Era una apacible tarde de verano, estaba revisando unos catálogos yo le ayudaba a Cesar mi pareja con la decoración de las casa modelo, de cada fraccionamiento que iba construyendo, estaba muy absorta en mi trabajo, cuando unos leves golpes en la puerta me sacaron de mi ensimismamiento.
-Pasa Delia.
-Señora la busca una mujer.
-Te dio su nombre.
-Sí, la señora Tania Casasola.
-El nombre no me decía nada, salí a atenderla creí que era una cliente para pedir algún cambio en su casa.
-Cuando la vi, sentí que ya la había visto en algún lugar, pero no ubicaba dónde.
-Hola tome asiento por favor.- ¿En qué le puedo servir?
-Señora perdone que venga a molestarla, pero necesito su ayuda, usted no me conoce, pero yo a usted sí.
-Si me dice quién es usted y que se le ofrece.
-Mi nombre es Tania Casasola y soy la esposa de Jesús, su ex esposo.
-Lo siento, pero no sé en qué podría ayudarla, y si, ahora recuerdo verla visto en algún evento que coincidimos.
En esos momentos la mujer se soltó llorando, con voz entrecortada me dijo.
Jesús está muriendo, le queda poco de vida.
-¡¡Pero que está diciendo!! -¿Qué le pasa?
-Le descubrieron cáncer en el páncreas, se le está extendiendo a otros órganos; él quiere verla a usted y a sus hijos se quiere despedir.
-¡¡Pero es verdad lo que me está usted diciendo!!
-¡¡Usted cree que voy a bromear con la vida de mi esposo!!
-Perdóneme, pero esta noticia me dejo choqueada, ¿En qué hospital esta?
En el centro de cancerología del hospital General.
De pronto repare de un porta bebe que estaba en una sillón.
¿Es suyo el bebé?
-Si es una niña tiene ocho meses
Me acerque a verla y no había ninguna duda que era hija de mi ex, era su misma cara e igualita a mis hijos cuando tenían su misma edad.
-¿Perdón, pero quien la cuida?
-Hasta el día de ayer una sirvienta, pero tuvo que salir a su pueblo por una emergencia y no tengo quien la cuide mis padres no me hablan ellos nunca estuvieron de acuerdo en que uniera mi vida a Jesús por la diferencia de edades, además ellos no viven en la ciudad.
-Si gusta deje la niña con Sofía la persona que me ayuda ella es de mi total confianza, no puede llevar a la bebe al hospital puede pescar un virus o bacteria.
Después de encargarle a la bebé a Sofía partimos al hospital, -y ahí estaba mi marido completamente desconocido, había perdido mucho peso, un color amarillento cubría su piel, dormía con un sueño intranquilo
-Jesús, Jesús despierta la señora Carmela está aquí.
Al escuchar mi nombre abrió los ojos desmesuradamente, Tania salió discretamente del cuarto.
-Gracias por venir, yo solo necesito que me perdones.
-Hace mucho tiempo que lo hice, si no fuera así, no estuviera aquí.
-Gracias necesitaba oírlo de tus propios labios.
-No hables te puede hacer mal.
-Que más mal me puede ir, si estás aquí es porque ya sabes que no me queda mucho tiempo de vida.
-Dios es el que tiene la última palabra.
-Así es, él ya la ha dicho.
-Quiero ver a mis hijos antes de partir de este mundo
-Los veras, ahora mismo les aviso, tenía entendido que ustedes se ven cada mes.
-Así es, pero esta enfermedad me llego tan inesperada, hace un mes que nos vimos yo estaba bien y mírame ahora me estoy muriendo
-Bueno descansa.
-Gracias nuevamente por venir.
-La agonía del padre de mis hijos duro cuatro meses en los cuales nos turnábamos Tania y yo para cuidarlo. El doctor nos recomendó que lo lleváramos a su casa, iba estar más cómodo y sin horarios de visitas.
La enfermedad de mi ex, sirvió para que Tanía hiciera las paces con sus padres ellos se hicieron cargo de su nieta.
Jesús murió rodeado de su familia el llanto desconsolado de su esposa me hizo comprender cuanto amaba esa mujer a su marido, también comprendí que yo no lo había amado demasiado ya que no fui capaz de perdonar su desliz.
Después de la perdida de mi exmarido, me decidí a vivir con mi pareja a nadie lo puede sorprender la muerte solo. -Yo tenía a un hombre que me amaba al igual que yo lo amaba a él.
Fin
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Corazón roto
Short StoryEsta historia está basada en una historia real, sin embargo algunos hechos y personajes son ficticios. Tengo sesenta y seis años. Soy esposa, madre y abuela, por muchos años viví atrapada por el miedo al qué dirán, perdí años de felicidad presa del...