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El rubio se removió incomodo en su lugar, abrió poco a poco los ojos y se encontró con el pelinegro, quien le sonreía tiernamente y acariciaba su mejilla... Lo raro era que Jos ya se hallaba vestido. Alonso se tallo los ojos y miro nuevamente a su novio.

—¿Qué hora es?

—6:00 am.—Contestó simple.—Levantate, iremos de paseo.

—¿Paseo? ¿A dónde y como conseguiste dinero?

—Si, paseo.

Jos se levanto del suelo y camino hasta su mesa, en donde comenzó a meter cosas en una mochila, dándole la espalda a Alonso.

—Okay... ¿Pero a dónde vamos?

El pelinegro se tenso de inmediato y suspiro pesadamente. La idea que se había cruzado por su mente el día anterior la estuvo considerando muy seriamente en la noche mientras miraba al oji-azul dormir, llegando a la conclusión de que debía ejecutar esa idea… costara lo que costará. Se giro con una sonrisa, contestándole de que se trataba de una sorpresa y que se apresurara o si no, el tendría que vestirlo.

El rostro de Alonso se torno rojizo mientras desviaba la mirada, Jos le lanzo unos pantalones y una camisa para que se cambiase, el rubio se levantó y fue al baño, dejando al pelinegro solo. En ese momento, Jos sintió como sus ojos se cristalizaban y una que otra lágrima rebelde se escapaba, pero las limpiaba con gran rapidez para que su niño no sospechara nada acerca de su plan... Alonso era demasiado ingenuo e inocente como para ver que su novio estaba sufriendo.

—Listo, Jos... ¡Pero esta camisa me queda grande!—Chillo.

—Ah, la usaba hace un año.—Se encogió de hombros. —Vamos, en el camino te peinas, nuestro lujoso transporte nos espera.

Ambos chicos salieron de la casa con sus manos entrelazadas, encontrándose con un viejo auto, el cual parecía que se caería a pedazos en cualquier momento. Alonso lo miro con una cara impresionada y un tanto... Asustada, mientras que el pelinegro estaba bastante serio.

Detrás del auto apareció un chico de ojos cafés y cabello chino, sonrió.

—Hola, muchachos.

—Freddy.—Sonrió viendo a su amigo.—Gracias por esto.

—¿Um? Yo no entiendo nada.

El pelinegro río con ternura, tomo las mejillas del oji-azul y plantó un beso en su nariz. Cuanto amaba a su niño ingenuo e inocente. Jos le explico que para llegar al lugar de la sorpresa debían ir en carro porque estaba muy lejos y Freddy había arreglado ese carro para ellos.

Después de charlar unos segundos, los novios subieron al auto y su viaje comenzó.

~•~

Jos sostenía por los hombros a Alonso, mientras que este tenía los ojos vendados y caminaba muy lentamente por miedo a caerse en cualquier momento a pesar de que el pelinegro lo guiaba... No era que no confiara en el, sólo que... A veces Jos no era bueno con las indicaciones. Más o menos se hacia la idea de donde estaban, pues con cada paso escuchaba hojas secas, la temperatura era un poco más calurosa y escuchaba varias aves, lo cual indicaba que estaban o en un parque o un bosque.

Alonso se quejaba mucho; solo para molestar a su novio, pues sabia que no tenia paciencia alguna y esa era su venganza por vendarle los ojos y llevarlo a un lugar desconocido.

Detuvieron sus pasos unos momentos más tarde, Jos soltó al rubio y con nervios se puso frente a el.

—¿Recuerdas el lugar que me contaste? Aquel en donde te traía tu mamá cuando eras niño.

—Si, ¿qué tiene?

—Quitate la venda.

El oji-azul obedeció y se quito la venda. Miro todo a su alrededor, como había pensado, estaban en un bosque y no uno cualquiera... Era uno especial, uno en donde paso la mayor parte de su infancia con su madre. Sus ojos se iluminaron y recordó como era todo, aunque en si, nada había cambiado, los árboles seguían igual de vivos, el pasto tenia ese olor fresco, los pájaros cantaban y el lago era completamente hermoso con su agua cristalina.

Se giro viendo a su novio y se abalanzó sobre el, abrazándolo y repartiendo besos por toda su cara.

—¡Me encanta!—Le sonrió.—¡Gracias, Jos!

—Me alegra que te guste.—Beso su frente.—Queria verte animado así que... Aquí estamos.

—Gracias...—Lo miro.

—¿Porque?

—Por no abandonarme.

Jos sintió como su corazón se rompió cuando Alonso dijo aquello. Comenzaba a arrepentirse de la idea tan descabellada, pero no era momento para parar, ya estaban ahí.

—A-alon...

—¿Si?

—¿Tu me amas?—Pregunto mirando al cielo.

El rubio lo miro con confusión.

—Claro que lo hago, Jos. Como no tienes idea.

—Yo también te amo... Más de lo que piensas. ¿Sabes qué nunca haría algo para dañarte, verdad?

—Estas muy raro... ¿Te pasa algo?

—No, no.—Sonrió.—Solo que este lugar me hace reflexionar, pero contestame.

—Lo se, José. Tu nunca me harías daño, cualquier cosa que hagas se que es para mi bien... Eres de las pocas personas que realmente se han preocupado por mi.

No aguanto más y tomo al oji-azul de la camisa y lo beso... Lo beso, demostrando cuanto lo amaba y lo necesitaba, mientras algunas lágrimas salían de sus ojos. Todos los sentimientos envueltos en ese beso eran los más sinceros que habían sentido ambos chicos. Ellos eran almas gemelas, desde un principio estaban destinados a encontrarse y amarse con dulzura. Pero algunas circunstancias se los impedían.

Alonso abrió los ojos al sentir algo frío en su frente, y al ver de que se trataba se quedó completamente quieto mientras palidecía.

—¿J-jos?—Pregunto temeroso.























“El sostiene el arma
Contra mi cabeza”

×××
Preparen sus pañuelos... 👀

M U R D E R «Jalonso»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora