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Terminaba de acomodar mi cabello para cubrirlo con el gorro de la sudadera que llevaba puesta, no había necesidad de un resfrío. Ya nos estábamos por ir y no me daba el tiempo para secar mi cabello, se que no era una gran idea darme una ducha ahora pero era necesaria.

一¡Soyoung! ¡toma la última caja y llévala al auto! ¡ya casi terminamos!一 escuché la voz chillona de Solji por el pasillo del hotel.

Aún recuerdo la primera noche aquí cuando la señora de al lado vino a quejarse por el ruido.

Siempre creí que éramos muy diferentes y es un hecho sostenible, mi hermana suele ser muy superficial y muchas veces interfiere con mi manera de pensar pero no es una mala persona. Yo por mi parte, no soy un ángel, pero suelo preocuparme por otras cosas más que mi apariencia.

De todas formas acaté las ordenes, tomé la pesada caja y me dirigí al ascensor, al estar allí recordé la nueva casa. Aún no estoy convencida de ella, no es que desconfíe pero cuando estuvimos allí fue extraño. Como si algo ya viviera ahí y no nos quisiera en su territorio, aunque bueno, sigo siendo una persona muy escéptica.

El sonido de las puertas del ascensor abriéndose me hicieron percatar de que ya estaba abajo. Caminé hacia la entrada y pude ver donde estaba el auto, fui rápidamente hacia él, la caja me pesaba bastante. Luego de unos eternos minutos, entró mamá con Solji, dejando más cosas atrás y entraron en el vehículo.

一¿Están listas?一 la sonrisa de mamá era innegable. Disfrutaba que esté así.

一¡Claro!一 fingí estar feliz. No es que odiara que nos mudemos, pero no me ponía alegre tampoco. Solji sonrió de la misma manera dando entender que si, fue fácil darse cuenta que no era sincera, habíamos estado algo tristes desde ayer mirando recuerdos de Gwangju.

Pasaron quince minutos exactos, los tenía contados a través de la radio ya que no tenía nada para hacer, mi móvil había muerto. Tan solo me quedaba mirar por la ventana, dándome cuenta de la belleza del sitio, el lugar era muy bonito en sí.

Me di vuelta para ver que hacía Solji, ella estaba inmersa en su móvil, nada fuera de lo común.

一Hemos llegado一 mamá dijo para luego bajarse del auto.

Bajé para tomar dos cajas apiladas. La mayoría de nuestras cosas ya estaban aquí y no eran muchas, para nuestra suerte la casa tenía sus propios muebles.

Mamá abrió la puerta dejándome sentir ese clima que había sentido la primera vez que estuve aquí. Supongo que arreglarán las estufas algún día y no hará tanto frío.


[...]


Estaba abriendo la tercer caja, dentro de ella pude apreciar mi vida en Gwangju, era algo triste. La verdad es que no tenía tantos amigos y los pocos que había hecho quién sabe cuando los vuelva a ver.

一¡Soyoung, iremos a el supermercado! ¡No tardaremos mucho!一 gritó mamá desde abajo, ya estaba acostumbrada a que mi familia se comunique a través de los gritos.

一¡Está bien!一 imite su tono y seguí concentrada revisando la inmensa caja, encontrando más memorias, incluso algunas cosas de papá.

Faltaban solo dos cajas para abrir y acomodar, así que decidí dejarlas de lado por un momento porque iba a terminar muy triste.

Salí de mi habitación para distraerme y comencé a mirar las habitaciones. La de mamá se encontraba en frente de la de Solji, mientras que la mía en frente de una que estaba cerrada con una llave que desconozco su paradero, según el hombre que nos la vendió se encontraba en alguna parte de la instalación. Tal vez eso es el porque es tan barata, tiene algunas desventajas.

A pesar de no tener la llave quise abrir la puerta, era estúpido pero quería intentarlo.

Como era de esperarse, no la pude abrir. Me pregunto donde estarán las llaves, apuesto a que están en algún mueble de la cocina, debería buscarlas allí.

Una brisa recorrió todo mi cuerpo justo antes de que volteara. Pude apreciar de a poco unos pasos, se escuchaban lentamente ejecutados y cada vez más cercanos. A pesar de querer correr me quedé ahí, mi cuerpo no respondía. Los pasos a centímetros de mí, se detuvieron y pude sentir a alguien a mis espaldas, podía sentir una cálida respiración en mi nuca, ocasionando piel de gallina.

Unas grandes manos se posicionaron en mi cintura, me sobresalte y las observe descaradamente, éstas eran muy pálidas. Mi sudadera era algo corta por lo que podía sentir sus manos en mi piel, estaban congeladas.

Jamás intentes entrar ahí.

Era él, el chico de los susurros. Su voz se oía muy clara.

Tomé coraje para voltearme de una buena vez, pero al segundo de hacerlo se esfumó. Nuevamente no había nada.

¿Cómo podía ser? Yo vi esas grandes manos, yo las sentí, me habían tocado.

-¿Pasó algo?- preguntó mamá al verme mientras subía por las escaleras, yo seguía en estado de shock.

¿En qué momento había llegado?

Claramente no le iba a decir nada, me trataría como una loca.

-No- sonreí nerviosa -¿Sabes algo de la escuela? digo si ya podré ir- cambié rápidamente el tema. Cursaría mi último año y en realidad no me va muy mal, suelo tener un buen promedio.

-Si, estuve hablando con una chica del vecindario, me dijo que es una muy buena escuela. Podrás empezar mañana, te anoté hace bastante- explicó mi madre con alegría.

[...]

Le di un último sorbo a mi café, saboreandolo por completo.
Tomé mi bolso y saludé a mamá, no sin antes pedirle la dirección de la escuela. Comencé a caminar hacia el establecimiento, que de hecho no estaba muy lejos pero no quería ir con mamá y Solji, quería conocer las calles de Busan. Caminé por éstas, siguiendo las indicaciones que salían en mi móvil.

Busan es realmente bello, o al menos lo es esta parte. Veía pasar por mi lado muchas parejas, niños, adolescentes, ancianos y todos siendo felices, parecía una escena de película.


Ya solo estaba a tres cuadras de mi destino.


Comence a sentir que alguien estaba detrás mío, estaba escuchaba unos pasos familiares hace diez minutos. Miré hacia atrás pero no había absolutamente nada.

Soyoung, te estás volviendo loca.

demonio ❀; j. jeonggukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora