El viento vuela los pequeños cabellos que no llegan a mi coleta. Cierro los ojos.
Es una de las pocas cosas que pueden disfrutarse, y te hacen olvidar todo a tu alrededor, sin importar nada.
Vuelvo con paso lento junto a Dest y la niña.
- ¿De qué te ríes? - hasta ese momento no había notado que estaba sonríendo. Había olvidado cómo se sentía que algo tan simple te hiciera sonreír.
Cuando veo hacia dónde se dirigen ambas, la pequeña sonrisa que tenía en los labios, se esfuma.
- Wow, para el carro, ¿Hacia dónde la llevas? - le pregunto a la castaña tomándola del hombro, obligándola a que pare.
- ¿Cómo que "hacia dónde"? Tenemos que ayudarla, Drey. - dice apuntando a la niña con la cabeza.
- No, no "tenemos". ¿Planeas adoptarla? - ella me fulmina con la mirada antes de seguir su camino. Suelto un bufido.
Entramos en la casa, con una de nosotras cojeando y quejándose.
Dios, ¿Nunca ha tenido una herida antes?
Dest la lleva a la sala de estar, y la recuesta sobre el sillón. Comienza a acomodar cojines para su pierna y espalda. Yo, por otro lado, me limito a solo observar desde el umbral de la puerta, con los brazos cruzados sobre mi pecho.
Destiny se levanta del suelo y sale de ahí dejándonos solas a la niña y a mi.
El momento más cómodo de mi vida, sin dudas.
Cuándo regresa, trae consigo una bolita de algodón, unas pinzas de sacar cejas, un pequeño envase, y poco de alcohol en una botella. En su hombro trae guindando lo que parece ser un trozo de tela. Comienza tomando el algodón, y mojándolo con solo un poco de alcohol. El mismo, lo pasa por la herida quitando la sangre que estorba. Inmediatamente, la bolita se torna de un color rojo intenso y vivo.
A este punto ya la niña estaba a punto de llorar por el ardor.
- Vas a desmayarte si aguantas todo el dolor. - le dice Dest a la niña, colocando el algodón a un lado.
- Yo tengo un sedante muy eficiente. - le digo a Dest con una media sonrisa. Ella me mira negando con la cabeza.
- ¿Que tipo de sedante? - escucho decir a la niña. Yo formo mi mano un puño y lo alzo para que lo vea. Su rostro confuso se vuelve uno totalmente inexpresivo. Sus grandes ojos se cierran y suelta un suspiro. Lo medita unos segundos, hasta que habla:
- Hazlo. - ordena con los ojos aún cerrados.
- ¿Estás segura?- le pregunta Dest. Abres sus grandes ojos verdes, y los posa en mi amiga.
- Si. - responde al mismo tiempo que asiente. Dest se levanta y se aparta, dándome espacio. Sin esperar, le lanzo un fuerte puñetazo a la mandíbula. Su cara se gira hacia la izquierda por la fuerza del impacto. Sus ojos se cierran con fuerza, pero no se queja. Nuevamente sin esperar nada, le lanzo un segundo puñetazo, ésta vez más fuerte y preciso. La cabeza de la niña cae sobre el espaldar del sofá, ahora sí, completamente inconsciente. Dest se acerca satisfecha e incrédula.
- ¿Has estado practicando acaso? - murmura riendo mientras toma de nuevo la bolita de algodón.
- Con el tiempo se pierden habilidades. - río y me siento en el pasamanos del sofá.
Introduce las pinzas en el agujero sangriento, y comienza a rebuscar entre la piel para dar con el objetivo. Unos minutos después se escucha un silencioso y suave choque de metales.
Hace presión con las pinzas y logra sacar la bala. Sonríe victoriosa mientras la observa.
- ¿Calibre? - le pregunto mientras me levanto para buscar el arma de la niña sobre la pequeña mesa de té.
- 9 milímetros. - responde con el ceño fruncido. - ¿Crees que..?
- El sonido del disparo concordó con una Springfield. - le interrumpo.
- Estoy de acuerdo. - responde.
Suelto una enorme carcajada al ver el arma. Ella me observa con confusión, pero no puedo dejar de reír. Mi estómago comienza a doler por tensarse tanto. Ella se acerca a mi lado, y cuando ve el arma, su ceño fruncido se va.- Bueno.. - sus ojos se pasean por el suelo. - Tal vez sea una coincidencia.
-Por supuesto. - suelto un bufido. - no me sorprendería que la mocosa se haya disparado a sí misma desenfundando el arma.
- ¿Cuál es tu problema? - pregunta exasperada.
- Oh, no, no vayas por ahí. No voy a discutir contigo de esa maldita niña. - le aclaro, impasible. Me dirijo a las escaleras, pero al llegar al umbral de la puerta, siento su mano en mi antebrazo, deteniéndome. Hala de un tirón, obligándome a quedar frente a frente.
- Sí, hablaremos de ello, ahora. - ordena ella, lentamente.
Suelto un suspiro, sintiendo como la rabia comienza a crecer en mi.
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The Final World
Science FictionAunque no quede nada en el mundo, aunque el universo esté en tu contra, aunque todo se haya ido por la borda; no te des por vencido. No todo está perdido, si sabes quién eres, y a quiénes tienes a tu lado. Es solo cuestión de valorar. Mi nombre es D...