BAÑO DE LECHE

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A la mañana siguiente, sentía un poco de pena el encontrarme desnudo sobre la cama, pero Ross no estaba en la habitación. Sobre la mesa, había un café con una nota en la cual se podía leer "te amo pequeño hermoso" Solté una sonrisa y bebí el café.
Al punto de las once, Ross apareció en la habitación vistiendo de una forma muy elegante como el sabia hacerlo.
—Buen día, ¿Cómo dormiste? —Ross dejó la llave en el librero y se acercó a besar mis labios. Sus labios sabían demasiado dulces, y olía bastante bien, un aroma que logra atraparte con solo olerlo por unos segundos.
—muy bien, aunque al despertar me encontraba un poco nervioso por ti, ya que no te encontraba en la habitación.

Me levanté de la cama y a la media hora, salimos a comer. Ross se encargó de pedir todo, mientras que yo lo admiraba. Ross llevaba puesta una chaqueta blanca con unos jeans negros

Se veía bastante bien, mientras que yo llevaba puesto una camiseta de mezclilla y por debajo una color negra

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Se veía bastante bien, mientras que yo llevaba puesto una camiseta de mezclilla y por debajo una color negra.

Al terminar de comer, llegamos de nuevo al hotel, solo que esta vez con un par de cervezas, Ross estaba un poco ebrio mientras que yo seguía en mis sentidos

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Al terminar de comer, llegamos de nuevo al hotel, solo que esta vez con un par de cervezas, Ross estaba un poco ebrio mientras que yo seguía en mis sentidos.
Pasaron las horas y Ross estaba tirado ya en la cama, había llorado un poco por culpa del alcohol y antes de que me diera cuenta, ya estaba dormido con la ropa sucia.
Comencé a quitarle sus tenis y sus calcetines, poco a poco saqué la camiseta ya que él se había quitado antes la chamarra y dejé sus músculos a la vista. Comencé a excitarme, así que pasé mis labios por su torso hasta llegar a su ombligo.
Cuando menos me di cuenta, ya tenía sus dedos de los pies en mi boca, y sin motivos, se me hacia algo excitante, para ser honestos, era bastante aquella satisfacción. Cuando terminé, Ross soltó uno que otro gemido y cuando bajé por completo sus pantalones y lo dejé en boxers, Ross despertó aunque seguía algo atónito por culpa de la bebida. Ross me miró y se me lanzó encima a besar mis labios. Así nos quedamos por un par de minutos, hasta que Ross comenzó a acomodarse en la cama mientras me lanzaba una señal para que me subiera a su regazo. Ya encima del rubio, comencé a quitarme la playera, luego el pantalón y al final Ross me terminó dejando completamente en boxers. Ambos estábamos en ropa interior, y era bastante excitante el sentir el pene de Ross sobre mi culo, estaba por quitarle todo, aunque decidí tomarme las cosas con total calma.
Ross bajó mi bóxer y me comenzó a hacer un oral, pero esta vez lo sentí diferente al de la primera vez, lo estaba gozando más, y no me sentía culpable por hacerlo. No entendía lo que había pasado conmigo, pero este nuevo "yo" comienza a agradarme. Ross comenzó a mamar cada vez más rápido y una de mis preocupaciones, era de que eyaculará antes de tiempo. Así que lo aparté y me acerqué a su bóxer, el cual fui bajándole con la boca. Había visto algo parecido en una porno, y creí que sería algo extravagante para intentarlo.
Cuando terminé de bajarle su bóxer, su pene quedó frente a mis narices y ahí fue cuando me di cuenta de que el pene de Ross era el más grande que he visto —Claro, no es que haya visto tantos penes, pero he visto el de mi mejor amigo, el de mi padre y algunos en las duchas — pero ninguno se compara con el tremendo trozo que se carga este rubio.
Ross me pidió que intentáramos el beso negro, y con un poco de incomodidad, acepté. Después de minutos de placer y sexo oral, Ross sacó un condón, y a pesar de que seguía crudo, logró ponérselo sobre el pene.
— ¿Qué haces? —Pregunté
—Está noche me gustaría hacerte mío. Quiero que me entreges tu culo virgen.
No sabía que responder, pero Ross parecía seguir tomado, y la verdad estoy con la curiosidad de saber que se siente ser penetrado, y más por un pene de ese tamaño, pero no estaba seguro de que quería experimentar con un Ross ebrio y no con el chico Rubio que además de ser carismático, es bastante dulce.
—Aun no estoy listo.
Ross bajó la mirada y respondió.
—Esta bien, pero no dejemos que está noche se acabé así. Ross se quitó el condón y por primera vez noté su fuerza, ya que tomó mi cabeza con una mano, y metió su gran polla en mi boca. Al principio sentí que me ahogaba, pero poco a poco me acostumbré. Ross estaba siendo una bestia a diferencia de los primeros encuentros sexuales anteriores, y lo peor, es de que una pequeña parte de mí, le agradaba eso. Ross terminó corriéndose en toda mi boca, y el semen que escurría de su gran polla era demasiado caliente y  bastante en cantidad. Así que no pude con todo ya que sentía que me ahogaría. Esa noche me sentí completamente sucio, ya que tenia semen por todo mi rostro y gran parte del pecho. Ross tomó mi pene y comenzó a mamar hasta que logro un orgasmo, o así lo sentí yo, ya que jamás había sacado tanto semen en una mamada. Ross quedó completamente bañado en semen por todo su torso y gran parte del pecho. Así que tomó mi cabeza y me acercó a él.
—Tragate todo, perra. No sabía como reaccionar al ver a Ross ebrio y más por sus palabras, pero en en fondo me excitaba más de lo que imaginaba. Comencé a tratarme todo mi semen que estaba sobre él, y luego terminó por intentar una lluvia dorada, sonaba asquerosa, pero al final accedí. Primero tuve ganas de vomitar al sentir sus miados calientes por todo mi rostro, pero al terminar, Ross me dio una experiencia bastante satisfactoria y muy excitante.
Ross tenía varias ideas locas, pero al final. terminaban siendo increíbles. No pude aguantar ni un segundo más, así que me terminé por bañar antes de irme a dormir.

EL MAESTRO DEL SEXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora