El tiempo parece correr a toda velocidad en aquellos momentos en los que deseamos que se detenga.
Dicen que pasa con todo. Que lo bueno es efímero, que lo bueno "muere joven".
Pero yo no puedo dejar de preguntarme...
¿Realmente es bueno si muere joven?
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No puedo creer lo que me está contando.
No sé si sentir dolor, furia, tristeza o indiferencia.
No sé por qué me sorprende. Matteo había vuelto a estar conmigo solo porque discutió con Luna...
—Entonces... Te besó.
—Si, pero yo le pegué una cachetada. Es un...
—Un idiota.—Aporto.
Suspiro. No sé que pensar de él. Lo conozco, no es mala persona, solo...
Es débil.
No lo culpo. Yo también lo soy.
—Bueno... Gracias por contarme, Luna.
—No hay de qué. Oye... ¿Podrías...?
—Tranquila, lo voy a pensar. Pero entre nosotras, ya no te me hacés tan infumable.
—¿En serio?¡Gracias Ámbar!
Me abrazó.
—Eyeyeyey. Pará un poco confi. Que no te dije que te perdonaba.
—Confío en que lo harás pronto.—Dice, y se va. Yo me quedo ahí, sin saber que hacer, que pensar, que sentir, que decir...
Y aparece él. Él ya lo sabía todo. Era obvio que lo sabía. De hecho, todos sabíamos que tarde o temprano esto iba a pasar...
Solo me abraza. No me dice nada. No correspondo.
—Oye... No estés así...
—Simón... Perdón pero... Te voy a pedir que no te metas.
—Está bien, entiendo, yo... Perdón
—No es tu culpa, solo... Quiero estar sola.
—¿Segura?
—Si, si...
—Oye, Ámbar, sabes que puedes contar conmigo para lo que tú quieras, bonita.
Sonrio levemente.
—Si. Lo sé. Gracias, Simón.
—No tienes por qué agradecer. Lo hago porque así lo siento
—Dejá de querer darme diabetes, nene.
Reímos.
—Solo... Quiero que sepas que me preocupo por ti, Ámbar. Eres mi amiga y yo solo quiero que estés bien. Y si estar bien implica que matteo esté muerto pues iré y lo acuchillare hasta su muerte.
—¡Que malo!—Rio.
—Bueno, si, quizás exageré un poco... Pero si.
—Quedate tranquilo. Yo me encargo de Matteo.
—Genial, porque viene hacia aquí. Yo lo observaré desde otra mesa, te juro que si se pasa no lo dudo más, le daré su merecido.
Río
—Andá.
Se va. Matteo se sienta.
—Ámbar... Tenemos que hablar.
—Besaste a Luna, lo sé. Seguís enamorado de ella, también lo sé.
—Àmbar, yo...
—No digas nada, Matteo, no tenés por qué. Yo entiendo todo. Sé que Luna es... El amor de tu vida. Y no pienso competir contra eso.
Me abraza.
—Gracias por entenderme...
Pienso en lo que sucede, no me sorprende.
"Hacer lo mismo otra vez y esperar un resultado diferente es la definición de locura"
Él dice que la frase viene de Einstein, yo la escuché en una serie
Pero más allá de el origen de la frase, lo que impacta es la realidad que conlleva.
Y teníamos una prueba de ello. Éramos la prueba de ello.
Matteo y yo, rompiendo, otra vez.
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Re desaparecí como de costumbre.
Me dí cuenta que hay cosas que no cierran y por ende estoy cambiando un poco el libro, por eso van a notar cierta tardanza.
A todo esto, me hice otra cuenta en Twitter, vayan y síganme, están avisados, es @ohmysimbar
