Cambios relativos

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CAMBIOS RELATIVOS
Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo.
Mario Benedetti.

Elena miraba seriamente al doctor que acababa de reacomodar el hombro de su cuñada en su lugar, para notar como negaba molesto con la cabeza antes de recibir una palmadita de Stefani que se levanto para sorpresa del hombre como si aquella lesión no le molestara en lo más mínimo ubicándose aquellas gafas oscuras, para proceder a acomodarse debidamente la elegante blusa que llevaba puesta.

-Señorita del Valle creo que tiene errado el concepto de descanso-  el hombre viendo a la chica mirándose los moretones en su rostro con algo de molestia.
-No para nada-  le afirmaron sonriendo con encanto- simplemente su concepto y el mío son diferentes- las cejas se movieron con diversión mientras las gafas eran reacomodadas- ¿Cuándo me quitara esta cosa?- dijo tocándose el hombro incomoda.
-Al menos veintidós días- se levanto dándole un golpecito para que se dejara el hombro tranquilo- solo se desmonto pero igual quiero cuidarlo de cualquier lesión por sobreesfuerzo- la miro con completa seriedad- en cuanto a su ataque de ansiedad…
-No pasara de nuevo- vio a la chica girarse mirando el espejo- creo que paso porque todo me rebaso… pero prometo ser cuidadosa para que ninguna situación me vuelva a rebasar - observo aquella elegante chaqueta ser colocada con cuidado - así que Doc tranquilo - sintió de nuevo las palmadas en el hombro algo molesto.
-Señorita del Valle- uso su tono más severo en contra de aquella joven -debe reposar, no someterse a situaciones estresante y ante todo evitar lugares tumultuosos y peleas.
-Prometo hacerle caso- vio la mano libre levantarse en el aire con la palma extendida como si le hicieran una juramento - descansar lo necesario, manejar adecuadamente el estrés y no golpear a nadie a menos que sea estrictamente necesario- volteo los ojos en blanco para pedir ayuda a la otra mujer en la habitación que simplemente reía quedamente.
-Déjelo doctor es lo más que conseguirá- vio a Elena Del Valle acercarse a su cuñada acomodando con cariño aquella chaqueta - y tu pórtate bien - le afirmo con severidad- ¿Dónde vas?-  quedamente.
-A rezar para que Dios colme mi corazón de paz y llene mi mente de sabiduría - Elena sintió como tomaban su mano con suavidad - para que llene mi alma de valor y no permita nunca más que pierda el rumbo o erre en mis decisiones…
-¿No le pides demasiado?-  separándose un poco sin soltar aquella mano.
-Le pido lo necesario- le afirmaron - esta para escucharnos a todos y para Él no hay imposibles- sonrió mientras miraba a la chica abandonar aquella habitación enfocando al doctor que no paraba de negar con cansancio.
Andrea miraba con enfado a Karina que estaba vaciando su botella entera de ron en el lavamanos, suspiro con suavidad aun sintiendo el sabor del alcohol en su boca _ ¿Por qué estás dejando mi casa sin alcohol? _ cuestiono expresando de aquella forma su molestia.
-Prometiste que aprenderías a vivir como yo - la mujer se giro esbozando una sonrisa más que encantadora - bien la gente como yo, no se deja envolver por este tipo de vicios.
-¿No se trata de disfrutar la vida al máximo?-  acercándose enfadada.
-Esto no te lo permite - vio la botella de ron irse a la basura para que la de tequila fuera abierta y recibiera el mismo trato - te aturde los sentidos y asesina tus neuronas… ¿Cómo disfrutar algo realmente si tienes esto dentro?- Karina continuo vaciando el contenido de la botella sin dejar de mirarla - no alcohol y drogas - asevero - en cuanto al sexo simplemente diré que no debes estar en la lista de cualquiera y eso te hará disfrutarlo más.
-No comprendo ni la mitad de lo que intentas enseñarme- la joven impaciente - es como si todo lo que hago está mal.
-No, simplemente tienes los conceptos errados y yo me encargare que des con los adecuados, la vida debe disfrutarse al máximo y para hacerlo empieza a disfrutar las cosas sencillas - vio a Karina encaminarse hacia la mesa de cristal y lanzarle aquel tomo de anatomía que le había dejado aquella mañana - como por ejemplo un buen libro y luego de un buen libro, un paseo por el parque.
-¿Otra noche de sexo? - escucho la risa divertida de la mujer a pasos de ella - Digo ya estoy en tu lista…
-El sexo no siempre es buena medicina - la miro confundida-  pero no me negaría a ti querida… eres de mis platos más exquisitos - vio la sonrisa guasona en los labios de Karina antes de acercarse a ella - pero primero el libro - esbozo un gesto de fastidio antes de obedecer y retirarse a leer.
Karina empezaba a creer que aquello de enseñar su forma de vida era más complicado de lo que pensaba, quizás porque nunca antes lo intento pero aun así estaba convencida que aquella jovencita era la persona indicada para ello era inteligente y magnética, a la hora de subirse a un escenario la explosión era tal que la gente enloquecía… quizás lo único que Andrea necesitaba era aprender a derrochar eso fuera del escenario y el mundo entero caería a sus pies.
-¡ESTO ESTA ASQUEROSO!- escucho el grito y rió divertida -¡MUERO POR VERLO EN UNA AUTOPSIA!- asintió con la cabeza definitivamente aquella chica había nacido para ser médico.
Herendira miraba a Vanessa algo nerviosa, miro al asiento trasero para ver a Tormenta inquieta asomándose por la ventana, se giro enfocando la cara sonriente de Vanessa que golpeaba el volante cada tanto al ritmo de la canción que escuchaban, la vio tomar ruta hacia uno de los residenciales familiares en las afueras de la ciudad, finalmente el automóvil se detuvo en una casa aun mas grande que la de Vanessa por lo que abrió la boca algo sorprendida -Ventajas de tener bajas honorables frecuentes en la familia- escucho la risa, pero a ella el comentario no le hizo la mínima gracia.
-Creo que no debí venir- admitió algo insegura mientras veía a Tormenta descender del auto y a Vanessa cerrar la puerta antes de mirarla extrañada- digo ya viste mi cara….
-¿Te refieres al hecho que parece que tuviste una pelea?- parpadeo un par de veces mirándola -¿O al hecho de que en verdad la tuviste?-  cerró el puño descargando un fuerte golpe sobre el hombro antes de sentir como tiraban de ella entrelazando su mano con fuerza -no importa vienes con la nieta más hermosa de Clarisse no te dirá nada.
Herendira trastabillo un poco al sentir como tiraban de ella hacia la puerta notando como Vanessa abría la puerta sin tocar siquiera -¡YA LLEGO LA MÁS HERMOSA MUJER DEL MUNDO!- La escucho gritar con fuerza mientras Tormenta se le unía ladrando.
-¡GRANADA!- enfoco un osito de peluche blanco a pasos de ella antes de ver a Vanessa saltar a varios pasos del oso junto con Tormenta que se pego al piso arrastrándose -¡QUÉ MUERAN LOS ENEMIGOS DEL REY DE LOS OSITOS!- escucho de nueva cuenta gritar a la voz infantil.
-¡HERENDIRA ES UNA GRANADA!- vio a Vanessa que le decía aquello antes de enfocar al oso con horror.
-¡MALDICIÓN!- dio un salto volando por encima de uno de los sillones provocando varias risitas infantiles alrededor…
-Dijo una palabrota, la abuela la regañara- escucho los comentarios acompañados de un nuevo grupo de risitas en algún punto perdido de la sala.
-¿Vanessa?- llamo quedamente con preocupación al escuchar el silencio reinar de pronto en el sitio, antes de sentir un tirón en su camisa y dar de lleno con unos ojitos negros que le miraba con atención.
-Bienvenida al ejército del rey de peluche- miro a la niña que le hablaba con seriedad absoluta – cabo, el enemigo esta agazapado como cobarde en la esquina noroeste de la sala y tiene como rehén a la reina unicornio, la mujer que le acompañaba es una traidora a nuestra dinastía.
-¡NO SEAS DRAMATICA!- El grito de Vanessa le hizo contener la risa divertida antes de enfocar los ojitos negros serios.
-Espero que comprendas cabo, que debemos rescatar a nuestra reina ¿Alguna pregunta?- Herendira ladeo la cabeza razonando un poco todo aquello.
-Tengo una ¿Cómo acaba un unicornio casándose con un oso?- vio los ojitos negros que le miraban con confusión.
-¡ESO DIGO YO, ES BIOLOGICAMENTE IMPOSIBLE, ADEMAS DE VAN A TENER OSOS CUERNUDOS!- escucho varias risitas más en la sala mientras la que parecía su comandante intentaba contener la suya.
-¡SI EL PROBLEMA ES SABER DÓNDE IRA EL CUERNO!- grito Herendira provocando una oleada de risitas en la sala.
-Cabo, está en sus manos acabar con las blasf...ablas… ablastemias de esa mujer, Herendira asintió llevándose la mano a la frente en un saludo militar al entender que la palabra buscada era blasfemia, vio a la niña arrastrarse lejos de ella por lo que se giro analizando la zona de guerra, necesitaba localizar a su objetivo y para eso solo debía localizar a Tormenta.
Asomo la cabeza despacio cuidando de que no le lanzaran ninguna extraña granada, sus ojos claros repasaron el lugar con atención, tenía pocos escondites y si salía detrás del sillón era un blanco fácil miro a un niñito que estaba hablando con su comandante y  tiro de él por los hombros con suavidad ganándose una mirada confusa - Uno debe sacrificarse por su rey- le murmuró al pequeño que la miro con horror antes de volar sobre el sofá para caer sobre los cojines y quedar expuesto.
Vio la cabellera negra que adoraba aparecer en una esquina de la sala mientras Vanessa parecía entretenida lanzándole una bola de espuma al pequeño que se retorcía en el sillón cubriéndose de la lluvia de juguetes que le caía, se giro tomando a su comandante que la miro con horror -Bien mayor- le dijo a su vez lanzándola al frente mientras la niña daba gritos horrorizados, rodo con elegancia contabilizando al menos seis niños antes de correr para saltar sobre el sofá detrás del que se escondía Vanessa y caerle encima riendo - Tendré que castigar tu ablastemias- escucho la risa de la joven uniéndose a la suya con fuerza.
-¡FUE TRAMPA ERA UNA TRAIDORA!- escucho gritar a su comandante como protesta antes de que Vanessa se incorporara sin dejar de sujetarla de la cintura.
-Sí, pero es mi traidora-  Vanessa depositándole un beso en el cuello a Herendira que la hizo sonrojar de golpe.
-Pero merece su castigo- insistió una de las niñas mirando a Herendira antes de reír al ver el rojo de su rostro - pero creo que la tía ya se lo dio sino no estaría así de roja - las risitas resonaron con más fuerza mientras Herendira bajaba la vista avergonzada del todo y sintiendo la cara arder.
Clarisse estaba asomada a la sala mirando con detenimiento la zona de guerra, pero quizás lo que más le sorprendía no era la edad de la chica que acompañaba a su nieta, sino su comportamiento. Vanessa tendía a salir con mujeres de su edad o algo más grandes, sofisticadas, extremadamente refinadas, esculturales y por tanto insoportables nunca había visto a una sola hacer lo que aquella chica con sus bisnietos.
El eco de las risas resonaba en su cabeza antes de ver el cariñoso beso que su nieta le dio a la joven en el cuello haciéndola cambiar a mil rojos diferentes, se acerco a paso calmo observando aquella escena con más detenimiento, notaba las manos de Vanessa sujetando firmemente las caderas de aquella joven mientras sacaba cuentas adecuadas de la edad de la chica levantando la ceja algo sorprendida -Tía de todas formas- escucho a uno de los niños -ella merece un castigo más real-  el pequeño con decisión.
-Qué más castigo que soportar el ego de su tía- los niños estallaron en risas ante la respuesta de Herendira, mientras Vanessa esbozaba un encantador puchero.
-Pero si yo soy encantadora- dejo escapar en tono dolorido.
-Sí, eres las más encantadora del mundo- Clarisse volteo los ojos en blanco aquello no podía ser bueno, su nieta se había conseguido al parecer una novia que estaba a punto edificarle un altar y le alimentaba ya su sobrealimentado ego.
-Interesante desorden el que hay acá- los niños en pleno dieron un gritito esparciéndose como las hojas ante un fuerte viento y desapareciendo del lugar mientras su abuela enfocaba a las únicas dos adultas allí.
Vanessa se separo con suma delicadeza de Herendira para incorporarse y  envolver a su abuela  en un cálido abrazo que la anciana agradeció quedamente antes de enfocar a Herendira - ¿Y esta hermosa señorita?- cuestiono mirando a su nieta divertida.
-Es mi amiga Herendira- dijo Vanessa mirando el sonrojo de Herendira, mientras Clarisse la miraba con atención esperando la típica reacción de una joven de su edad, pero su sorpresa fue enorme al no recibir lo esperado.
-Es un gusto conocer finalmente a la Señora Clarisse de la que Vanessa me ha hablado de la manera más exquisita - la miro con sorpresa si no fuera porque estaba segura que era una niñita de no más de dieciocho años diría que era una mujer de más edad, es que ni decir de más edad en aquel simple saludo había hecho a su cuerpo mostrar una fineza, educación y recato que ninguna de las otras mujeres de su nieta probablemente desarrollaría en vida.
-Tu gusto es impecable como siempre querida- dijo mirando a su nieta que tenía una enorme sonrisa - y es un gusto conocerte Herendira - miro con atención los golpes del rostro - ven, vamos a la cocina, creo que esos moretones se irán con unos buenos bistecs congelados en la cara.
La joven Villafiel contuvo la respiración al ingresar a aquella cocina, no por cómo se veía en realidad le sorprendía la calidez que desprendía por doquier toda aquella casa, vio como dos mujeres se colgaban de Vanessa regalándole besos cariñosos sin parar antes de ver a dos hombres de cabellos oscuros altos y musculosos ingresar al lugar - Yo no veo a la mujer más hermosa del planeta acá-  uno de aquellos hombres mientras codeaba a su hermano que jugaba con un balón de fútbol.
-Tienes razón hermano yo solo veo a mi muy corriente hermanita menor- el otro.
-Es por eso que no deberían pertenecer a la unidad de asalto- ambos se miraron confundidos - es un hecho que siempre han necesitado anteojos - todos en la cocina estallaron en carcajadas menos los involucrados - y lo acaban de demostrar al ser incapaces de ver a la mujer más bella del universo - Clarisse le sonrió con dulzura a la joven pelirroja a la cual estaba a punto de someter a un tratamiento a base de bistecs para desaparecer aquellos moretones, ese era el remedio de un Savedra para tal situación y vaya que había atendido incontables moretones en su casa - no ven que está siendo atendida por la abuela, ella es la mujer más hermosa del universo, y yo tengo la suerte de que me acompañe - Herendira sintió su rostro arder de golpe como si estuviera a punto de quemársele no solo porque la mujer a la que ella amaba desesperadamente le acababa de alagar sino porque todos la miraron sorprendidos.
-¡BIENVENIDA A LA FAMILIA CUÑADITA!- dijeron los dos hombres al unisonó provocando que se sonrojara con intensidad mientras las mujeres allí reían y Clarisse finalmente le ponía aquel bistec sobre el rostro.
-Vanessa es mi amiga- aclaro quedamente sintiendo su cara arder con violencia- aun… bueno…es…yo…ella.
-No les expliques nada a los idiotas-  escucho que le decía Vanessa con tranquilidad- igual sus dos neuronas no entenderán.
-¡OYE!- exclamaron desde algún punto que Herendira ya no lograba ver al estar sosteniendo dos bistecs sobre su cara, estaba por decir algo cuando el bistec de su ojo bajo dejando a la vista la sonrisa de Vanessa por lo que ella le correspondió sonriendo bobamente.
-Hola hermosa- escucho que le decían por lo que su sonrisa se amplió aun mas tomando la mano que tenia la carne y llevándola a los labios para besarla con devoción- pareces una cena muy apetecible- se volvió a sonrojar con violencia, mordiéndose el labio suavemente.
-Hola mi diosa viviente- fue lo único que atino a decir antes de sentir una caricia sobre el rostro - no verte unos minutos fue un tortura - sintió que el alma se le paraba, era la primera vez que su corazón tomaba el control de su boca, noto a Vanessa desviar la mirada entre incomoda y sonrojada.
-Owww que cursis-  dijo un gemelo antes de sentir el golpe firme de su esposa en el hombro.
-¿Por qué tu no me dices cosas así?

La respuesta Herendira nunca la llego a escuchar, estaba demasiado entretenida con la visión del rostro de Vanessa, de esa mujer que se le revelaba diferente en ese momento, tan distinta a la oficial de la avenida, a la mujer con la que había salido un par de veces, era la primera vez que comprendía aquello de que los seres humanos eran realmente complejos, esta Vanessa era un océano de alegrías, de bromas dulces y abrazos cariñosos para su familia, de juegos interminables con sus sobrinos… esta Vanessa como las demás provocaba que en algún punto su corazón deseara llorar de alegría al darse cuenta que amaba a una mujer maravillosa en miles de aspectos que quizás nunca terminaría de descubrir…. Y que al menos a esa radiante criatura ella no le era indiferente.

No me olvides. ( por sombra 234)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora