Feelings

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Cuando Annabeth ingresó a la casa de Thomas, después de saber todo lo que había pasado allí, algo había cambiado dentro de ella.

Luego de limpiar y recoger todo lo que habían dejado del almuerzo, Annabeth se sentó en la mesa que se encontraba en la cocina y escondió su cabeza entre sus brazos.

Mientras, Thomas subió al segundo piso, para arreglar los cuartos, así ambos podían dormir esa noche. Aunque con todo lo que había dormido Annabeth, seria un chiste que siguiera teniendo sueño.

Estaba muy exhausta. Ella creía que era una ridiculez estar cansada por solo haber levantado dos platos, pero todavía no estaba recuperada del todo. A parte, convengamos que Annabeth no se encontraba en un buen estado ni mental ni físico, luego de haber escuchado a Thomas y la historia de su familia.

Annabeth estaba lidiando con muchas cosas en su cabeza. Ella no podía contener tantas emociones juntas. Nunca había pasado por algo así. Lo que más le preocupaba era no saber quien era. Solo sabia su nombre y creo que por deducción, ella pudo saber su edad que era la misma que la de Thomas, diecisiete. Y luego estaba esa remera anaranjada que supuestamente era de ella y provenía de un campamento. Era imposible comprender o entender los sentimientos que llevaba dentro de ella. Lo único que quería hacer era llorar. Pero Annabeth sabia otra cosa más, era muy fuerte como para llorar por esas cosas.

Estaba escondiendo lo que sentía pero estaba cansada de mantenerlo dentro de su cabeza.

Sin darse cuenta e inmersa en sus sentimientos, Thomas estaba parado en la puerta de la cocina viéndola. Esa mirada como si estuviera viendo la cosa mas delicada y hermosa del mundo. Viendo como sus rizos dorados caían sobre la remera blanca favorita de Thomas que en ese momento le quedaba a Annabeth como un remeron.

-¿Que haces? -pregunto Annabeth.

-Solo te miro -contesto Thomas.

Thomas se sentó en la silla junto a Annabeth y empezó a hablar.

-Decidí entrar al pasadizo que encontré en el bosque y caminar por el. Calcule que habían pasado solo quince minutos, y yo seguía caminando por ese oscuro lugar sin un propósito. Entonces empece a volver sobre mis pasos y volver a mi casa, cuando escuche unos gritos provenientes al final del pasadizo.

Annabeth tenia fijo sus ojos grises intensos en los de Thomas escuchando cada palabra que salia de su boca.

-Cuando escuche los gritos empece a correr en esa dirección, yo sabia que se trataba de alguien en peligro. Pero al acercarme mas al final del pasadizo se abrió al lugar de donde provienen mis pesadillas. Era el lugar mas horrible que te puedas imaginar. Pero el lugar no era lo peor era lo que estaba viendo.

A Annabeth de repente le costaba respirar normalmente.

-Te vi a ti, ahogándote en un rio mientras las mujeres mas feas que vi en mi vida y con patas de burro, se alejaban riendo a carcajadas. Lo único que supe es que tenia que ayudarte. Así que corrí lo mas rápido que he corrido en toda mi vida, te agarre de un brazo para luego agarrar entre mis brazos y sacarte de ahí, después de eso rompiste en llanto en mis brazos. No sabia como calmarte.

Annabeth no pudo contenerse y dejo caer unas lagrimas sobre su regazo, mientras que Thomas secaba una de las lagrimas con su dedo indice y acariciaba la cara de ella suavemente.

Annabeth estaba abrumada. Ahora si recordaba como alguien la había salvado y como pudo refugiarse en sus brazos luego de haberse ahogado por mas de diez minutos . Ahora si recordaba a Thomas en esa situacion. Ahora si recordaba esa sensacion de ahogamiento, de desesperacion, de no poder encontrar una salida, de estar atrapada. Ahora si recordaba.

-Annabeth no solo eso paso -agrego Thomas.

Annabeth lo miro con profunda concentración.

-Mencionaste unas palabras luego de que te haya rescatado. Me dijiste que tu misión era cerrar las Puertas de la Muerte -dijo Thomas. - Yo no entendía lo que eso significaba o lo que estaba pasando. Ni siquiera sabia tu nombre o por que estabas allí. Pero..

-Pero luego de unos segundos me puse de pie y comenzamos a caminar y caminar y ahí estaban las Puertas de las Muertes encadenadas, sin nadie que las vigilara.  -Annabeth lo interrumpió.

-Exacto. Me dijiste que tu solo tenias que dejarlas ir y eso hicimos. Encontramos muchas municiones, a los costados de las puertas de ascensor encadenadas a ese lugar, agarramos dos espadas y cortamos las cadenas -concluyo Thomas.

Annabeth estaba conmocionada, gracias a Thomas ella pudo recordar todo lo sucedido. Recordó que les había costado mucho llegar hasta esas puertas, tomaron caminos equivocados y peligrosos pero que finalmente llegaron. Ella no recordaba por que solo tenia en su mente cerrar las Puertas de las Muerte. Pero lo hicieron todo gracias a Thomas que pudo rescatarla.

-Luego de cerrar las Puertas de la Muerte, tu y yo pudimos encontrar el pasadizo que me condujo a ese lugar pero al salir te desmallaste en mis brazos, eso debió haber sido por tu débil estado, te sujete en mis brazos hasta llegar a casa y luego dormiste tres días seguidos -Thomas le dijo a Annabeth.

En ese preciso momento estaba teniendo pensamientos encontrados hacia Thomas. Lo miraba de otra manera. 

-No se como agradecerte todo lo que hiciste por mi -dijo Annabeth.

-No me digas nada, solo vayámonos a dormir -le dijo Thomas a Annabeth mientras ambos se levantaban de la mesa donde sus manos se entrelazaron una con la otra como si tuvieran vida propia.

Ambos dejaron la cocina con sus platos y vidrios rotos por todo el piso para pasar por el living y abandonar todo resto de que allí esas paredes presenciaron la muerte de una familia entera.

Los dos subieron por las escaleras para ir a los dormitorios y dejar que los sueños se adueñen de ellos mientras sus manos seguían en contacto.

When she came back.  [Percabeth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora