Capítulo 5

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"Un hombre de genio no se equivoca, sus errores son los umbrales del descubrimiento"

-James Joyce

El taller era una bodega ubicada en el Área Metropolitana de la Ciudad de México, a unas cuadras de la estación Lechería, al lado de una fábrica de refrescos, era una buena fachada para lo que realmente escondía.

En el taller había ropa, comida, agua, un lugar donde dormir y un laboratorio personal. Ahí tenían un respaldo de todos sus trabajos y el equipo necesario para replicarlos y hacer cosas de otra clase.

El lugar lo había ganado Esdras en una apuesta con el dueño, sí, Esdras era un jugador y apostador, "solo es estadística y probabilidad" decía cada vez que jugaba "contar cartas no es tan difícil". Esdras era astuto, tenaz y un buen jugador, no dejaría que se dieran cuenta de su pequeña trampa, pero al igual que cualquier adicto, no sabía cuando detenerse. Hace unos meses lo golpearon por fanfarrón, afortunadamente no pasó a mayores.

Algunos materiales de los que tenían en su laboratorio-taller fueron donados por empresas, otros cuantos los ganaron en concursos y muy pocos los habían comprado con su dinero, sin embargo con todo eso no tendrían ni la mitad de lo que poseían actualmente.

El principal donante, a quien llamaban SR. E, era el padre de Val, una amiga de años cuyo padre era un importante ejecutivo de Collin Enterprises y dueño de su propia compañía EMC Marketing.

Val era una chica lista, seria e introvertida pero cuando la conocías era realmente divertida y agradable. En el último año no habían tenido mucho contacto con ella, ya que había estado viajando; estuvo seis meses en Toronto, cinco en Madrid y llevaba un mes en Tokio, pero ahora estaba de regreso, cuando llegaron al taller se llevaron la agradable sorpresa de encontrarla.

-¡Por Neptuno, una aparición!- dijo Amir con su sarcasmo habitual.

-Ni me digas- refutó Val- que por su culpa tuve que regresar de Japón y tan bien que me la estaba pasando.

-¿Por qué nuestra culpa?

-Me llamaron de EXO Corp. cuando esos sujetos hablan sabes que algo no anda bien, yo no sé por qué decidieron trabajar con ellos, bien les dijo mi padre que no trabajaran con ellos, pero ahí va otra vez la burra al trigo.

-Tranquila- contestó Esdras tranquilamente- no fue nuestra culpa, el CIAM tiene convenio con ellos, si no es que son dueños del propio centro de investigación. Nosotros solo hacíamos lo que nos correspondía.

-¿Qué te dijeron?- interrumpió Amir.

-Pues... te contaré lo que pasó, estaba tranquilamente almorzando cuando sonó mi teléfono, me llamó un tal Alan, su acento era inglés, estoy casi segura de ello. Me preguntó que si me habían contactado y pues yo dije que no, obviamente. Le pregunté que había pasado y me habló del accidente y de que estaban desaparecidos y sabía que si los podía encontrar en algún lugar era aquí, así que tomé el primer avión de regreso. ¡Dieciocho malditas horas! Y bueno, omitiendo lo obvio, me pidió que lo contactara si sabía de algo de ustedes.

-Estamos en problemas- dijo Amir mirando a Esdras- pero eso lo solucionaremos después, ahora tengo que mostrarte.

Amir se colocó en el centro del taller, había una máquina que tenía unas bobinas de Tesla y Amir se colocó en medio de las dos columnas. Explicó que eran unos detectores de energía cuántica, básicamente podían detectar la energía que liberaba el E-G10R, del cual ya había un prototipo en el sótano que solamente tenía conocimiento Amir, se había dedicado a fabricarlo los últimos cuatro días.

Comenzó al exhibición. Amir explicó que el suponía que sus poderes venían de haberse expuesto a la explosión del generador, ahora su cuerpo emanaba energía del mismo tipo que de la máquina al teletransportarse y regresaba a su cuerpo de alguna manera, al pararse en medio de las bobinas, lo que hacía al transportarse, la energía liberada cerraba el circuito y se expresaba en un rayo en medio de las bobinas.

Explicó que para controlar su poder, lo que hacía era con un microchip que estimulaba su cerebro para que la teletransportación ocurriera, este recibía impulsos eléctricos de su cerebro y los redirigía a la parte del cortex que se encargaba de su nueva habilidad ya que no sabía hacerlo por sí solo, además el chip evitaba que ocurriera de manera inconsciente para que no tuviera más accidentes u ocurrieran desastres.

Val no entendía del todo que era lo que Amir estaba a punto de hacer, pero sabía que tenía relación con el accidente. Amir se teletransportó y Val quedó boquiabierta, se pudo observar tenuemente el rayo del que Amir hablaba y en la computadora aparecieron las lecturas. Cuando regresó al lugar de las bobinas ocurrió exactamente lo mismo y aquí era donde las cosas se ponían peligrosas.

Si se teletransportaba muchas veces seguidas la energía liberada crecía exponencialmente y aún no sabían el porqué o si tendría alguna repercusión peligrosa. Para encontrar la respuesta a este cuestionamiento, necesitaba de Esdras, probablemente el encontraría una respuesta más acertada.

Ahora que Amir les había mostrado y explicado, quería que Esdras lo probara, ya que al ser expuesto de la misma manera a la explosión del E-G10R suponía que tendría un efecto similar. Quería descubrir cual era el poder de Esdras.

A Espaldas de GigantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora