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Entré a la escuela todavía pensando en lo que pasó ayer con Taehyung.
Ni siquiera pude hablarle, él se fue sin darme explicaciones. No dudo en que la culpa fue mía, yo no debí preguntarle eso considerando que recién nos conocíamos y no teníamos la suficiente confianza. No se si debería darle tanta importancia, ni siquiera llegamos a ser amigos.

Abrí la puerta del salón de química y al igual que ayer, se quedaron mirándome como a una fea cucaracha.

Me senté en la mesa del medio con Yoonhye, ésta me saludó con alegría.
Me gusta su personalidad, puede ser fría y tener carácter mientras que también puede ser alegre y simpática.

Estaba en mi asiento mirando la ventana debido a que el profesor aún no llegaba. De pronto sentí una mirada que me ponía bastante incómoda provocando que me revolviera en mi asiento. Sabía de donde prevenia pero no quería voltear. Se que si lo hago me pondré roja como un tomate y no quiero que eso ocurra.

Soyoung toma coraje, aunque sea por una vez en tu vida.

Y así lo hice voltee encontrándome con la persona que menos quería ver en este momento.

Taehyung, se encontraba mirándome perdidamente, como si estuviera pensando en algo. Sus ojos se conectaron con los míos, rápidamente miré hacía delante y por lo que me dijo Yoonhye, confirmé que me estaba viendo como un tomate cherry. Intenté ocultar mi cara a través de mi suéter bastante más grande que yo.

[...]

Caminé hacía mi casa luego de salir del establecimiento. Pase por las tranquilas calles de Busan, eran increíblemente hermosas. Creo que con unos días más podría acostumbrarme fácilmente a vivir aquí.

Conforme más me acercaba a mi casa más apuraba mi paso, no tenía apuro pero las ganas de llegar y dormir eran incontrolables.

Escuché unos pasos detras de mí, y por inercia comencé a caminar más rápido. Podría ser un ladrón o algo por el estilo.

—¡Soyoung espera!— lo escuché, Taehyung me estaba llamando.
Me detuve sin voltearme para que segundos después él apareciera a mi lado.

—¿Qué pasó?— me hice la distraída, mirando hacia las tiendas de segunda mano y comencé a caminar un poco más rápido intentando dejarlo atrás.

—Quería disculparme por lo de ayer— había apurado su paso —Se que estuve mal por no explicarte nada. Pero hay un tema que es algo delicado para mí.

—No te tienes que disculpar, la culpa fue mía, así que yo te las doy— paré de caminar y le di una sincera sonrisa, para que supiera que mis disculpas lo eran también.

—Hagamos algo, yo aceptó tus disculpas y tu las mías— mostró su sonrisa cuadrada que yo encontraba muy atractiva.

—Hecho— le sonreí de igual forma.

—¿Amigos?— me extendió su mano de manera amistosa.

—Con gusto— estreche mi mano con la suya, una corriente recorrió mi cuerpo de manera brutal.

No lo toques.

—Me diste electricidad— reí y él sacudió mi cabello como a una hermanita menor.

No lo toques, no dejes que te toque.

Los susurros volvieron. Es oficial, estoy loca.

—M-Me tengo que ir, te veo luego—
me di la vuelta rumbo para mi casa que estaba a más de media cuadra.

Caminé tranquilamente si apuro. Al parecer ya tengo dos amigos, me caen bien a pesar de que los conozco hace muy poco tiempo, parecen buenas personas.

Miré hacía la casa, se había puesto bonita a pesar de ser vieja. El señor al cual se la compramos dijo que la casa estaba desde 1950 o algo así.

Mi sonrisa desapareció cuando mi vista se centró en la ventana de mi habitación, y como el primer día, había un chico castaño. Sin dudarlo me adentre rápidamente a la casa, siempre se escapaba.
Al abrir la puerta tire mi mochila en el sofá y subí con velocidad.

—¿Mamá?— pregunté luego de verla saliendo de su habitación. Se supone que a está hora trabaja, no se supone, debería.

—Quería que tengamos una tarde madre e hija.

Oh no.

Mamá suele hacer esto, tiene un día reservado para Solji y otro para mí, según ella es para manternos unidas y tener una relación sana.

—¿Ya es noviembre? Si cuando nos mudamos era octubre— lo dije de manera exagerada.

—Si, 01 de noviembre. Vinimos aquí el 29 de octubre— explicó mientras tomaba una caja y la llevaba a su cuarto —¿Lista para salir?

—Claro. Estuve pensando en cortar mi cabello, ¿qué dices?— mire mi cabello, estaba bastante largo, merecía un cambio.


[...]

Estábamos volviendo a casa en el auto de mi madre. Mi cabeza estaba hacía la ventana de este. Disfrutaba mi corte de cabello, lucía fresco, no lo habían cortado bastante, era un rebajado en las puntas pero aún así me gustaba.

Mamá y yo manteniamos una charla normal. Y por tonta que soy, se me ocurrió preguntarle por los sucesos raros que me habían ocurrido.

—¿Mamá te puedo preguntar algo?— ella asintió con la cabeza mientras su mirada aún seguía en el volante —tú... ¿no te pasó algo en la casa? así como...— no quería que me tratará de loca, así que intentaba buscar una fácil manera de decírselo.

—¿A qué te refieres? si hablas de los vecinos ya hablé con ellos y no harán más ruido, es horrible escuchar eso. Aishh, que asco...— a pesar de que eso era verdad y asqueroso, no tenía nada que ver con lo que iba a decir.

—¡Mamá! no hablaba de eso...— reí para luego ponerme sería, iba a decirselo —habló de que...

—Llegamos— me interrumpió por segunda vez poniéndome aún más nerviosa —¿Qué querías decirme cariño?— apagó el auto y sacó la traba de la puerta
de éste.

Fue ahí cuando me di cuenta la estupidez que estaba por decir.
¿Desde cuando los espíritus, fantasmas y todas esas cosas eran reales para mí?

—¿Sabes... de algún psicólogo por aquí? últimamente ando estresada y me vendría muy bien— y realmente no mentía, llegué a un punto donde estaba por creer en fantasmas. Lo necesitaba.

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se que este capítulo no es el mejor, pero es necesario.♡

a propósito,
¡me están llegando un montón de notificaciones! creo que esto llegará a 1K más rápido de lo que esperaba.

¡GRACIAS!

一¡❁!

demonio ❀; j. jeonggukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora