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Final.




























Un escalofrío lo recorrió de repente, por el frío, quizás, pero, ni siquiera hacia frío. El clima de aquel lugar era sumamente caluroso y más con la lluvia del día anterior. Pero Alonso sentía un frío que le calaba los huesos, ese frío estaba siendo generado por su mente, pues lo único con ese tipo de temperatura era el objeto pegado a su frente.

Observo sus dedos, estos se movían y estaban tensos, trato de controlarlo, pero algo se lo impedía.

—¿E-en serio quieres esto, Jos?—Preguntó con temor.

—L-lo siento, mi niño...—Sus ojos estaban cristalizados.

—¿Te quieres deshacer de mi?

—¡Jamas!—Elevo su voz.

Jos quería ayudarlo, quería que no tuviera problemas tan graves, que fuera feliz y que riera, porque... Ver feliz a Alonso era una de las mejores y más bellas cosas que había visto en su vida. Pero, ¿Qué sería de el sin su rubio? ¿Qué haría después de terminar aquello? ¿Regresar a casa y fingir que nada paso? ¿Sufrir porque Alonso estará “desaparecido”? ¿Huiría?

El pelinegro nunca había usado una pistola, pero cuando decidió hacer aquello, no pensaba claramente y apostaba que no seria tan difícil, aunque ahora no sabia que era más difícil, si sostener el arma o decirle adiós a Alonso. Se puso de pie sin apartar el arma de la cabeza del contrario, su mano comenzó a temblar así que se apoyo con su otra mano, miro directamente a los ojos de Alonso y algo dentro de el se rompió al ver que estos ya no brillaban como hacia unos minutos, es más, podría jurar que habían perdido algo de color.

—De verdad lo lamento, A-alon. Pero no soportaría ver como sufres por culpa del maldito de tu padre, se lo que quería de ti y conociéndolo, no parara hasta conseguirlo... Quiero salvarte, y creo que esta es la única manera en que puedo...

—Jos...

—Adios, Alonso.

El oji-azul sintió como sus manos comenzaron a sudar, abdomen se tenso y quiso volver el estomago. Cerro los ojos fuertemente y escucho el sonido del arma siendo cargada.

—Y-yo no puedo hacer esto.

Tiro el arma a un lado, cayendo de rodillas y cubriendo su rostro con sus manos comenzando a llorar. El rubio abrió sus ojos y lo miro un tanto sorprendido pues era muy raro que Jos llorara, cuando lo hacia, era porque realmente se sentía destrozado. Solo se dedico a observarlo unos minutos debido a que su cuerpo no respondía, seguía con miedo y en shock de ver a su novio con una pistola, aunque al observarlo vio lo débil que era y sintió como si el fuera quien estaba llorando ¿Así se veía el cuando su padre lo hacia llorar? ¿Así de débil se veía?

Sí... Alonso era débil y Jos fuerte, pero las personas fuertes se estaban cansando de serlo y se están quebrando. Mientras que los débiles eran las personas con los mejores sentimientos y era por eso que eran heridos con facilidad.

Recordó a su padre; los golpes, las heridas, los ruidos, las miradas, los gritos... El dolor. El rubio sufría, no lo negaba y el hecho de tener que vivir eso nuevamente le aterraba, mucho más que su situación actual. Su padre le causaba escalofríos y lo conocía y llego a la misma conclusión del pelinegro.

Logró moverse, y directamente se lanzó a besar castamente sus labios del pelinegro y abrazarlo con todas sus fuerzas.

—Lo siento, Alon. Soy un idiota.—Sollozo en el hombro del menor.

—No lo eres.—Se alejó y limpio las lágrimas del contrario.—Quieres ayudarme.

—P-pero...

El rubio tomó el arma y se la entrego a Jos, este lo miro asustado.

—Hazlo... Estaré bien.

—¿Estas loco?—Cuestiono aun llorando.

—Si.—Contesto con una leve sonrisa.—Hazlo, Jos. Esto quizá sea cobarde, lo se, pero ya no quiero sufrir, ya no quiero aguantar las constantes peleas. Y de todos modos, terminaría mal si mi padre me encuentra, así que ahora yo decido que tu termines con todo... Menos con el amor que te tengo.

—¿E-estas seguro?

—Claro. Pero no llores, tonto. Harás que yo también llore, sonríe.

—Lo haré con una condición.

—¿Cuál?

—Que tu también sonrías.

Jos se limpio las lágrimas, elevo su cabeza y suspiro para luego regresar nuevamente su mirada a Alonso. Este sonreía y sus ojos estaban bellamente iluminados. Apuntó el arma a su cabeza y su mano temblo.

—Te amo, Alonso.

Los dedos de Alonso ya no se movían tan fuerte, los escondió detrás suyo.

—Y yo a ti, Jos.

El pelinegro apretó el gatillo.

¡Bang!

Ahí todo ceso.

El sufrimiento.

El dolor.

El miedo.

El frío.

La vida de Alonso.




























“Cierro mis ojos y
¡bang! Estoy muerto.”

×××

Conste que les advertí 👀.

¿Quieren epílogo o nelson? 😂

Publicare otra historia ya que esta llego a su fin xdxd

Publicare otra historia ya que esta llego a su fin xdxd

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También estará medio sad(?

M U R D E R «Jalonso»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora