Capítulo 2

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"El auténtico observador contempla tranquila y despreocupadamente los nuevos tiempos revolucionarios"

-Novalis

Bruno se encontraba observando el laboratorio cuando ocurrió el accidente. Él era un pasante del CIAM, sobresaliente, apasionado por su trabajo, brillante y sobre todo tranquilo, no le gustaba alardear o presumir sobre lo que había hecho o sobre sus conocimientos, y vaya que tenía tela de donde cortar.

Amir y Bruno se conocían desde hace tiempo, una relación meramente laboral. Bruno era nuevo en la ciudad, de padres divorciados, pero eso, aunque era un tema delicado para él y le dolía hablar de ello, no le impidió llegar a donde estaba, no guardaba rencor hacia nadie y no vivía frustrado como otras personas en su condición. Se había mudado a un departamento frente al CIAM, era mucho más cómodo (y barato) para poder realizar sus actividades del día a día.

El día del accidente se encontraba desgastando una copa de vino y contemplando la vista de la ciudad que le ofrecía su apartamento, necesitaba un descanso. Se había pasado toda la tarde y lo que llevaba de la noche terminando un reporte de laboratorio e investigando para su trabajo terminal de la Universidad, finalmente iba a titularse y le faltaban solo unos meses para terminar, obtendría el papel que lo avalaría como Ingeniero. Los cinco años de la carrera rendirían sus frutos al fin.

Pudo ver el resplandor que venía del laboratorio 27, el laboratorio de Amir, pensó el... "probablemente se encuentre trabajando otra vez". Cuando escuchó el estallido las luces de su apartamento se apagaron, las farolas que iluminaban la calle dejaron de brillar, hubo un apagón en toda la zona y la única luz provenía del lugar del accidente. Bruno, inmediatamente se dio cuenta de que algo andaba mal y corrió a ayudar, como era su costumbre; algo que lo caracterizaba era su sentido de ayuda a los demás.

No encontraba sus llaves, en la oscuridad se golpeó unas dos veces en la rodilla y una vez en el pie, soltó un alarido y maldiciones salieron de su boca, se recriminó y se molestó consigo al darse cuenta de que las llaves estaban en la sudadero que llevaba.

Al momento de abrir la puerta para salir, la energía eléctrica volvió, cruzó la avenida por la cual pasaban solo unos pocos automóviles, el guardia que cuidaba la entrada se despertó al escuchar sus presurosos pasos.

- ¿A dónde se dirige joven?

- Al laboratorio 27, acaba de ocurrir un accidente y mi mentor se encuentra ahí- lo cual era mentira- necesito entrar, verá yo vivo en esos edificios de allá y...

- La hora de entrada y salida es de las 7:00 AM a las 7:00 PM, no lo puedo dejar pasar aunque muestre una identificación...

- ¡De verdad que es urgente!

-Pero...

-¿Pero?- preguntó Bruno con sorpresa.

-Todo puede arreglarse.

El guardia frotó sus dedos insinuando que con dinero se solucionaría el problema, con resignación bruno sacó el primer billete que encontró en su cartera, $200.00 pesos no le vendrían mal a nadie, acto seguido, entró al lugar. "Vaya seguridad tenemos aquí" pensó él con resignación.

Al llegar al laboratorio, la puerta estaba entreabierta, el cristal de la puerta estaba roto, el acrílico de seguridad que dividía la zona segura de la zona de trabajo estaba hecho trizas, había cables por todos lados, frascos y bombillas rotas, los libreros estaban rotos, el escritorio estaba de cabeza, la computadora sacaba humo, parecía que un tornado había pasado por ahí.

-¡Profesor Amir!- gritó Bruno con desesperación varias veces- ¿Está aquí?

El silencio se apoderó de la situación, comenzó a mover los libreros, intento levantar el escritorio, buscó debajo del trozo de techo que se había caído, todo era un desastre y no había nadie, parecía que Esdras y Amir habían desaparecido, no había evidencia de su muerte o de su existencia en el lugar.

Cruzó a la zona donde estaba la máquina, o lo que quedaba de ella, y aún se veía que estaba funcionando, pero eso solo era un residuo comparado con lo que había visto antes. Entre mas se acercaba a la máquina más era el calor que sentía, comenzó a sudar un poco, mientras revisaba la máquina escuchó un ruido que parecía venir de la habitación, prefirió alejarse y se dio cuenta que pasos venían de la habitación.

Tuvo miedo y esperanza a la vez. Corrió a la puerta y vio la silueta de una mujer, pensaba que el lugar estaba vacío.

La mujer era alta, cabello corto por debajo de las orejas, esbelta y atractiva. Los lentes que llevaba estaban rotos y sangre corría por su rostro, la cuál era difícil de notar dada la poca iluminación que había en el pasillo.

-Ayuda... por favor...-suplicó ella.

Bruno corrió a ayudarla y ella cayó al suelo, su bata estaba desgarrada, en su cuello parecía haber una quemadura, algo grave. Bruno la tomó entre sus brazos y leyó el gafete que llevaba su foto, muy diferente a como se veía ahora.

Isabella Cruz

Jefa Depto. Biología Molecular

A Espaldas de GigantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora