v

2.1K 256 15
                                    

La tarde había ido de maravilla. Habían paseado por Hogsmeade y, de un momento a otro, había empezado a nevar. Habían estado un rato bajo la nieve, haciendo el tonto y tratando de coger los copos con la lengua.

Scorpius sentía que las cosas con Andrea fluían de forma natural, y había logrado olvidarse de sus problemas por una tarde.

—¿Quieres que entremos a por una cerveza de mantequilla?— en otra ocasión, Scorpius nunca se habría sentido tan valiente como para pronunciar esas palabras, pero la tarde había ido tan bien, que se sentía capaz de cualquier cosa.

—Sí, claro.— dijo la morena con una sonrisa.

Cuando los dos estuvieron sentados en una mesa en aquel bar de Hogsmeade, Scorpius se permitió admirarla desde la cercanía.

Mientras la chica pedía dos cervazas de mantequilla como a ella le gustaban, él se fijaba en la manera en la que se le movían los labios al hablar o los hoyuelos que se le marcaban en las mejillas cuando sonreía a Hannah.

Pero la suerte quiso que la tarde de Scorpius empeorase cuando hizo que entrase por aquella puerta Tobías.

Bajó la cabeza, tratando de que el chico no le reconociese entre el gentío, mientras Andrea seguía hablando con Hannah sobre cómo iba el curso.

—¡Hombre!— cuando oyó que las pisadas de Tobías se oían cada vez más cerca, supo que agachar la cabeza no había servido.—Al final lo conseguiste ¿eh, fiera?

Señaló la cabeza a Andrea, que había dejado de hablar con Hannah y ahora los miraba con cara de confusión.

—Entre tú y yo— dijo dirigiéndose a la chica, aunque Scorpius le oía perfectamente.— ¿Cuánto te ha pagado su padre para que hagas esto?

La chica agradeció con una sonrisa las cervezas que Hannah les había traído y le dio un sorbo a la suya.

—¿Cuántas veces te dejó caer tu madre cuando eras pequeño? Quiero decir, nadie puede nacer así de tonto... ¿o sí?

Tobías soltó una carcajada.

—Venga, Potty, respóndeme la pregunta— Tobías había aprovechado y le había cogido la mano a Andrea. La chica lo miró con asco, y acto seguido miró a Scorpius rogando por ayuda. Estaba claro que el chico la estaba incomodando, y más ahora que su mano se encontraba en la espalda de la chica. Pero Scorpius no se sentía valiente. Nunca se había sentido valiente, por algo no estaba en Gryffindor. Tobías se había acercado al oído de la chica y susurró—¿Qué tiene él que no tenga yo, nena? Soy mucho mejor, y lo sabes.

Tobías no se alejó de la chica, pero dejó un beso en la mejilla de la chica.

Los ojos marrones de la chica buscaron con desesperación los ojos grises de Scorpius, que decidió dejar de ser así y sacar su león interior.

—Siempre he creído que todos tenemos algo de cada casa dentro.— le había dicho Hermione la noche que él había ido a cenar a su casa, fingiendo ser el novio de Rose.

Rezando porque Hermione tuviese razón, Scorpius se puso de pie y carraspeó, llamando la atención del chico que se encontraba demasiado cerca de Andrea.

—¿Qué quieres?— preguntó tajante Tobías, que claramente disfrutaba la cercanía con Andrea.

—Saber por qué estás tan sumamente cerca de mi novia.— hizo énfasis en las dos últimas palabras y rezó en ocho idiomas diferentes para que Andrea le siguiese el juego.

Tobías se puso de pie también y, temiéndose lo peor, Andrea copió su acción.

—Si es tu novia— dijo con una sonrisa burlona.—¿Por qué no ha dicho nada para alejarme?

—Quizá si me hubieses dejado hablar...— comentó Andrea, cruzándose de brazos.

—¿Qué piensan tus hermanos?— dijo Tobías.— ¿O todavía no lo saben? Me encantaría ser el primero en darles la noticia...

—Mis hermanos lo saben y lo aceptan.— mintió Andrea.— Ahora si, por favor, nos dejas disfrutar de nuestra cita, sería de agradecer.

Tobías puso cara de indiferencia, se acercó a Scorpius, que aunque fuese bastante alto era más bajito que él, y se agachó para decirle:

—Esto no ha acabado aquí.

—Yo creo que sí.— dijo Scorpius mirándole a los ojos y sintiéndose extraño, pues nunca le había plantado cara en esos seis años.— Yo creo que después de seis años ya he tenido suficiente. Como te vuelva a ver molestando a alguien, te juro por Merlín que de esa no sales vivo.

Tobías salió de allí, asustado por las palabras del rubio, pero sobre todo, asustado por la ira que desprendían sus ojos al hablar.

Scorpius, por su parte, nunca se había sentido tan bien, nunca se había sentido tan valiente.

Volvió su mirada a la de Andrea, que lo miraba fijamente. La valentía de Scorpius se tambaleó un poco cuando recordó que minutos antes la había llamado "su novia" y probablemente ahora ella estaría enfadada. Pero antes de que él empezase a hablar, ella le cortó con un gesto.

—Gracias.— dijo con una sonrisa sincera.

Y se inclinó sobre la mesa para juntar sus labios con loa del rubio en un beso, un beso de verdad.

—No sabes dónde te estás metiendo.— dijo él, cuando se separaron.— Tus hermanos, mi padre, tus padres, tus tíos, los rumores...

—Scorpius.— le cortó ella.— Me da igual. Te quiero.

Y con una sonrisa tonta, pagó las cervezas de mantequilla y salieron, abrazados, de vuelta a Hogwarts.

white • scorpius malfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora