El relicario.

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-¿Que rayos es esto?.- Exclamó Bob confundido al ver en el relicario una foto de un chico con cabeza de balón.- ¿Esto es de Helga?.- Se pregunto a si mismo mientras los inspeccionaba.- Creo que el gran Bob tiene que averiguarlo...- Se dijo finalmente y lo guardo para él.

-Muchas gracias por traerme a casa Alex.- Agradeció amablemente la chica rubia mientras abría la puerta de su casa.-Siento mucho haberte preocupado así estos días.

-Oh... No te preocupes Helga para mi es un placer poderte apoyar.- Respondió Alexander mientras le daba sus cosas.- Nos vemos mañana, cuídate mucho ¿Quieres.?- Añadió finalmente mientras acariciaba su rubio cabello y la dejaba en casa.

-Pero... ¿Porque me siento tan... Inquieta.?.- Se preguntaba la chica de una sola ceja mientras subía a su habitación.

*Por otro lado, Bob se encontraba en su habitación revisando el objeto dorado que tenía en sus manos, ese chico le parecía conocido.*

-Este chico...-Susurraba Bob curioso mientras veía la foto.- Supongo... Qué esto no debe de ser importante.- Dijo mientas lo observaba como un evaluador de diamantes vería un rubí.- ¡Nah! ¡Pura basura.!- Exclamó finalmente y arrojo el relicario a la basura.

-Entonces tengo que encontrar...- Le comentaba Arnold a su amigo mientras se dirigían al parque.

-Arnold, espera amigo... Me estás diciendo que comparas la falta de memoria que tiene Helga contigo, ¿Con algo que le sucedió al amigo de tu abuelo?.- Lo interrumpió esté confundido ante la historia que le acababan de contar.

-Si... Bueno, es solo que no entiendo si realmente no me recuerda.¿Es extraño no crees? Me conoce más que ese sujeto y...- Dijo Arnold tristemente tratando de buscar algo que lo haga recobrar las esperanzas.

-Oye viejo tranquilo, si lo que le pasó al amigo de tu abuelo le pasó a Helga yo creo que tienes una oportunidad.- Le dijo su amigo comprensivo al ver que aquello realmente le estaba afectando.

-Muchas gracias Gerald, ahora solo tenemos que averiguar que es lo que estamos buscando.-Cuando de pronto ve una silueta que se le hacía familiar que se acercaba a lo lejos.- ¡Santo cielo Gerald.!.- Exclamó Arnold sorprendido y agobiado.

-¿Que sucede Viejo...-No termino de preguntar cuando se percató que aalguien se acercaba a ellos muy molesto.- Cielos amigo... Creo que tienes un nuevo problema.

-¡Oye chico! ¡¿Que te pasa?!.- Gritó Alexander enfadado a Arnold mientras lo sujetaba del cuello apartandolo un poco del piso.- ¿Acaso no estás satisfecho ya con hacerle perder la memoria.? ¿Por confundirla.?
*Se le notaba una cara llena de rabia al chico castaño y una mirada fulminante.*

-T-Tranquilo... Yo solo quiero ayudarla...-Intimidado contestaba el chico con cabeza de balón.

-Pues mira hasta donde ha llegado gracias a ti.- Exclamó finalmente mientras lo aventaba contra el piso.- ¡Más te vale no entrometerte más.! Estúpido cabeza de balón...

Todo cambia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora