̶C̶a̶p̶í̶t̶u̶l̶o̶ ̶Q̶u̶i̶n̶c̶e̶

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Un lunes más en el cual Tyler se sentía echo mierda.

Pasó toda la noche sin poder dormir y cuando por fin pudo conciliar el sueño, minutos después sonó su alarma, indicando que ya era hora de levantarse e ir a la escuela. Al parecer Josh había movido algo más que solo sus hormonas. Y no sabía si le agradaba sentir aquel sentimiento.



Llegó a la escuela con la peor actitud que podría traer. Caminaba hacia la entrada con tanta flojera que parecía como si sus piernas no estuvieran conectadas con el resto de su cuerpo. Ni siquiera pensó en qué ponerse. Solo agarró el primer hoodie que vio al abrir su armario y se lo puso encima sin darse un vistazo en el espejo.

Ya estaba cerca de la puerta principal cuando vio a Dallon acercarse, y no con una expresión muy agradable. Tyler rodó los ojos automáticamente y trató de caminar hacia el otro lado para evitar toparse con él, pero su novio fue más rápido y se paró frente a él.

— ¿Qué carajos pasa contigo Tyler? — dijo el ojiazul con voz dura.

— Buenos días para ti también. Que gusto me da verte. — respondió el castaño con sarcasmo y Dallon tomó su brazo con fuerza, haciendo que se quejara de dolor. — ¡Basta Dallon! No tienes que hacer esto aquí.

Tyler se deshizo del agarre con rapidez y miró a su alrededor. Algunos estudiantes que pasaban por ahí y los que estaban sentados en algunas de las mesas los miraron confundidos y comenzaron a susurrar.

— ¿Cómo te atreviste a borrar el video? — habló Dallon aún con un rudeza y un tono de voz alto.

— ¿De que rayos hablas?

— Serás imbécil. El video que grabamos Brendon y yo, ¿cuál más?

— Deja ya de gritar, qué hay gente aquí y no creo que quieras armar un escándalo ¿cómo se te ocurre pensar que podría borrarlo? Estuviste fuera el fin de semana y tenías tu celular contigo. No soy un hacker ni nada.

— Entonces explica cómo es que ya no está.

— Dallon no lo sé, ya te dije que no hice nada.

— Mientes. — masculló el ojiazul y Tyler refunfuñó del coraje.

Su novio tomó su muñeca con poca gentileza y lo llevó hasta la mesa en donde estaba Brendon sentado junto con otros chicos. El castaño casi arrastró los pies al caminar de mala gana hasta donde Dallon lo llevaba.

— Brendon, muéstrale a Tyler que el video no está en ninguno de nuestros celulares. — dijo el ojiazul apretando los dientes. El azabache sacó su celular pero Tyler hizo que lo bajara.

— No tienes que hacerlo Brendon, ya le dije muchas veces a Dallon que yo no hice nada. — el chico guardó nuevamente su celular y miró al ojiazul.

— Brendon que esperas, hazlo.

— No. — se volvió a meter el castaño. — es suficiente Dallon. No tienes pruebas que confirmen que yo lo hice. Lamento que ya no tengas con qué masturbarte.

Dallon frunció el ceño y Tyler se giró para empezar a caminar nuevamente hacia la puerta principal. El ojiazul volvió a alcanzarlo y le dio vuelta poniendo la mano sobre su hombro.

— ¿Crees que puedes hablarme de esa forma? — se impuso Dallon con agresividad.

— ¿Y tú crees que puedes tratarme así cuando se te antoje? Soy un ser humano como cualquier otro y merezco respeto. ¿Y te digo algo? Que bueno que ese video desapareció. Así ya no tengo motivos para quedarme contigo.

— ¿Qué dices?

— Fue suficiente Dallon, terminamos. No quiero saber nada de ti y no quiero que me busques. Te aguanté mucha mierda el último año y no dejaré que me sigas arruinando la vida.

● his hair smells like chocolate ● [joshler] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora