demonio ❀; j. jeongguk

005

La semana pasó rápidamente, ya era viernes y en realidad no me molesta, prefiero eso a que pase lentamente. Realmente detesto los cambios, no me refiero a mudarnos, si no a haberme ido a un lugar completamente diferente. Me gustaría adaptarme lo antes posible.

Había tomado tiempo para pensar en cuál universidad quiero ir. Se me había ocurrido ir a la de Seúl. O también estudiar en otro país, no creo que sea posible pero me gustaría intentarlo. Tendría que apurarme porque sólo queda un año para terminar la preparatoria.

Una canción se oyó y pude sentir el vibrar de mi móvil en mi bolsillo. Al mirar la pantalla pude darme cuenta que era mamá quien me estaba llamando. Algo extraño, mamá nunca llama a menos que sea algo urgente.

—¿Señorita Kwon?— la profesora elevó su vista del libro que estaba leyendo hasta llevarla completamente hacia mí, lucía intimidante.

—Lo siento, es mi mamá. ¿Puedo atenderla?— sonreí nerviosamente con el móvil aún sonando y vibrando en mi mano.

—Está bien. Pero afuera— hizo cara de fastidio y señaló la puerta para luego volver a su libro que leía tan concentrada.

Me dirigí hacía afuera del salón de clases.

—¿Mamá?—-dije después de atender su llamada.

—Soyoung, ¿puedes esperar a tu hermana a la salida?— se la escuchaba entre fastidiosa y cansada, la mudanza no le sentó del todo bien.

—Si, ¿por qué?— normalmente ella se iba sola, no le gustaba irse conmigo. Se va con sus amigos y sus pretendientes. Ya saben hermanos

—Ella dijo que se quería ir a la casa de una amiga, pero no se quien es. No me arriesgare— me explicó.

—Está bien— suspire —. Traeme algo dulce hoy.

Entré al salón con la mirada de todos encima mío, que de hecho, ya no me molestaba. Se me hizo costumbre.

Me senté en mi lugar, al lado de Yoonhye. Ella tenía la cabeza apoyada en el pupitre, estaba durmiendo. Si no la despertaba la profesora la regañaría.

—Yoonhye— no respondió —Yoonhye— y seguía sin hacerlo —¡Yoonhye!— dije más alto ocasionando que la profesora me mirará. Le di una pequeña sonrisa y miré el libro, en un intento de que no me regañara. Lo bueno era que había logrado mi cometido, Yoonhye despertó. Solté una carcajada, estaba completamente perdida y pude notar un hilo de saliva en ella acompañado de una marca hecha por el libro donde se durmió.

La campana sonó marcando que ya era la hora de salida. Por fin.

—¡Adiós!— pude escuchar a Taehyung, acercandose a nosotras.

—Adiós— me di la vuelta encontrándome con él, me despidió amablemente y yo lo imite. Yoonhye también lo saludó.

—¿Soy yo o solo se sonroja contigo?— dijo Yoonhye burlándose.

—¿Qué dices?— dije algo avergonzada, ella sonrió.

—¿Vamos?— Yoonhye cambió de tema, tomó su mochila y fue hacía a la puerta del salón.

—Iré al baño, puedes irte si quieres— respondí y al igual que ella, tomé mis cosas.

—¿Segura? Tengo tiempo de sobra— argumentó.

—Si, segura. Además tengo que esperar a mi hermana— di una sonrisa para darme vuelta e ir al baño de mujeres.

Entré en él, se podía notar la higiene. Abrí la puerta de uno de los cubículos e hice mi necesidad más urgente, orinar.

Al salir del cubículo lave mis manos, nunca se sabe si hay gérmenes.
Levanté mi cabeza para verme en el espejo.

—¡Ahhh!— grité y bajé la cabeza con velocidad, provocando un poco de dolor en mi cuello.

El chico de la ventana se encontraba aquí, él que me susurra, él que me atormenta.
Subí lentamente mi cabeza y lo confirmé seguía ahí. Por primera vez no se había escapado, me había dado la oportunidad de observarlo.
Su cabello estaba alborotado dándole una sexy apariencia, su ropa parecía vieja, aunque no sucia. Él estaba casi impecable, sacado de revista. ¿En serio esto me atormenta?

—¿Quién eres?— lo miré directamente a los ojos a través del espejo, tenía suerte porque estaba lo suficientemente limpio como para mirarlo.

Él no respondió, sólo continuaba mirando todo mi cuerpo, de pies a cabeza. Su mirada no decía nada, estaba completamente vacía.
Dio un paso más, él estaba más cerca, podía sentir su cuerpo rozando el mío. Di la vuelta, quería verlo.

Wow.

Nunca en mi vida tuve un chico tan cerca. Su pecho casi tocaba el mío, mi respiración hacía que mi pecho bajarse y subiese provocando un pequeño toque.

—¿Por qué me atormentas?— dije ahora más calmada, él no hablaba —¿Eres producto de mi imaginación?

Tomó mi mano, me sobresalte ante el tacto, estaba frío. Quería comprobar que era real, y lo juro que así se sentía.

—No, no, no. Tu no puedes ser real— negué una y otra vez, rompiendo el tacto y me moví por todo el baño tomando con cada una de mis manos mi cabeza —. Me estás haciendo creer que estoy loca. ¿Realmente lo estoy?

No.

Había hablado, ¡habló! Su voz era hermosa a pesar de que ya la había escuchado pero no directamente.

—O sea que eres...

Real

Se acercó a mi quedando a sólo uno pocos centímetros. Juraría poder sentir su amigo, pero este estaba quieto, controlado.

Corrió un poco mi ropa dejando un hombro al descubierto. Puso sus manos en mi cintura y acercó su boca a mi hombro succionando, no podía moverme. Sentí como comenzó a quemar, parecía que estaba sacándome sangre. Quise alejarlo pero con tan sólo una mano me detuvo, tenía demasiada fuerza. Paso unos minutos y el aún estaba ahí. Me estaba haciendo algo, me estaba marcando.

—Duele...—  de una vez me soltó y aún sentía un dolor bastante insufrible.

Ahora.

Tomó mi barbilla elevando mi rostro quedando a la par del suyo. Admire cada facción de su rostro, parecía perfecto.

No tienes escapatoria.

Dejo un pequeño y casto beso en mi labios, que no duró ni dos segundos.

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Algo corto, lo se. Pero el que se viene, agárrense.

Se supone que debía actualizar
ayer pero me re colgué y no
estuve en mi casa, loviu.