidad mato al gato?- vio que le miraban con diversión, de hecho aquella mirada no parecía nada molesta por aquella pregunta -tenia quince años cuando falleció.
-Eras muy chica-  partiendo su panqueque con elegancia- supongo que siempre has estado acostumbrada a cuidar de ti misma- miro con tranquilidad a aquella chica delante de ella -lo que me llama la atención precisamente sobre que estas enamorada de A que ni siquiera te presta atención.
-Amo a A por todo lo hermoso que tiene dentro- vio la mirada fija y decidida -por su corazón cálido y puro lleno de tanto perdón y comprensión, amo a A porque veo en ella todo lo maravilloso que hay y que todos temen esconder mientras  a ella no le importa mostrarlo. La amo porque me es inevitable no hacerlo, aunque su amor sea de alguien más.
-Y si sabes que su amor es de alguien más… ¿No deberías aceptar probar otras cosas?- afirmo divertida al ver aquella profunda mirada de tristeza plasmada en aquellos ojos cafés_ Porque no estarías cometiendo ninguna falta, si probaras a B,D,E o F cuando A ni siquiera ha dejado que le ames…-acaricio las manos con suavidad- piénsalo no alterarías nada más que el propio resultado de tu felicidad…
-¿El propio resultado de mi felicidad? -vio la duda pasearse por el rostro por lo que sonrió de manera seductora.
-Sí…. Esa que tan vehementemente la vida te ha negado- afirmo acercándose a ella despacio - esa que tanto necesitas – agregó- la felicidad que te llama a descubrir y disfrutar de los muchos placeres de la vida - acaricio el rostro con suavidad - esa felicidad Andrea que te pide despertar los  sentidos y olvidarte de todas aquellas que ignoran tu bondad y tus consejos.
-Ellas no me escuchan nunca- le escucho musitar quedamente.
-Exacto - afirmó acercándose a los labios- ¿No crees que te mereces más que eso?- agregó- ser más feliz de lo que- medito sus palabras- tu madre fue sacrificándose por los demás.
-¿Mi madre?- Karina sonrió al ver las pupilas temblar levemente- ¿Qué sabes tú de mi madre?
-Solo verte me dice - acaricio el cabello con suavidad - que era una buena mujer… tan preocupada por la felicidad ajena que se olvido de la suya- agrego tirando de la silla y girándola - una buena mujer… cuya bondad fue su condena… y acabo muriendo sola… y dejándote a ti…
-Sola- dejo escapar la chica con suavidad mientras Karina esbozaba su sonrisa triunfante.
-Piénsalo… la vida te ofrece tanto y tú te lo niegas - afirmó levantándose para dirigirse a la puerta - quizás probar algo más no te vendría mal.
Stefani se detuvo en seco en el ascensor al chocar con una elegante mujer que le miro de arriba abajo con diversión mientras ella se disculpaba y apartaba con tranquilidad para encaminarse hacia el departamento de su amiga, ya tenía preparada su disculpa de hecho la había meditado bastante así que toco la puerta con suavidad.
Los cabellos cafés de Andrea no tardaron en aparecer en su rango de visión acompañada de una mirada que ella nunca antes había vislumbrado en aquellos ojos -Andy-  la llamo quedamente notando como la miraban con infinita tristeza- sé que soy un monstruo- noto el parpadeo sorprendido- que soy una mala amiga, que no cuida de ti y te comprende… que no merezco tu cariño, pero soy un ser humano- tomo las manos con cariño- uno egoísta que no sabría vivir sin tu infinito cariño y comprensión… así que perdóname…
-Stefani- noto la voz escapar quedamente de los labios -yo… yo…
_ Andy… de verdad…. Yo no sé qué hacer sin ti, se que a veces te desespero- se acerco más a ella - y que deseas arrancarme la cabeza….cosa que te suplico no hagas… ya Herendira me golpeo fuerte el otro día- vio la sonrisa asomarse por lo que ella sonrió a su vez- perdóname…
-Stefani- escucho su nombre escapar de los labios suavemente por lo que se inclino en el acto envolviendo a su amiga en un cálido abrazo intentando transmitirle en aquel sentido acto sus sentimientos.
-Te quiero mucho Andy y sabes que Herendira también- dijo quedamente- pero hay algo que te quiero preguntar- dijo quedamente- ¿Por qué estas enfadada conmigo?- no tuvo tiempo ni de meter las manos antes de que un empujón y una sonora cachetada le cayera en la cara.
-¡IDIOTA!- la puerta se cerró en su cara dejándola sorprendida y confundida, mientras se llevaba la mano a la cara y sacaba su celular “bien hecho Stefani tenias que preguntar” marco el número de Herendira con enfado.
-Hola desde el paraíso- escucho que le respondían.
-¡LO QUE SEA QUE TE FUMASTE, DEJA DE HACERLO!- grito enfadada intentando calmarse - ¿Por qué está enfadada conmigo?- cuestionó suavemente intentando contener su ira.
-En un día como este ¿Qué simple mortal estaría enfadado?- se separo el teléfono de la oreja intentando confirmar que había marcado el número adecuado.
-Buen momento escogiste tú para entrarle a la droga - dijo seria - Herendira concéntrate… ¿Por qué Andrea me odia?
-Sé que no te odia - le afirmó Herendira - Andrea tiene un corazón tan precioso que dudo mucho que sea capaz de eso, se que está enfadada conmigo porque seguramente está cansada de ver como mi padre me manipula y porque dice que soy una tonta por algo que le conté…. En cuanto a ti… Steff tendrás que averiguarlo sola- escucho como le colgaban por lo que maldijo por lo bajo antes de respirar profundo y volver a plantar cara frente a aquella puerta… fuera lo que fuera no perdería a una de sus dos mejores amigas.
-¿Qué quieres?- vio los ojos cafés dedicarle una mirada enfadada, por lo que ladeo la cabeza tomando entereza.
-Dame otra cachetada-dijo con firmeza- dame todas las que quieres, porque sé que soy una idiota que no sabe porque estas enfadada y que si estas enfadada es porque me merezco todas las cachetadas del mundo- tomo aire apretando los puños - ¡ASI QUE DAME LOS GOLPES DE UNA VEZ, SI CON ESO TE SIENTES MEJOR!- sintió el firme impacto en su otra mejilla que le hizo tambalearse levemente, estaba por girar el rostro cuando sintió el otro en el lado opuesto de su cara.
-Yo ya no soy tu amiga- escucho el tono de enfado contenido- ni de la estúpida de Herendira… estoy tan harta de ustedes, de sus estupideces, de este sentimiento idiota que nació en mi interior y me envenena…¡DEJENME EN PAZ TU Y ESA IMBECIL QUE NO SABEN NADA DE LA VIDA!- recibió el fuerte empujón que la hizo irse para atrás sorprendida -¡VIVAN SUS VIDAS EN SUS CASTILLOS DE CRISTAL Y SU LLUVIA DE DINERO Y DEJENME A MI VIVIR LA MIA!- vio como Andrea se giraba azotando la puerta de nueva cuenta dejándola sorprendida sosteniéndose las mejillas dolorida.
Herendira sonreía de manera tonta disfrutando aquel te de manzana con canela delante de los ojos negros que le miraban mientras saboreaban uno idéntico, ambas con un leve vaivén dirigiéndose miradas que evocaban más que mil palabras.
Si alguien le preguntara a la joven Villafiel ¿Cuál había sido la mejor noche su vida?, respondería sin dudar que la anterior a ese día, esa en que paseaba al lado de aquella mujer a la que miraba sonriéndole con la mirada en ese instante, a  esa a la que sus ojos gritaban “te amo, te amo” mientras las palabras se ahogaban en sus garganta con la calidez de aquel té.
A esa misma persona con la que había paseado hasta tarde la noche anterior, contando mil tonterías sin importancia para muchos, mil anécdotas tontas y sin embargo revestidas para ella de una incomprensible verdad, a esa hermoso ser humano que la había hecho reír hasta llorar antes de que el sol saliera mientras paseaban en mutua compañía en esa misma avenida.
Herendira Villafiel podía afirmar aun más ese día que amaba con desesperación a Vanessa Savedra, cada gesto altanero que escapaba de su rostro, el sentido del humor que había descubierto en ella y todo aquello que destruía al ideal de mujer que había tenido en su mente, dándole espacio a construir al ser humano real que vigilaba celosamente aquel lugar.

Las dos pequeñas cámaras estaban enfocando un único objetivo mientras Virginia dejaba escapar un suspiro preocupado… aquello no podía ser bueno sin duda, tendría que tener un larga conversación con Vanessa sobre su distracción principal a lo largo de su jornada laboral.

No me olvides. ( por sombra 234)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora